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El director de una residencia de mayores ostenta la máxima responsabilidad del centro que dirige. Para ejercer como tal es necesario contar con una formación superior y un perfil concreto.
Las residencias de mayores son espacios en los que debe primar una organización eficaz, la calidad asistencial y una infraestructura adecuada. La persona encargada de preservar estos puntos es el director de residencia de mayores, que además velará porque el centro que dirige cumpla con todos los estándares de seguridad requeridos y funcione a la perfección para que los ancianos se sientan como en su propia casa.
Es requisito indispensable contar con formación universitaria para ejercer como director de residencia de mayores, y especialmente recomendable que esta esté relacionada con el sector sanitario. En este sentido, UNIR ofrece el Máster en Dirección y Gestión Sociosanitaria oficial online a aquellos profesionales interesados en especializarse. Esta titulación habilita al egresado a acceder a posiciones de máxima responsabilidad gracias a los estudios enfocados en desarrollar competencias en la gestión y diseño de proyectos de intervención sociosanitaria.
Además del director, en una residencia de mayores trabajan profesionales de diferentes campos. Entre los principales integrantes se encuentran: trabajadores sociales, médicos, enfermeros, auxiliares de enfermería, terapeutas ocupacionales, psicólogos y fisioterapeutas. Todos ellos responden a la máxima autoridad representada por el director de la residencia.
No obstante, el personal requerido en cada centro dependerá de la regulación y necesidad de cada residencia. Cada comunidad autónoma establece los requisitos mínimos de personal en función de variables como el tipo de residente (no dependiente, con demencia…) y la cantidad de los mismos.
Habilidades para la dirección de una residencia
Para convertirse en director de este tipo de centros no solo basta con contar con la formación adecuada, sino con aptitudes clave que permitan desempeñar correctamente el puesto y las funciones adscritas a él.
El perfil deseado es el de una persona empática, que sepa gestionar personas, organizada y con tolerancia a la presión para saber responder frente a situaciones de estrés o en las que se requiera una rápida reacción. De esta forma, el director de una residencia de mayores debe contemplar las siguientes habilidades:
- Capacidad de resolver conflictos.
- Empatía hacia las personas mayores.
- Paciencia y habilidad comunicativa.
- Ser capaz de motivar al personal y practicar la escucha activa. Es muy importante que tenga en cuenta las opiniones de todas las personas, ya sean residentes, familiares o trabajadores.
- Ser organizado y planificado. Además, es fundamental que el director sepa coordinar.
- Tener carisma y capacidad para gestionar diferentes personalidades.
- Interés por el trato humano y personal.
- Agilidad en la toma de decisiones.
Estas características facilitarán que el máximo responsable del centro desempeñe su trabajo de manera más eficaz y óptima. Además, así servirá de ejemplo y referente para el resto de sus compañeros que representan un puesto inferior en el organigrama de la residencia.
Funciones de un director de residencia de mayores
Para que el centro marche a la perfección y se caracterice por brindar una atención de calidad, es clave que todas las funciones del director de la residencia de mayores se cumplan. A continuación se detallan las más destacadas:
- Planificar. La tarea principal del director consistirá en establecer una planificación de trabajadores y servicios. También deberá encargarse de la organización y de supervisar que todo funcione correctamente, y que la calidad del servicio que se presta sea la máxima posible.
- Elaborar y plantear objetivos. El máximo responsable del centro tendrá que confeccionar el plan de objetivos asistenciales, dependiendo de los recursos materiales y económicos disponibles. Por tanto, elaborará los objetivos de trabajo concretos y, si así se requiere, se encargará de supervisar calendarios y realizar un seguimiento para comprobar que todo funciona correctamente. En este sentido el director también se hace cargo de validar los presupuestos del centro. Es decir, para acometer reformas, implementar medidas o contratar nuevo personal es necesario que él lo supervise para preservar la viabilidad de la residencia.
- Coordinar. Esta función es básica para que el personal, la atención sanitaria, la recepción de pedidos y demás actividades del centro sean realizadas correctamente. También se responsabiliza de las diferentes áreas de atención de la residencia.
- Evaluar. Para mantener una calidad asistencial ideal es necesario que se encargue de valorar anualmente el grado de calidad de los servicios brindados y del nivel de satisfacción de los usuarios del centro.
- Cumplimiento legal. Será la persona responsable de actualizar la documentación oficial del centro, cumpliendo con los requisitos legales que disponga cada comunidad autónoma.
En relación al personal del centro, el director también deberá supervisar a su equipo de trabajo. Así, en caso de que no exista un responsable de recursos humanos o esté ausente, el director ejercerá de jefe de personal y realizará un seguimiento a sus trabajadores para asegurarse de que todo marcha adecuadamente. Además, revisará la formación de los empleados para promover su reciclaje y permitirles que avancen y ofrezcan la mejor asistencia a los usuarios del centro.
Estas funciones son las más comunes, pero las tareas reales del director de residencia dependen de las particularidades y necesidades de cada centro.
El sueldo de un director de residencia en España
En los centros residenciales públicos los sueldos se rigen por el VII Convenio Colectivo de la mayoría de trabajadores de residencias de tercera edad. Este documento se actualizó por última vez en noviembre de 2022, y en él se pueden consultar los sueldos de otros profesionales sanitarios como los psicólogos, médicos o enfermeros, entre otros.
Así, el sueldo de un director de residencia de ancianos según se recoge en dicho convenio es de 1925,24 € al mes. Esta cifra corresponde al salario bruto, en 14 pagas y para una jornada de 40 horas semanales.
Esta cantidad puede variar por el tipo de centro, es decir, si tiene participación privada, la empresa decide qué cobra cada empleado y puede establecer el sueldo del director en una cifra más alta, por ejemplo, en 3.000 euros mensuales.