UNIR Revista
A raíz de la crisis económica y social de 2008, y ante el uso masivo de redes sociales, se da a conocer de manera generalista el Trabajo Social como actividad profesional de carácter privado.
Esta modalidad ejerce su actividad en un marco de independencia laboral, ofertando sus servicios y cumpliendo con las funciones y competencias propias de la disciplina. Bajo los principios éticos de la FITS (Federación Internacional de Trabajadores Sociales) y los principios del Código Deontológico del Trabajo Social, desarrolla su actividad en diversos ámbitos de intervención social, promoviendo el cambio individual, familiar y colectivo desde una perspectiva holística y especializada. Esto es, interviene con cada persona de forma integral, atendiendo a todas las áreas que configuran su existencia en aras de mejorar su calidad de vida, utilizando la metodología, técnicas y herramientas propias de la profesión.
Sus ámbitos de actuación son tan amplios como las necesidades a las que personas, empresas o grupos puedan abarcar.
Toda la esfera social que rodea a la persona es susceptible de ser abordada por el Trabajo Social, especialmente si hay problemática social, que no quiere decir pobreza ni vulnerabilidad; e incluso sin problemas, sino adelantándose a estos para evitarlos. De ahí, la importancia en la prevención, característica fundamental dentro del Trabajo Social.
Antecedentes en España
En España se inicia en los primeros años de la década de los 80 y le siguen algunas iniciativas más, sin mucha repercusión social y casi escasa o nula en el ámbito académico. En el ámbito de los Colegios Profesionales, algunos se atrevieron pero pocas iniciativas perduraron en el tiempo.
Tanto en España como en Latinoamérica, el Trabajo Social está instalado en el sector público. La formación formal de la profesión se inicia dentro de los estudios universitarios y nace como un espejo del trabajo social norteamericano, con el enfoque asistencial, orientado en la caridad y los profesionales dependiendo de una institución pública para desarrollar las intervenciones sociales.
Bajo esta inspiración filantrópica y de dependencia institucional, el trabajador o trabajadora social desarrollaba su profesión al alero de la directriz que entregaba principalmente el servicio donde trabajaba ¿Dónde había más opción de innovar? En los servicios de bienestar privados de las empresas, que fueron externalizando estos servicios o contratando a otros profesionales.
Aunque han pasado ya muchos años, el escenario actual no es muy diferente. Sin embargo, se comienza a visibilizar como innovación el emprendimiento en el ejercicio libre de la profesión del Trabajo Social.
Este nace desde dos vertientes:
- La necesidad de ejercer la profesión, por falta de oportunidades en el sistema público y los tiempos de crisis.
- Tener un emprendimiento donde poner en práctica un Trabajo Social más independiente y al margen de las directrices institucionales, abarcando necesidades detectadas por profesionales con experiencia y con amplia formación.
El ejercicio libre del Trabajo Social en Latinoamérica es incipiente. Las universidades no lo contemplan como un nicho de inserción laboral; por lo tanto, no imparten formación en ello. El trabajador o trabajadora social está incursionando en él por instinto; sin embargo, se ven variadas propuestas en Chile, Perú, Argentina y Colombia.
Momento histórico
Estamos ante un momento histórico para el Trabajo Social, donde se está aprendiendo a explorar nuevas vías de inserción laboral. En este sentido, el Trabajo social en ejercicio libre es una opción más al margen de las Administraciones Públicas, las ONG o los ámbitos tradicionales.
En España, desde diferentes provincias se han lanzado proyectos de trabajo social en ejercicio libre y se han dado a conocer diversos ámbitos de actuación y servicios profesionales que, en muchos casos se han asociado a ATSEL (Asociación Nacional de Trabajo Social en Ejercicio Libre).
Desde allí, han empezado a surgir sinergias, colaboraciones, congresos y esta alternativa profesional se ha consolidado como un apartado más del Trabajo Social, incluso dentro de las universidades. De hecho, algunas de ellas apostaron por esta opción financiando gran parte del Primer Congreso de Trabajo Social en Ejercicio Libre. Su segunda edición, que tuvo lugar en septiembre de 2019, fue la primera a nivel internacional y unió lazos con varios países de Latinoamérica.
El Trabajo Social en Ejercicio Libre se hace, se oye e interesa al mundo académico y a los colegios profesionales, por lo que raro es el Colegio que no incluye el ejercicio libre dentro de alguna de sus vocalías o áreas de trabajo.
