Mar Rodríguez Brioso
La intervención social ha ido sufriendo variaciones pasando de un modelo de beneficencia, de asistencia social, hasta llegar a como la conocemos hoy día.
Caracterizar a las sociedades actuales nos lleva a hablar de sociedad de riesgo, de individualización, de globalización y de sociedad líquida, entre otras cuestiones. Los cambios sociales que se han venido sucediendo desde la segunda mitad del siglo XX y que suceden actualmente de forma vertiginosa en las sociedades tecnológicamente avanzadas, han supuesto un cambio a la hora de intervenir. A lo largo de la historia, la intervención social ha venido sufriendo variaciones a medida que ha ido adaptándose a cada época y a las circunstancias sociales y políticas, pasando de un modelo de beneficencia, de asistencia social hasta llegar a la intervención social tal como la conocemos hoy día.
La intervención social tras la crisis de 2008 y con el COVID-19
La última crisis económica vivida sacó a la palestra el papel que trabajadores sociales, educadores sociales y psicólogos, entre otros, llevaban a cabo en un intento y afán de mermar al máximo posible el sufrimiento y las consecuencias de la crisis. Una crisis que castigó duramente a una sociedad mesocrática donde la clase media se vio afectada como nunca hubiera imaginado y que empezó a ver no solo con normalidad sino como un derecho a los Servicios Sociales.
Actualmente, y apenas varios años después desde que se considera que estamos saliendo de la crisis económica (aunque no hay unanimidad en este aspecto), la vida nos ha dado una “guanta sin manos”, haciéndonos infinitamente vulnerables ante un virus fantasma, al que no solo no vemos, sino al que tenemos pavor y miedo. Ante esta crisis social, el papel que están jugando los trabajadores del ámbito de la intervención social favorece que se demande mayor visibilidad de éstos al encontrarse en el campo de batalla, junto con los que la sociedad considera los grandes héroes de la pandemia al arriesgar sus propias vidas, los profesionales y trabajadores del ámbito sanitario. Como decía Einstein, “el valor de una persona debería verse en lo que entrega y, no en lo que es capaz de recibir”.
¿En qué consiste la intervención social?
Según el Diccionario de Trabajo Social (2012), la intervención social es definida como “toda actividad profesional consciente, organizada, planificada y dirigida a actuar sobre una realidad social para estudiarla, analizarla, modificarla y cambiarla en la consecución de una mejora positiva”, y no un hacer por hacer (Fantova,2005). De ahí, la importancia de la formación especializada de los profesionales de la intervención social. Una formación que debe ser holista e integral y que requiere conocer la realidad social sobre la cual se va a intervenir bien sea a nivel individual, grupal o comunitario. Además, la intervención social abarca ámbitos más allá de los tradicionales y hoy día se enfrenta a nuevos desafíos que la hacen reinventarse y adaptarse. Es el caso, por ejemplo, de las nuevas formas alternativas de intervención social a través del teatro o la música.
Este cambio de concepción, que afecta a su forma de proceder y a la mayor diversidad de campos de actuación y de colectivos (inmigrantes, personas mayores, jóvenes en centro de acogida, víctimas de violencia de género etc.), se ha visto acompañado de una mayor visibilidad de los profesionales del ámbito de la intervención social por parte de la sociedad.
Sirvan los sucesivos post y reflexiones de la web del Área Social de la UNIR como un homenaje a todos los colectivos de los cuales nos haremos eco y una señal de respeto desde el ámbito académico a todas aquellas víctimas y a aquellos profesionales tanto del ámbito sanitario como social que han mostrado una vez más la necesidad de la complementariedad de ambos sectores en el bienestar de los ciudadanos y, que lo vocacional está por encima de lo racional.