Alba Vila Paz
Adaptar espacios y servicios para personas con diversas capacidades físicas, sensoriales y cognitivas es esencial. Este artículo explora cómo crear entornos inclusivos que promuevan una atención digna y equitativa para todos los individuos.

En el contexto de la intervención sociosanitaria, garantizar la accesibilidad para todas las personas es una prioridad fundamental. La accesibilidad no solo se refiere a la eliminación de barreras físicas, sino también a la creación de entornos y servicios que puedan ser utilizados por personas con diferentes capacidades cognitivas, física y sensoriales. Este enfoque inclusivo permite que cada individuo reciba una atención digna y equitativa.
La accesibilidad universal es un principio que asegura que todas las personas, independientemente de sus capacidades o condiciones, puedan usar entornos, servicios, productos y elementos de forma segura, autónoma y cómoda. Este concepto, definido por el CEAPAT (2025), enfatiza la necesidad de eliminar barreras físicas, sociales o culturales para garantizar la igualdad de oportunidades.
Así mismo, también debemos emplear el término diseño universal, establecido en el RDL 1/2013, que se refiere a la creación de productos y entornos accesibles desde su concepción, evitando la necesidad de realizar adaptaciones específicas para personas con discapacidad. Esto no solo incluye elementos físicos, como rampas o ascensores, sino también sistemas digitales, señalética y procedimientos administrativos.
Las dimensiones de la accesibilidad
En la cotidianeidad actual no siempre tenemos la oportunidad de garantizar el diseño “desde cero” y por ello es necesario ofrecer y diseñar entornos desde el enfoque de la accesibilidad física, cognitiva y sensorial, y conocer cómo estas dimensiones pueden integrarse en la intervención sociosanitaria.
Elaboración propia
La accesibilidad física se refiere a la adaptación de los espacios y servicios para que puedan ser utilizados por personas con movilidad reducida o con discapacidad motora. En este ámbito, algunas estrategias se incluyen:
- Adaptación de los espacios físicos: Instalar rampas, ascensores, puertas automáticas o aseos adaptados. Estes elementos son importantes para garantizar que los usuarios puedan desplazarse sin dificultades.
- Señalización adecuada: Los carteles y señales deben ser claros, con tipografías legibles y ubicados a una altura accesible.
- Mobiliario ergonómico: Asegurarse de que las sillas, productos de apoyo y otros equipos sean cómodos y funcionales para personas con diferentes necesidades.
Desde la intervención sociosanitaria, es fundamental que los profesionales, por ejemplo terapeuta ocupacionales, evalúen los entornos y trabajen en conjunto con especialistas en arquitectura o diseño para garantizar espacios accesibles.
La accesibilidad cognitiva se centra en facilitar la comprensión de información y servicios para personas con dificultades cognitivas, como aquellas con discapacidad intelectual, demencia o trastornos del desarrollo. Algunas acciones para promoverla incluyen:
- Diseño de materiales comprensibles: Los textos y materiales deben ser claros, simples y visuales. El uso de pictogramas y lenguaje fácil de entender es la base.
- Capacitación del personal: Los profesionales sociosanitarios debemos saber comunicarnos de manera clara y empática, adaptándonos a las necesidades de cada usuario. También se recomienda simplificar la burocracia sociosanitaria.
- Creación de rutinas claras: Siempre recomendamos establecer horarios y rutinas para promover la autonomía personal.
En este sentido, la colaboración con terapeutas ocupacionales, psicólogos o educadores sociales es esencial para diseñar intervenciones personalizadas que promuevan la inclusión y la autonomía de los usuarios.
La accesibilidad sensorial tiene como objetivo garantizar que los entornos y servicios sean utilizables por personas con discapacidades sensoriales, como las auditivas o visuales. Algunas estrategias destacadas son:
- Señales auditivas y visuales: Incorporar sistemas de avisos que combinen sonidos, luces y vibraciones para comunicar información relevante.
- Tecnología asistiva: Uso de dispositivos como audífonos, bucles magnéticos, pantallas con subtítulos y lectores de pantalla.
- Diseño multisensorial: Crear entornos que sean agradables y comprensibles para personas con hipersensibilidades o dificultades sensoriales. Por ejemplo, reducir el ruido ambiental o garantizar una buena iluminación en los espacios de trabajo.
La inclusión como derecho
Es importante también fomentar una educación inclusiva, donde los profesionales sepan cómo interactuar y comunicarse con personas con diferentes discapacidades sensoriales. Esto incluye el aprendizaje de lengua de signos o el uso de sistemas alternativos y aumentativos de comunicación (como pictogramas o tableros de comunicación).
Para garantizar una verdadera inclusión, es esencial abordar la accesibilidad de manera integral, combinando sus dimensiones física, cognitiva y sensorial. Esto implica diseñar pensando en todos, realizar evaluaciones periódicas de accesibilidad en espacios y servicios para identificar barreras y proponer mejoras, trabajar de manera interdisciplinaria con arquitectos, terapeutas y otros profesionales para atender las necesidades específicas de los usuarios, y promover programas de sensibilización y formación que fomenten una actitud inclusiva y respetuosa por parte del personal sociosanitario.
La accesibilidad física, cognitiva y sensorial es un pilar fundamental de la intervención sociosanitaria. Garantizar entornos y servicios inclusivos no solo va a mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad, sino que también fortalece el compromiso ético y profesional de los trabajadores del sector. La inclusión no es un lujo, sino una necesidad y un derecho que debe ser garantizado.
Referencias bibliográficas
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- Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades