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Un refugiado tiene los mismos derechos que un ciudadano del país receptor, al margen de si su estancia es de corta, mediana o de larga duración.
Más de 25 millones de personas en el mundo son refugiadas, según datos de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), de las que más de la mitad son menores de 18 años. Se trata de personas que son privadas de sus derechos fundamentales, que son víctimas de la guerra, de la violencia, de la pobreza, de hambrunas e, incluso, de discriminación. Viven de forma permanente en una situación de precariedad absoluta, desfavorecida, por lo que es primordial que los derechos de los refugiados sean velados y salvaguardados a pesar de las dificultades.
A día de hoy, los derechos humanos de los refugiados son poco respetados y frecuentemente olvidados; más en época de pandemia. “Son personas que sufren persecución por sus ideas, su identidad cultural, nacionalidad, orientación sexual, religión, violencia de género, por ser víctimas de trata o que huyen de la guerra”, advierten desde la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Por ello, la ayuda humanitaria internacional cobra un papel muy relevante a la hora de recuperarlos y de preservarlos.
Principales derechos humanos de los refugiados
ACNUR, oficina adscrita a la ONU que se encarga de la atención y protección de los refugiados, destaca que el estatus de refugiado “sobrepasa a la condición de inmigrante o extranjero” y permite que los estados receptores garanticen los servicios básicos de estos durante los programas de atención, recepción e identificación.
Un refugiado tiene los mismos derechos que un ciudadano del país receptor, al margen de si su estancia es de corta, mediana o de larga duración. “Cuanto más tiempo pase en el sitio de acogida adquirirá mayores derechos, pues se entiende que al prolongarse su estancia las necesidades serán mayores y deberán ser cubiertas”, refleja ACNUR.
Desde Intermón Oxfam recuerdan, además, que otros derechos de los refugiados son el derecho a ser protegidos frente a la explotación, a la violencia racista o a la discriminación, y también el derecho a no ser expulsados del país de acogida sin una causa legítima que lo justifique, especialmente si el retorno supone un riesgo de abuso contra los derechos humanos.
Objetivo del derecho de las personas refugiadas
En 1951 se selló un acuerdo entre los 147 miembros de las Naciones Unidas: la Convención del Estatuto de los Refugiados. Fue la primera herramienta internacional para garantizar los derechos de estas personas, por la que “un refugiado es aquel que ha tenido que abandonar su lugar de origen o residencia habitual por razones políticas, religiosas, sociales, raciales o de pertenencia a algún grupo en concreto, entre ellos la población civil que no toma parte en conflictos armados”.
En todo este contexto, eso sí, es necesario distinguir un refugiado de un inmigrante económico, que es aquel que abandona su país de nacimiento o residencia de forma voluntaria por razones laborales o profesionales.
Así, el elemento esencial de la citada Convención del Refugiado es el derecho a la no devolución por parte de los gobiernos receptores, pues hacerlo implicaría poner en riesgo la vida de las personas. Otros derechos incluidos en el texto, según ACNUR, son:
- No castigo por entrada irregular al país.
- Empleo remunerado.
- Libertad de circulación dentro del territorio.
- Vivienda digna.
- Educación pública y gratuita.
- Asistencia médica en las mismas condiciones que los ciudadanos del país receptor.
- Libertad de religión.
- Acceso a los tribunales del país de acogida.
- Obtención de documentos de identidad y viajes.
Con el paso del tiempo se amplió el marco de acción de la Convención para, en 1967, dar salida al Protocolo sobre el Estatuto de los Refugiados de 1967, el cual hacía extensivos los derechos a cualquier persona sin distinción de nacionalidad, raza, religión u orientación política.
A su vez, los derechos de los refugiados también se encuentran amparados en otros documentos y declaraciones nacionales e internacionales:
- La Declaración de los Derechos Humanos.
- El Derecho Internacional Humanitario.
- Declaración de Asilo Territorial (1967), adoptada por la Asamblea de las Naciones Unidas, que reconoce el derecho de los refugiados a solicitar asilo en los países de acogida, así como la no devolución a lugares donde puede ponerse en riesgo su vida y su libertad.
- Derechos Fundamentales de la Unión Europea (2000), que ratifica el compromiso de los estados miembros de la Unión con la atención y la acogida de refugiados y, para ello, reconoce el derecho al asilo de estas personas en los términos de la UE.
- Declaración de Nueva York para los Refugiados y los Migrantes (2016): compromisos para mejorar la forma en que la comunidad internacional aborda las cuestiones de movilidad humana. En relación con los refugiados, incluyó dos pasos clave hacia un sistema más sostenible para proporcionar protección a las personas refugiadas y responder a las necesidades de los países y las comunidades de acogida: Marco de Respuesta Integral para los Refugiados (CRRF, por sus siglas en inglés) y el Pacto Mundial sobre refugiados de 2018.
¿Por qué se debe velar por los derechos de los refugiados?
Según CEAR, alrededor del 90% de las personas necesitadas de protección son acogidas en países empobrecidos. “Sin embargo, frente a esta realidad, Europa cada vez se muestra más insolidaria con las personas refugiadas tratando de impedir su llegada a territorio europeo y aumentando las restricciones para acceder al derecho de asilo”, lamenta.
Por parte de Intermón Oxfam subrayan que “en el ojo del huracán” se encuentran los conflictos bélicos especialmente de África, Asia y Oriente Medio, con Siria, Sudán del Sur o la República Centroafricana como principales protagonistas. “Cada minuto hay 30 personas desplazadas, un dato que supera lo registrado tras el fin de la Segunda Guerra Mundial”, advierten desde ACNUR.
Es más, alerta de que la carga y la responsabilidad de acoger y de apoyar a un número tan grande de personas refugiadas sigue recayendo “desproporcionadamente” en un número relativamente pequeño de países, según lamenta la Agencia de la ONU para los refugiados: “Hoy solamente 10 países acogen el 60% de las personas refugiadas del mundo. Solo Turquía acoge a 3,5 millones de personas refugiadas, más que cualquier otro país. En Líbano, 1 de cada 6 personas es refugiada; en Jordania, 1 de cada 14. Además, la gran mayoría de las personas refugiadas del mundo (85%) vive en países en desarrollo que enfrentan sus propios desafíos económicos y de desarrollo”.
Por ello, es vital reforzar los proyectos de cooperación internacional y de ayuda humanitaria internacional con los que solventar y salvaguardar la situación y, en definitiva, la vida de estas personas, que se ven obligadas a huir de sus países de origen o de residencia.
Sin duda, la formación de los distintos actores que trabajan en pro de los refugiados es clave. Postgrados como el Máster en Cooperación Internacional online de UNIR proporcionan las herramientas necesarias para dar respuestas eficaces en la gestión y dirección de proyectos que promuevan la mejora de la calidad de vida de los diferentes colectivos y personas