Sergio Villota Valverde
La llegada masiva de voluntarios a las zonas de la catástrofe puede ser aún mejor noticia si se dispone de un plan logístico para coordinar a todos los agentes y efectivos disponibles para ayudar a los damnificados.
Planificar, gestionar, almacenar, enviar… La logística es el arte de poner a determinadas personas y bienes en el sitio adecuado y en el momento en el que se necesita. Sin embargo, una definición tan sencilla en situaciones sumamente complejas, como puede ser l’Horta Sud de Valencia estos días, se convierte en un reto de proporciones gigantescas al que se enfrentan los pueblos afectados por la DANA para revivir la cadena de suministro.
Los expertos en este tipo de situaciones saben de la importancia de poder obtener agua potable, de habilitar refugios adecuados, de asegurar las comunicaciones, de mantener la salubridad del entorno y lograr vías de acceso y evacuación. En este momento es dónde se les exige a los logistas una buena organización para recuperar los aspectos que creemos, y habitualmente tenemos garantizados en el primer mundo.
Es en estos ‘segundos’ momentos, una vez que ya ha sucedido la catástrofe y ha pasado el momento de salvamento y primeras actuaciones, cuando empieza la etapa de organización, clave para la reconstrucción y mejorar la situación anímica de los daminificados.
Plan logístico secuencial
En esta fase inicial, se debe tomar un tiempo para analizar la situación, trazar un plan y diseñar cómo se deben llevar a cabo todas esas otras acciones que empiezan a ser tan necesarias, pero que no amenazan la vida humana en un corto plazo de tiempo. Estos procesos requieren de un plan logístico que se debe articular de forma secuencial.
Por ejemplo, en la eliminación de los miles de coches destrozados que se acumulan en las calles. Debe quedar indicado con claridad el orden de cómo llegar hasta cada calle, empezando obviamente por las afueras del pueblo, pero con un planteamiento lógico que nos permita crear una vía de acceso hacia otras zonas afectadas.
Estas actuaciones incluyen la organización completa, desde que una grua que remolca un vehículo, por dónde lo lleva, dónde lo deposita y como vuelve a por el siguiente.
Organizar a los voluntarios
Con la llegada de miles de voluntarios a las zonas inundadas por el agua y el barro, es fundamental mantener una organización coherente. Es importante analizar, por ejemplo, hacia dónde se debe empujar ese barro. No sirve si simplemente lo sacan de una calle y lo dejan en la avenida vecina. Es importante que haya alguien los dirija y les indique cómo y dónde hacerlo.
Es muy común en estos escenarios que, ante la falta de orden, las personas tiendan a empezar por la primera calle afectada que encuentren en su caótico deambular desde el bautizado como “puente de la solidaridad”.
Pila de coches destruidos por el agua y barro.
Así pudimos ver en todos los telediarios como el primer día resultó caótico, mientras que en las siguientes jornadas se fue organizando toda esa ayuda, al ir dotando de los medios adecuados, ofreciéndoles agua embotellada y, en general, todo lo necesario para poder desarrollar toda su colaboración sin sufrir ningún percance.
Pero aún así quedan muchos flecos por cubrir, todos esos detalles que un experto en logística debe tener en mente. ¿Dónde descansan los voluntarios? ¿Dónde se va al baño? ¿Por dónde podría entrar una ambulancia en caso de emergencia cuando todas las calles están repletas de voluntarios?
El peligro de la incomprensión
Por otro lado, encontramos que uno de los mayores problemas a los que se enfrentan estos coordinadores es la incomprensión por parte de los voluntarios. Estos no entienden el orden y los tiempos necesarios para que avancen los trabajos y pueden llegar a pensar que no se está haciendo todo lo necesario.
Esta idea es muy difícil de comprender “desde fuera” y “desde dentro” porque no se tiene toda la información. Sólo el que dispone de todos los datos puede entender el orden y la prioridad que le está dando a cada actividad.
Sistemas de comunicaciones
Durante la trágica situación de la DANA en Valencia han vuelto a quedar en evidencia los modernos sistemas de comunicación, incompatibles en una situación de emergencia. Los módems y los repetidores de las redes de telefonía son extremadamente dependientes de la electricidad.
Los frágiles smartphones no son la herramienta más adecuada de comunicaciones en estos escenarios extremos. Aunque generalmente son la única opción disponible para el público en general, sí deberíamos conocer que son las tecnologías más arcaicas las que mejor suelen funcionar en situaciones de extrema emergencia.
En el caso de contar con un smartphone, la mejor opción de comunicación será enviar un SMS, que es la técnica que menor ancho de banda necesita para establecer el contacto. En caso de querer o necesitar establecer una llamada telefónica, la mejor opción sería hacerlo a través de la red 2G.
Esta situación que hemos vivido es triste y dramática, pero si no aprendemos nada de ella, si no salimos más fuertes y mejor preparados, será tristísima y además en vano. Aprendamos todo lo que podamos del pasado y preparémonos para el futuro.
(*) Sergio Villota Valverde, doctor en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, es especialista en rescates y seguridad en montaña. Centrado en la especialidad de la Seguridad, colaboró durante varios años con el Comité de Seguridad de la Federación Española de Montañismo.
- Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades