UNIR Revista
El educador social en una residencia realiza actividades de dinamización social, cultural y educativa que repercuten en el bienestar de los usuarios, una mayor autonomía e integración en el centro.
Los educadores sociales son unos profesionales del ámbito social y educativo que desarrollan su trabajo en diferentes ámbitos y grupo de personas. Entre ellos, se incluyen los centros de mayores. Las funciones de los educadores sociales en las residencias incluyen actividades de dinamización cultural, prevención de la demencia o fomento de la autonomía.
Independientemente del tipo y/o titularidad de una residencia de mayores, entre sus objetivos fundamentales figuran el de mantener la autonomía de sus usuarios durante el mayor tiempo posible, desarrollar su autoestima y fomentar sus habilidades sociales. Para ello, es necesario un equipo multidisciplinar formado por profesionales del ámbito sanitario, la fisioterapia, la psicología y lo social. Es en este último donde se engloba la figura del educador social.
La dinamización sociocultural, la estimulación cognitiva y el apoyo educativo son los tres ámbitos de actuación de los educadores sociales en un centro de mayores, los cuales deben enmarcarse dentro de un plan de atención global del centro, que dependerá de cada institución en función de las características de sus usuarios. Así, entre las funciones de estos profesionales señalar:
Intervención individual y grupal
Planificar y organizar actividades que fomenten la autonomía personal y la interacción social. Para ello el educador social se encarga de:
Programar actividades socioculturales y educativas
Diseño, planificación, ejecución y evaluación del mismo teniendo en cuenta los objetivos del centro, las particularidades de cada residente y combinado el carácter más lúdico con el terapéutico. Deberá definir, además, el material necesario para llevarlo a cabo, su presupuesto y recursos implicados.
Organizar actividades en función de la programación
Hay muchas posibilidades y del educador social depende ir variando la oferta para que sea amena, motivadora y busque el bienestar a nivel físico y emocional. Entre las propuestas señalar los talleres de memoria, cocina, conversación, prensa, música, risoterapia, manualidades, juegos populares, bingo, estimulación sensorial, etc.
Promover la participación
De forma individual y colectiva para favorecer la socialización de todos los residentes y la interrelación entre ellos.
Intervención en el ámbito familiar y comunitario
Aunque una persona mayor esté en un centro es muy importante conocer su contexto sociofamiliar y evitar el desarraigo. En este sentido, el educador social se ocupará de:
Implicar a familias y/o personas de referencia
Con el objetivo de que puedan participar en algunas de las dinámicas, organizará actividades específicas tanto dentro como fuera del centro (siempre que lo permitan las condiciones de los residentes).
Discapacidad o enfermedades degenerativas
Ofreciendo herramientas que puedan contribuir a disminuir su avance.
Duelo
Acompañando en el proceso.
Trabajo en equipo
Con el resto de profesionales a un triple nivel:
Social
Con los terapeutas ocupacionales, psicólogos, trabajadores sociales y fisioterapeutas.
Sanitario
Médicos, enfermeros, auxiliares de enfermería, dietista…
Otro personal
Gerencia, administración, limpieza, mantenimiento, jardinería, etc.
Para la coordinación con el resto de personal es importante realizar reuniones periódicas. En este ámbito, las funciones de los educadores sociales serían:
- Participar en la elaboración de planes individuales y colectivos.
- Informar al resto de profesionales sobre las actuaciones previstas, sus objetivos y necesidades.
- Colaborar en la formación del personal en cuestiones relacionadas con la dinamización sociocultural.
- Coordinarse con el resto de áreas.
Importancia de los educadores sociales en las residencias de la tercera edad
El perfil de los educadores sociales cobra especial relevancia dentro de una residencia de mayores, ya que:
- Contribuyen a mantener la autonomía de los usuarios.
- Estimulan las capacidades de los residentes a nivel funcional, cognitivo, emocional y motora, lo que implica frenar el deterioro a nivel físico y psíquico, y prevenir o ralentizar las demencias.
- Impulsan la autoestima y las ganas de seguir aprendiendo.
- Fomentan la participación comunitaria, la interacción social y las relaciones entre los residentes.
- Evitan el desarraigo y la pérdida de identidad.
- Contribuyen en el período de adaptación cuando una persona llega a una residencia.
Para ser educador social en una residencia, una de las principales opciones es la de cursar el Grado en Educación social, como el que imparte UNIR, el cual es una titulación oficial, íntegramente online y dura cuatro cursos.