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La diplomacia y el conflicto entre Israel y Palestina: la hora de España

España reconoce formalmente, este 28 de mayo, el Estado palestino. La decisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no ha dejado a nadie indiferente en España. Tampoco en la arena internacional. ¿Qué consecuencias tendrá?

España reconoce al Estado palestino.
Palestina cuenta con el reconocimiento de 142 de los 193 estados miembros de la ONU.

Los brutales ataques de Hamás a Israel y la respuesta de Israel en Gaza han abierto varios frentes; uno es el de la información que, desde luego, es cada vez más un arma de guerra; el otro, el que nos ocupa, es el diplomático.

El reconocimiento que hará efectivo mañana el Gobierno español, junto con Irlanda y Noruega, tiene una carga simbólica, pero poca efectividad; la realidad es que poco cambiará en las relaciones diplomáticas con Palestina, aunque sí puede acarrear problemas con Israel y con Estados Unidos.

La decisión no es fruto de consenso con el principal partido de la oposición sino con un movimiento diplomático de la coalición de Gobierno. Este hecho se corresponde con el disenso en política exterior que vivimos en nuestro país en los dos últimos decenios, al menos, y no con una política de Estado, es decir, a muy largo plazo.

El conflicto en un análisis breve

Este hecho tiene algunas aristas importantes que es preciso conocer. En primer lugar, el conflicto entre Israel y Palestina se caracteriza, entre otras cosas, porque:

España reconoce al Estado palestino Homenaje en Israel a las víctimas y secuestrados israelíes por Hamás.

  • Es un conflicto casi bíblico. Las raíces de este problema son históricas y tienen un carácter endemoniadamente complicado; desde la expulsión de los judíos a cargo del Imperio Romano, en los años 150 de nuestra era, y hasta su regreso paulatino a raíz de los pogromos y del Holocausto y la resolución de Naciones Unidas número 181 de 29 de noviembre de 1947, conocida como el plan de partición de Palestina. En esta resolución se recomendaba, la creación de dos Estados, uno árabe y otro judío, con Jerusalén bajo administración internacional.
  • Existe un odio feroz en la zona hacia el Estado de Israel. Irán y sus actores proxy, Hamás y Hezbolá como más significativos, quieren la desaparición de Israel y todo lo que conlleva, bajo el tristemente famoso lema “desde el río Jordán, hasta el mar Mediterráneo”. Hay un gran odio entre israelíes y palestinos.
  • Hay una variedad de actores, algunos no estatales, como los mencionados grupos terroristas, sumamente volátiles en la zona.
  • Es difícil discriminar la verdad de la propaganda. Si en la guerra, uno de los principales muertos es la verdad, en esta hace tiempo que falleció y la campaña de desinformación lucha por todas partes y en ambos bandos.
  • Provoca serios dilemas morales. Pongo un ejemplo: el día 7 de octubre de 2023, una gran parte del mundo estaba del lado israelí tras los salvajes atentados perpetrados por Hamás. Sin embargo, transcurridos estos meses, y aun sabiendo que este grupo terrorista se esconde tras los civiles en la Franja, la muerte de personas inocentes nos causa un terrible dilema moral que se mezcla, además, con el punto anterior: la desinformación permanente.

España reconoce el Estado palestino Un joven palestino, entre los escombros tras un bombardeo israelí.

Irán como vértice

Irán es, desde el punto de vista del orden mundial, un estado revisionista; este es un término de la teoría de la transición de poder, dentro del campo de las relaciones internacionales, que describe estados cuyo objetivo es cambiar o poner fin al sistema actual, en el que hay estados hegemónicos, o de statu quo, y estados revisionistas como Rusia, Corea del Norte o Irán.

Irán es enemigo de Occidente y del concepto de estado y de ciudadanía, con todo lo que
ello conlleva. Su gran mira de futuro en esta revisión es la caída de Occidente y, como
misión principal en la región, la de Israel, a quien considera un emisario de su gran
enemigo, Estados Unidos, para sembrar el mal en la zona.

Es Irán quien está detrás de los actores proxy que alientan los conflictos en el territorio de Israel y Palestina. Para él y para estos actores no hay Estado, hay califato; no hay ciudadanos, hay siervos de Alá; no hay derecho en el sentido occidental, sino ley islámica o sharía, y no hay una relación con Occidente porque su gran objetivo es que desaparezca como civilización.

Reconocimiento internacional de Palestina como estado

En este orden de cosas, Palestina, que nunca fue un Estado independiente sino una provincia de diversos imperios, cuenta con el reconocimiento de 142 de los 193 estados miembros de la ONU.

La mayoría de ellos están en América del Sur, África y Asia, y muchos de ellos en estos dos últimos continentes, son países árabes que vivieron como un ataque la creación del Estado de Israel en 1947.

En la Unión Europea, de momento, son 11 los países que reconocen el Estado de Palestina: Bulgaria, Chipre, Eslovaquia, Hungría, Malta, Polonia, República Checa, Rumanía y Suecia, que lo hizo en 2004, a los que se suman España e Irlanda, además de Noruega, que no es miembro de esta organización.

Qué reconoce España

El Ejecutivo español, por el momento, parece no tener intención de abrir una embajada en Ramala, en Cisjordania, como tienen 40 países del mundo que han reconocido a Palestina y, de momento, parece que el cónsul general en Jerusalén será quien represente a España ante el nuevo Estado, algo que ya hacía antes.

Tampoco parece que vaya a haber cambios en Madrid, salvo en el nombre. La delegación diplomática palestina, sin duda, cambiará su denominación por embajada. Son cambios simbólicos, pero entonces, ¿qué reconoce España?

Recordemos que la conceptualización política clásica del Estado es la de una organización social con fronteras –un territorio–, instituciones soberanas, una cierta comunidad de personas y regulación legislativa. A ello se le añade tradicionalmente el concepto weberiano de que debe estar en posesión del uso en monopolio de la violencia –entiéndase violencia como leyes, su aplicación por jueces y servicios policiales para perseguir el delito, además de fuerzas armadas para ejercer su legítima defensa–.

Dicho esto, España y las demás naciones que lo hacen, reconocen:

  • Un Estado dividido territorialmente en dos: Cisjordania y la Franja de Gaza.
  • Un Estado con dos organizaciones a modo de Gobierno, una en cada lado del territorio, la ANP regida por Al-Fatah en Cisjordania y la organización terrorista Hamás en la Franja de Gaza.
  • Una población en parte secuestrada por un grupo proxy de Irán, Hamás.
  • Un Estado con escaso reconocimiento occidental.

Todo ello, en el seno de una Unión Europea que pretende tener una política exterior común, pero que también en esto está muy dividida.

En clave interna, española y comunitaria, es un mensaje de disenso en política exterior muy notable para el futuro. Las consecuencias están por ver.

Esto lo estamos analizando en el Máster Universitario en Estudios de Seguridad Internacional de la UNIR.

  • Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales

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