Las graves tensiones geopolíticas mundiales están conllevando importantes movimientos de personas como consecuencia de los conflictos bélicos y las luchas internas armadas. A ellos se unen los desplazados por catástrofes naturales.
Guerras, enfrentamientos violentos, terremotos, inundaciones, incendios, huida de la pobreza, búsqueda de nuevas oportunidades… Motivos diversos, pero relevantes a la hora de determinar la condición legal de esa persona y los derechos que, en consecuencia, se le otorgarán en virtud de su situación. En este sentido, existe una diferencia entre refugiado o desplazado, como la hay en ostentar la condición de inmigrante.
Sin embargo, identificar estas diferencias sobre el papel es tarea sencilla, lo complejo es entender, comprender y aplicar la legislación a cada uno de los casos. Por ello, la especialización profesional a través de formaciones como el Máster en Cooperación Internacional online o el Máster en Derechos Humanos online, ambos de UNIR, ayudan a sentar las bases de ese conocimiento con un planteamiento teórico-práctico que, al terminar, permite a los estudiantes ponerse en plena disposición de ayudar a estos grupos de personas.
Lo cierto es que son incontables las causas que pueden llevar a alguien a abandonar el que, hasta ese momento, era su hogar para empezar una nueva vida en otro lugar. Si bien todas ellas son realidades que tienen relación con el abandono del lugar de nacimiento, son las causas que lo han impulsado las que, en última instancia, determinan que se considere dentro de una categoría o de otra, así como la acción humanitaria a llevar a cabo en caso de que sea precisa.
¿Qué es un refugiado?
Una persona refugiada es aquella que decide abandonar su país y solicitar ser acogido en otro por estar en riesgo su vida, bien sea como consecuencia de una guerra, un conflicto armado interno o ser víctima de una persecución política, sexual o religiosa.
Es precisamente ese peligro real para su integridad física el que justifica que pueda solicitar la condición de refugiado, regulada en Ginebra a través de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de las Naciones Unidas, el 28 de julio de 1951.
El solicitante de asilo
A la definición de qué es un refugiado es importante añadir que no por el hecho de que una persona decida huir de su país, por considerar que existe un riesgo real para su vida, obtiene automáticamente la condición de refugiado. De hecho, primero deberá acudir a las autoridades del estado al que se ha desplazado para pedir que se le reconozca dicho estatus, convirtiéndose así en solicitante de asilo.
Al finalizar el proceso, y si ha podido demostrar su imposibilidad de regresar a su lugar de orígen así como la existencia de ese peligro para su vida, es cuando adquirirá, o no, el reconocimiento de refugiado y, en consecuencia, regularizará su situación legal en este nuevo país.
¿Qué es un desplazado?
Por persona desplazada se entiende aquella que se ha visto en el deber de abandonar el lugar en el que residía para velar por sus necesidades básicas, garantizar su seguridad y la de sus seres queridos.
Un peligro hacia su integridad física, que puede tener su origen en conflictos armados o catástrofes naturales, que le han llevado a tener que desplazarse dentro de los límites de las fronteras de su país.
Al analizar qué es un desplazado se observa que es una condición que comparte con el refugiado muchas de las causas por las que se ha visto forzado a abandonar su casa. Sin embargo, la gran diferencia entre desplazados y refugiados radica en que, mientras los primeros no han abandonado su país, solo la región en la que habitaban, los segundos sí han traspasado esa frontera y su vida sería puesta en riesgo en caso de querer volver.
El desplazado interno
Las condiciones para poder ser reconocido con esta condición se recogen en los Principios Rectores de los Desplazamientos Internos promulgados por las Naciones Unidas el 11 de febrero de 1998. En concreto, estos principios definen como desplazado interno a “las personas o grupos de personas que se han visto forzadas u obligadas a escapar o huir de su hogar o de su lugar de residencia habitual, en particular como resultado o para evitar los efectos de un conflicto armado, de situaciones de violencia generalizada, de violaciones de los derechos humanos o de catástrofes naturales o provocadas por el ser humano, y que no han cruzado una frontera estatal internacionalmente reconocida”.
¿Qué es un inmigrante?
La persona migrante es aquella que, de forma libre y voluntaria, elige abandonar el lugar en el que vivía y trasladarse a otro. Si el cambio implica cruzar las fronteras de su país, se convierte en un inmigrante internacional; mientras que si se desplaza dentro de los límites del mismo, es un inmigrante interno.
Aunque el inmigrante internacional comparte con el refugiado ese cruce de frontera, la gran diferencia se encuentra en que su vida no se ha puesto en riesgo por un conflicto bélico o armado, ni es objeto de persecución política, sexual o religiosa. Por su parte, el inmigrante interno y el desplazado interno se mantienen dentro de las fronteras, pero otra vez es la seguridad vital, o la falta de ella, la que determina que obtenga una consideración u otra.
Entonces, ¿qué lleva al migrante a hacer las maletas y empezar de nuevo en otro lugar? Aunque es una pregunta que acepta múltiples respuestas, normalmente esas razones se localizan en la intención de mejorar sus condiciones vitales: salir de una zona de pobreza, nuevas oportunidades laborales y/o formativas, o derechos sociales, entre otros. En definitiva mejorar su bienestar.
En este sentido, tenemos el instrumento de protección de la Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares, de las Naciones Unidas.
El derecho internacional humanitario para refugiados y desplazados
A nivel internacional, la condición de refugiado y los derechos que le asisten quedan regulados en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de las Naciones Unidas. En el mismo texto se señala que si bien las personas que obtengan la condición de refugiadas gozarán de los mismos derechos que los ciudadanos del país que les ha recibido, también están obligados a cumplir con las normas vigentes en el mismo.
Por su parte, la condición de desplazado interno queda recogida en los Principios Rectores de los Desplazamientos Internos promulgados por las Naciones Unidas. Un texto en el que también se recuerda que las personas a las que se les reconozca esta condición gozaran de los “mismos derechos y libertades que el derecho internacional y el derecho interno reconocen a los demás habitantes del país” (Principios Rectores de los Desplazamientos Internos), señalando, al mismo tiempo, la importancia de que prime el principio de no discriminación por su situación.