Álvaro González
Este artículo detalla la experiencia de 2024 entre la Intendencia de Montevideo y el Ministerio de Derechos Humanos de Brasil, destacando el intercambio y la colaboración en proyectos de desarrollo en el ámbito de la cooperación internacional.

En los últimos cuarenta años, la cooperación al desarrollo ha experimentado un notable cambio de patrón. Se ha transitado desde una relación Norte-Sur, en la que los países desarrollados proporcionaban principalmente asistencia económica a los países en desarrollo, hacia un enfoque más promotor de desarrollo de capacidades y ejercicio de derechos.
Este nuevo paradigma se refuerza con la creciente colaboración entre los países del Sur Global, que complementan las políticas tradicionales de cooperación y promueven una mayor equidad y empoderamiento.
En las modalidades de Cooperación Sur-Sur y Cooperación Triangular, los países con realidades semejantes y problemáticas comunes han encontrado un punto determinante para el éxito del intercambio. Los principios de horizontalidad, igualdad y beneficio mutuo han superado la visión asistencialista y jerárquica de la cooperación tradicional del siglo XX.
La lucha por la inclusión
A nivel global se ha producido un significativo avance en la reivindicación de derechos por parte de diversos colectivos. Un ejemplo es el de las personas con discapacidad, la minoría más grande del mundo representando el 15% de la población mundial. La ratificación de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad marcó un hito en la defensa de sus derechos. El acuerdo propuso una serie de medidas para ser incorporadas por los países y mejoraran sus marcos normativos basados en los derechos humanos y promoviendo una perspectiva inclusiva.
Este acuerdo aboga por la creación de entornos accesibles y libres de barreras, desafiando los modelos tradicionales de atención segregada y poniendo de manifiesto cómo el capacitismo limita la plena participación de las personas con discapacidad en la sociedad. En este sentido, la Convención redefine la discapacidad, no como una deficiencia individual, sino como un producto de barreras sociales y ambientales que impiden la igualdad de oportunidades.
La tecnología asistiva
El tratado introduce el concepto de ajustes razonables como elemento clave para garantizar la plena participación de las personas con discapacidad. Este enfoque trasciende la mera accesibilidad física, abarcando modificaciones y adaptaciones personalizadas que permitan a cada individuo desarrollar su potencial al máximo.
Los ajustes razonables se materializan a menudo en sistemas de apoyo más complejos, que incluyen la tecnología asistiva. Esta última engloba una amplia gama de herramientas y recursos, tanto tangibles (prótesis, órtesis, dispositivos de movilidad, hardware) como intangibles (software, aplicaciones, metodologías de apoyo), diseñados para promover la autodeterminación y la independencia de las personas con discapacidad.
La disponibilidad y el acceso a la tecnología asistiva varían significativamente entre países, según los informes de la OMS y UNICEF (2022). Esta desigualdad refleja las disparidades en los niveles de desarrollo y limita el acceso de millones de personas con discapacidad a herramientas que les permitirían participar plenamente en la sociedad. La cooperación internacional puede desempeñar un importante papel en la reducción de estas brechas y en la promoción de soluciones innovadoras en materia de tecnología de asistencia.
Colaboración Sur-Sur
En este nuevo contexto, la Cooperación Sur-Sur ha cobrado especial relevancia, promoviendo la colaboración entre países en desarrollo para abordar desafíos comunes.
América Latina se ha posicionado como una región pionera en la cooperación Sur-Sur, impulsando iniciativas que fortalecen los vínculos entre los países y fomentan el intercambio de conocimientos y experiencias. Uruguay, por ejemplo, ha transitado de ser receptor de ayuda al desarrollo a convertirse en un actor proactivo en la cooperación internacional. La creación de la Agencia Uruguaya de Cooperación Internacional (AUCI) fue un hito en este proceso, permitiendo al país asumir un rol dual como donante y receptor de cooperación.
A través del Mecanismo de Cooperación Sur-Sur (MECSS), el Programa Iberoamericano de Cooperación (PIFCSS) convocó a las agencias de cooperación a desarrollar una herramienta innovadora para fortalecer la colaboración técnica. En respuesta a esta llamada, un equipo técnico conformado por referentes del Ministerio de Derechos Humanos y Ciudadanía de Brasil, y de la Secretaría de Discapacidad de la Intendencia de Montevideo presentaron el proyecto “Integración e inclusión: Fortaleciendo las políticas de tecnologías de asistencia a través de la cooperación Brasil-Uruguay”.
Dentro de este marco, los equipos se propusieron diseñar un mecanismo de cooperación bilateral para fortalecer el acceso a Tecnologías de Asistencia (TA), capacitar profesionales e implementar políticas efectivas que promuevan la plena inclusión de personas con discapacidad en ambos países.
Formación en cooperación internacional
En un trabajo conjunto desarrollado entre septiembre y diciembre de 2024, ambos equipos lograron desarrollar una herramienta de cooperación internacional que facilita el establecimiento de alianzas estratégicas entre instituciones. Este instrumento proporciona un conjunto de indicadores y metodologías que permiten a los equipos de cooperación establecer una línea base común y diseñar proyectos colaborativos de manera más eficiente.
La herramienta desarrollada representa un valioso aporte al campo de la cooperación Sur-Sur, promoviendo la transferencia de conocimientos y buenas prácticas en materia de inclusión social.
La sostenibilidad de los proyectos de cooperación internacional en el ámbito de la discapacidad requiere de una visión a largo plazo y de la construcción de capacidades locales. La formación en cooperación internacional juega un papel fundamental en este proceso, equipando a los profesionales con herramientas necesarias para fortalecer la articulación con las instituciones involucradas en el establecimiento de alianzas y garantizar la continuidad de las acciones implementadas.
El Máster en Cooperación Internacional al Desarrollo: Gestión y Dirección de Proyectos de UNIR permite desarrollar competencias en el ámbito de las relaciones internacionales, facilitando el proceso de intercambio entre los equipos participantes en proyectos de desarrollo en el ámbito de la Cooperación Internacional. El presente artículo da cuenta del trabajo fin de máster de un antiguo alumno de la universidad* que se materializó en la experiencia realizada en 2024 entre la Intendencia de Montevideo (Uruguay) y el Ministerio de Derechos Humanos de Brasil.
(*) Álvaro González, Lic. en Terapia Ocupacional, egresado de master Cooperación Internacional al Desarrollo: Gestión y Dirección de Proyectos (Universidad Internacional de La Rioja).
- Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades