Alberto Pascual García
Entrevistamos a Jorge López Ramírez, alumno del Programa en Resolución de Problemas Complejos, para conocer su experiencia y aprendizaje.
Jorge López Ramírez, a sus 58 años, es un ejemplo de superación que demuestra que nunca es tarde para ponerse a estudiar. A pesar de que trabaja como visitador médico desde hace 31 años, en 2015 decidió transformar su futuro profesional de forma radical y apostó por UNIR para llevar a cabo su proyecto. Comenzó a formarse en el Grado de Criminología, más tarde se animó con el Grado en Derecho y el Grado de Ciencias Políticas, pasó por el Máster en Mediación y este último curso ha sido alumno del Programa en Resolución de Problemas Complejos. Su actividad es constante y siempre que tiene un hueco aprovecha para completar su formación con seminarios que le lleven a cumplir su meta: ejercer labores de tipo pericial.
De momento, sigue avanzando en la culminación de los tres grados en los que está inmerso, pero hemos querido aprovechar su experiencia para hablar sobre su último reto educativo y conocer de primera mano si su cerebro se ha adaptado a resolver de manera más eficaz problemas complejos.
¿Qué has aprendido con el Programa de Resolución de Problemas Complejos?
Es un modelo nuevo de estrategia de pensamiento unilateral que me ha abierto numerosas vías de resolución, sobre todo en los campos del pensamiento analítico, creativo y operativo. Sirve para todo tipo de ámbitos: empresarial, jurídico, político… Me ha dado un nuevo ‘refresh’ a la hora de poder analizar y establecer qué es un problema complicado y lo que es un problema complejo.
Gracias a este seminario he podido hacer una mejor diagnosis de la realidad y abordar situaciones complejas desde un modelo totalmente multidisciplinar, en definitiva, tener una visión diferente desde cero y no solo de forma comparable con situaciones anteriores. Ahora soy más creativo.
¿Cómo valoras los contenidos de esta formación?
Han sido unos contenidos especializados dirigidos a ver una estrategia diferente ante la resolución de problemas complejos. No es una fórmula matemática, es un marco teórico expansivo e integrativo que permite aplicar un pensamiento creativo y multidisciplinar a la vez que se establece una génesis de resolución de problemas complejos.
Y en cuanto a los profesores, ¿cuál ha sido tu experiencia?
Sin duda todos ha estado un nivel docente sobresaliente, cada uno nos ha dado una visión teórica diferente ante una estrategia global. Javier G. Recuenco, por ejemplo, nos dio la filosofía de lo que significaba el ‘solving problem’ y nos llevamos las manos a la cabeza porque pensábamos que no íbamos a ser capaces de sacarlo adelante y al final nos tranquilizó y supo transmitirnos los contenidos como nadie. Domina muy bien la comunicación.
También me gustó Diana Damas, que nos enseñó a visualizar los grandes problemas que tenemos nosotros en el campo de la estrategia dependiendo del sector en el que te muevas empresarialmente. Me ayudó a darme cuenta de los fallos de estrategia que tengo en mi actual trabajo. Sus clases fueron muy dinámicas y se apoyaba mucho en situaciones reales.
¿Cómo ha sido la experiencia de trabajo durante el seminario? ¿Te ha permitido relacionarte y conocer cómo piensan el resto de los compañeros y el profesor?
El trabajo en grupo ha sido lo mas gratificante, sin duda Javier es un excelente director de orquesta para la dinámica de grupos, y nosotros hemos tenido la posibilidad de vencer el miedo de ser protagonistas de un grupo de intervención ante la solución de problemas complejos. Nos dio en todo momento orden y confianza para desarrollarlo, sin duda, un excelente taller de aprendizaje.
Creo que tendría que ser una asignatura imprescindible para la función pública.
¿Crees que este programa es altamente recomendable en la situación actual que estamos viviendo?
Por supuesto, es un alegato contra la economía racional de pensamiento, se buscan soluciones estándar a todo. Este seminario te ayuda a designar la solución ad-hoc a cada problema complejo, necesitamos racionalizar y desarrollar las soluciones de forma individual, para que las conclusiones salgan de las premisas y no que estas salgan de conjeturas sobre modelos ya establecidos.
¿Por qué se lo recomendarías a un directivo de empresa?
Porque establece un modelo de estrategia multidimensional, sin atajos mentales, un modelo perfecto ajustado a un mundo globalizado, que precisa de una herramienta como ésta para establecer verdaderos análisis de las realidades.
Y en el terreno de la gestión pública, ¿crees que este programa podría ser interesante para altos cargos?
Siendo alumno de Grado en Ciencias Políticas de la UNIR y futuro alumno del Máster en Marketing Político, creo que tendría que ser una asignatura imprescindible para la función pública. Los desarrollos ideológicos sobre soluciones a problemas complejos no comprenden del todo la realidad, solo la lineal, creyendo que los mantras políticos son el argumentario perfecto para todo problema complejo.
Un ejemplo, en este sentido, está siendo la gestión de la COVID-19, porque todos los gobiernos han fallado en su tratamiento, en la falta de pensamiento lateral y en la de pensamiento creativo.
Precisamente, durante el programa, habéis tenido que enfrentaros a dar una resolución al problema complejo de la COVID-19. ¿Cómo lo abordasteis?
Al enfrentarnos a un problema de esta magnitud, con una visión integrativa de la solución, hemos logrado desplazar las soluciones heurísticas y de pensamiento crítico negativo, para pasar a un pensamiento crítico positivo y operativo. Una vez que aplicamos el método pudimos hacer una buena diagnosis de la realidad, reconocer cuál es el verdadero problema y qué se puede mejorar.
Fueron 3 meses de trabajo muy duros, sobre todo con toda la carga de trabajo que tengo encima, pero gracias a la colaboración de los compañeros hicimos un buen planteamiento de la situación y propusimos soluciones que resultaban mucho más prácticas que las que se están llevando a cabo ahora. Yo en su momento ya planteé realizar un mapa de pacientes a nivel de situación geográfica para controlar la pandemia de manera digital, como ya lo hicieron los coreanos.
¿Cómo valoras tu experiencia en UNIR y como te ayuda su metodología para organizarte?
Es un tipo de docencia que me gusta, ya no solo en los contenidos, sino también en los medios, la manera de impartir las clases, el sistema de evaluación… He invertido mucho tiempo en UNIR, prácticamente el 90% de mi educación en los últimos 5 años ha sido aquí.
En cuanto a la manera de organizarme, todo radica en saber cuál es la estrategia que quieres seguir para lograr lo que quieres hacer. Mi futuro está centrado en el análisis de conducta y toda esta formación va dirigida a lograr mi objetivo.