Interés en Latinoamérica
Los obstáculos más importantes paran desarrollar el Trabajo Social por Libre en Latinoamérica son:
- La inexistencia de formación al respecto.
- El cuestionamiento ético.
- Los mismos profesionales tradicionalistas, basados en el enfoque antiguo, que no conciben que el Trabajo Social sea una profesión que se desarrolle en forma independiente.
No obstante, cada vez se inician más emprendimientos en Trabajo Social, aunque se podría decir que aún es un campo en el que se está incursionando. No hay antecedentes históricos, está tan diseminado que es solitario, no está organizado y la formación para emprender es inexistente ya que las universidades no la visualizan y la mayoría de los profesionales son autodidactas. A pesar de ello, el ejercicio libre de la profesión se está desarrollando y comienza a visibilizarse.
Sus principales desafíos son buscar formas de organización e implementar instancias de capacitación y preparación para desarrollar el emprendimiento, pues, ante todo, esta profesión siempre debe apuntar a la entrega de un servicio de calidad, con los más altos estándares, ajustados a las realidades locales y basado en los principios éticos y de valor que inspiraron la profesión; es decir, estar siempre al servicio de las personas, para contribuir a mejorar su calidad de vida.
Emprender en Trabajo Social
Para emprender en Trabajo Social es necesario poseer cualidades relacionadas con la vocación transformadora de la realidad que promuevan el desarrollo humano y social, contar con cierta independencia personal y profesional y conocer herramientas para realizar intervenciones a través de la innovación y la excelencia, sin perder de vista el código deontológico del Trabajo Social y la ética profesional. Esta forma de “hacer” cuenta con una serie de ventajas y desventajas que son analizadas continuamente, fortaleciendo las oportunidades y trabajando sobre las debilidades, las cuales merecerían ser tratadas en un apartado propio para analizarlas profundamente.
De la misma manera y en primer lugar, es preciso llevar a cabo un proceso de introspección, analizando las actitudes y aptitudes propias, puesto que la actividad de emprendimiento que se pretende desarrollar lleva gran parte de conocimiento personal. En segundo lugar, la colegiación avala la acreditación de los conocimientos y es una garantía para la ciudadanía que utiliza estos servicios profesionales.
Una vez cumplidos estos aspectos, es el momento adecuado para que las personas interesadas elaboren un Plan de acción propio, atendiendo al entorno en el que quieren desarrollar la intervención, buscando una respuesta a determinadas cuestiones que se abordan en el proceso de mentorización personalizado.
Aspectos como la forma jurídica, trámites de constitución (¿en soledad o en compañía?, ¿solo con Trabajo Social o servicio multidisciplinar?), impuestos, temas legales (¿aprenderlos o delegarlos?), son los que hay que abordar de manera minuciosa antes de poner en marcha el proyecto de emprender, que no hay que olvidar, forma parte de un proyecto personal.
Todas estas preguntas y respuestas tienen un espacio muy particular, amplio y especial en ATSEL, donde nacen ideas, propuestas y muchos proyectos entre sus socios y socias.
Conclusiones
El Trabajo Social es una disciplina que, a lo largo de su historia, ha logrado adaptarse a las demandas de la población más necesitada, no solo a los colectivos más desfavorecidos, sino a la población necesitada de ayuda profesional en cualquier aspecto de su vida, de su entorno social. Desde el impulso recibido con la configuración del Sistema Público de Servicios Sociales a la diversidad de perfiles profesionales y de ámbitos de intervención. Éstos han facilitado la empleabilidad de los trabajadores y trabajadoras sociales, expandiéndose hacia nuevos ámbitos profesionales derivados de fenómenos sociales emergentes, como los cambios en los modelos familiares, el aumento de la esperanza de vida y, por ende, el envejecimiento de la población, o el impacto de las nuevas tecnologías, las valoraciones sociales en los peritajes, proyectos para empresas, asociaciones, etc. etc.
Es por ello necesario ampliar la visión de la propia profesión más allá de sus fronteras actuales, desarrollando iniciativas emprendedoras que sirvan para dar respuesta a las ya comentadas crecientes situaciones sociales de carácter multidimensional. En este contexto, el ejercicio libre de la profesión permite demostrar que existen otras opciones laborales dentro del Trabajo Social que, con unas características propias, comparte sus valores y principios éticos. Por tanto, las posibilidades que ofrece la disciplina son amplias y variadas, ya que responden a una sociedad dinámica y en continuo cambio.