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Las crisis migratorias son flujos o movimientos de personas transfronterizos y a gran escala debido a un problema estructural o coyuntural en los países de origen.
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Los movimientos migratorios son consustanciales a la historia de la humanidad. Desde el origen del género homo, el traslado de un hábitat a otro ha sido una constante del proceso evolutivo de nuestra especie. En las sociedades modernas desarrolladas y plenamente sedentarias de la actualidad, estos procesos tampoco resultan ajenos como consecuencia de múltiples factores que, en la última década, han desencadenado una crisis migratoria de una magnitud sin precedentes.
Por este motivo, explorar las causas subyacentes, analizar las consecuencias e identificar las posibles soluciones se ha convertido en una labor fundamental para las distintas entidades gubernamentales, así como para las organizaciones internacionales o supranacionales y el conjunto de las sociedades a las que representan. Para aquellas personas interesadas, UNIR ofrece el Máster en Cooperación Internacional online.
Con esta formación, los futuros egresados podrán adquirir las competencias necesarias para explorar propuestas o brindar consejos que sirvan para atenuar algunos de los problemas de índole socioeconómico que soportan los países, sobre todo aquellos en vías de desarrollo.
En general, a través de proyectos de cooperación internacional o de coordinación internacional, se busca fomentar el progreso en aquellas regiones donde la pobreza, la ausencia de instituciones fuertes u otros obstáculos de índole estructural impiden el crecimiento y la prosperidad.
¿Qué es una crisis migratoria?
Una crisis migratoria es un flujo o movimiento de personas transfronterizas a gran escala debido a un problema estructural o coyuntural en los países de origen de los inmigrantes. Este puede prolongarse en el tiempo o sufrir cambios en su seno que impliquen una mayor o menor presencia de las instituciones de los países receptores encargados de gestionarlas.
Causas de las crisis migratorias
Las causas de las crisis migratorias pueden ser múltiples e incluyen aspectos clave como:
- Los conflictos políticos, generalmente de índole bélica, que obligan a que una gran parte de la sociedad se vea forzada a desplazarse a otro país.
- Los conflictos culturales, ya sea por motivos religiosos (persecuciones), o por cuestiones raciales o étnicas que busquen la eliminación física y sistemática de minorías o privarles de su libertad.
- Los problemas estructurales de naturaleza económica o social que impiden el crecimiento de un país y, por ende, la ausencia de oportunidades laborales o de desarrollo profesional.
- La inseguridad jurídica, la falta de garantías o la ineficacia de los resortes coercitivos de un determinado Estado, aquellos llamados fallidos, que no son capaces de garantizar la convivencia o de frenar la violencia generalizada.
- Los efectos del cambio climático o los desastres naturales son otro tipo de condicionantes a tener en cuenta.
Consecuencias de una crisis migratoria
Las crisis migratorias pueden tener consecuencias diversas tanto para los países de origen y destino como para las personas que se ven obligadas o deciden migrar. Algunas de estas repercusiones son:
- Grave impacto humanitario. En la migración irregular, las personas desplazadas o refugiadas que requieren asistencia humanitaria urgente son numerosas. Los riesgos para la seguridad y el bienestar de los migrantes son ingentes, incluyendo situaciones dramáticas como los menores inmigrantes abandonados en la frontera.
- Consecuencias políticas y sociales. La problemática asociada a la gestión de la inmigración en los países de recepción ha provocado el surgimiento de discursos xenófobos o movimientos antiinmigración que han modificado sustancialmente el panorama político de numerosos países.
- Consecuencias económicas. Los países receptores han de destinar mayores recursos públicos para sostener las labores de asistencia sanitaria y habitacional de las personas migrantes. Asimismo, la llegada de una mano de obra poco cualificada implica que, en países con sistemas productivos de escaso valor añadido y muy dependientes de un determinado sector productivo, como es el caso de España, podrían saturar un mercado laboral muy poco flexible en comparación con otros países de nuestro entorno. Igualmente, esta situación perjudica a los países de origen, ya que supone la pérdida de un capital humano, generalmente joven, que representa la base del desarrollo económico de cualquier nación.
- Exclusión social. En algunas ocasiones, la población migrante encuentra dificultades para la integración social y cultural en los países de acogida, lo que subraya la importancia de la intervención social con inmigrantes.
Las crisis migratorias en España y Europa
España y Europa han experimentado diversos contextos migratorios, tanto legales como irregulares. En la actualidad, se enfrentan a desafíos significativos derivados de conflictos como la guerra en Ucrania o las tensiones en Oriente Medio, lo que ha puesto de relieve la importancia de proteger los derechos de los refugiados.
Se ha de advertir que las crisis migratorias no se ajustan necesariamente a un carácter meramente irregular o ilegal, sino que también pueden estar acompañadas de movimientos o flujos migratorios que buscan entrar en un país a través de procedimientos legales.
En este sentido, España y Europa han tenido contextos en los que la migración era mayoritariamente legal, como por ejemplo la década de 1950 o 1960, en la que un sector de la población española emigraba a países del centro o del norte de Europa; o durante principios de la década del 2000, momento en que los efectos de la burbuja inmobiliaria atrajeron a un gran número de inmigrantes procedentes de Europa del Este para emplearse en el sector de la construcción.
Frente a esta realidad, existe una migración irregular que, para el caso de España y el conjunto de los países miembros de la Unión Europea, ha tenido varios momentos clave:
- La emergencia de la Primavera Árabe entre 2010 y 2012, y sus repercusiones sociopolíticas (la guerra civil en Siria o en Libia).
- Los conflictos internos en numerosos países del África subsahariana.
- En la actualidad, la crisis migratoria por las guerras en Ucrania y Oriente Medio.
¿Hay solución a las crisis migratorias?
No existen soluciones definitivas a las crisis migratorias, ya que estos flujos son a menudo impredecibles y están sujetos a factores multicausales. Abordar las causas fundamentales como la pobreza extrema, los conflictos bélicos o los efectos del cambio climático requieren de una intervención coordinada a nivel internacional.
Las políticas deben equilibrar la necesidad de ayuda humanitaria con las preocupaciones de las sociedades receptoras. Además, es crucial considerar el papel de las remesas en las economías de los países de origen y fomentar el desarrollo sostenible en esas regiones. La entrada de divisas y capitales proporcionan fuentes de financiación que, a largo plazo, deberían satisfacer las necesidades más apremiantes de una determinada comunidad política. Esto, a su vez, también podría reducir los movimientos migratorios.
El problema en la mayor parte de los casos reside en la voluntad manifiesta o no de los políticos para acometer las reformas pertinentes. Los intereses creados dentro de los países de origen y la salida de personas que buscan oportunidades laborales o una estabilidad económica que sus comunidades no les conceden, son sinónimo de descontento social. Por este motivo, las políticas en estos estados no promueven reducir la inmigración irregular, sino fomentarla o, cuando menos, no obstaculizarla porque, de este modo, suprimen cualquier indicio de movilización social.
En definitiva, aunque no se vislumbra una solución satisfactoria a corto plazo, es fundamental continuar trabajando en estrategias que aborden tanto las causas como las consecuencias de las crisis migratorias, siempre respetando los derechos humanos y buscando el beneficio mutuo de todas las partes involucradas.