UNIR Revista
La presencia de educadores sociales en los centros educativos previene situaciones de acoso y mitiga el fracaso escolar, entre otras importantes funciones. Por ello, cada vez son más demandados.
Actualmente, solo es obligatoria la presencia de un educador social en centros educativos en Extremadura, Castilla La Mancha, Andalucía, Islas Baleares e Islas Canarias, a pesar de que el colectivo lleva años abogando por la necesidad de que las escuelas cuenten de forma permanente con un educador social en sus plantillas. Y es que las funciones del educador social en los colegios resultan de vital importancia, demostrando resultados muy positivos en cuestiones como prevención del acoso escolar o reducción de las tasas de abandono escolar.
Las tareas del educador social en los centros educativos pueden ser muy variadas, pero todas ellas tienen una enorme importancia. Según la legislación de las comunidades en las que esta figura es obligatoria, las funciones del educador social en un centro escolar pueden comprender:
- Participar en la elaboración del programa de convivencia del centro.
- Detectar y prevenir situaciones de riesgo que deriven en circunstancias educativas desfavorables para los menores.
- Mediar en conflictos, creando espacios propios para abordar esta problemática.
- Elaborar programas de integración social.
- Brindar atención personalizada a los alumnos con necesidades específicas de integración escolar.
- Controlar el absentismo escolar. Junto con los demás profesionales del centro, debe existir una coordinación para abordar juntos esta problemática, detectando los casos y poniéndoles solución.
- Elaborar y poner en marcha programas educativos sobre temas transversales que conectan la escuela con la sociedad actual. Temas como educación ambiental, salud, ocio, igualdad, prevención de violencia de género o resolución de conflictos, tienen cabida para ser abordados con el educador social.
- Fomentar la participación de las familias en la vida escolar.
- Poner en marcha y participar en las escuelas de padres y madres.
- Organizar actividades que fomenten la integración sociocultural.
- Proporcionar la primera acogida y acompañamiento a los alumnos inmigrantes.
- Establecer redes entre el centro escolar y su entorno comunitario, evitando así el aislamiento del centro.
- Colaborar con los responsables de organizar las actividades complementarias y extraescolares para que se programen y desarrollen actividades culturales y deportivas.
Tanto la Ley Orgánica 8/2021 de protección integral de la infancia y la adolescencia frente a la violencia, como la nueva ley de educación (LOMLOE), estipulan que todos los centros educativos en los que haya menores de edad deben contar con un coordinador de bienestar y protección del alumnado. Aunque se deja en manos de las autoridades educativas la decisión de establecer los requisitos que deberán cumplir estos profesionales, desde los diferentes colectivos de educadores sociales entienden que es un perfil propio de su profesión. Por ello, demandan que se dote a esta medida de los recursos económicos que permitan la contratación de educadores sociales para todos los centros educativos.
Los cambios que acontecen en la sociedad se reflejan también en la escuela y es necesario dar respuesta a las problemáticas que surgen como fruto de esa transformación. El papel del educador social cada vez cobra más relevancia en este contexto, porque puede aportar una perspectiva pedagógica y social dentro de las propias comunidades educativas.
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