Ana Gugel
Con ese objetivo, Yaffaidy, alumna del Máster en Cooperación Internacional, planteó su TFM, que busca fomentar una cultura emprendedora en chicas jóvenes de Colombia. Descubrimos cómo ha podido poner en marcha su trabajo.
Vive en la ciudad de Quibdó, en el Departamento del Chocó (al noroeste de Colombia), con su hija de 16 años. Con un grado en ADE y años de experiencia, decidió estudiar el Máster en Cooperación Internacional al Desarrollo: Gestión y Dirección de Proyectos de UNIR, en su afán por seguir aprendiendo para cambiar las cosas. Fue entonces cuando tuvo que decidir el enfoque de su TFM.
Para su proyecto, Yaffaidy Córdoba puso la mirada en la Institución Educativa Femenina de Enseñanza Media (IEFEM) de Quibdó. En este centro, las chicas estudian los grados 10 y 11, últimos cursos antes de lograr el Bachillerato. Una institución de referencia que, en 2020, recibió un premio por lograr que el 99% de sus estudiantes terminara el año escolar y el 98% aprobara el grado, pese a la pandemia.
Con enorme ilusión trabajó en su TFM (Trabajo Fin de Máster), que ahora comienza a implementarse. Hablamos con ella para conocer más de cerca su proyecto, ilusiones y retos.
“Emprendimiento en mujeres jóvenes de los grados 10° y 11° de la modalidad de comercio de la Institución Educativa Femenina de Enseñanza Media de Quibdó – IEFEM”. Ese es el título de tu trabajo, ¿en qué consiste?
Quería generar una propuesta que permita crear una cultura emprendedora en mujeres a una edad temprana, desde preescolar hasta el grado 11. En mi TFM me centré en los dos últimos grados y su desarrollo en la IEFEM.
Busco que se inculque una cultura alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, una formación en competencias laborales en TIC (Tecnologías de la Información y comunicación) o que se enseñen herramientas y habilidades que permitan a las mujeres el acceso y el control de la propiedad y los recursos financieros.
¿Qué es lo que te movió a dar ese enfoque a tu TFM?
Una de las razones fue mi situación personal. Mi familia está integrada por siete mujeres y un hombre, y el único que tiene libertad económica y financiera es mi hermano. Quiero ayudar a ir cambiando el chip de dependencia de las mujeres desde temprana edad, a fin de empoderarlas para lograr independencia e igualdad económica entre hombres y mujeres.
Mi objetivo último es formar y crear liderazgos femeninos tempranos, para que las mujeres tengan igualdad de derechos que los hombres. Que puedan participar en una gobernanza alternada, donde en un período gobiernen las mujeres y en otro los hombres, para cumplir el lema de la ONU: “No dejar a nadie atrás”.
Me siento orgullosa, feliz, por ser la pionera en la movilización del emprendimiento femenino a edad temprana en la IEFEM
¿Cómo se ha puesto en marcha tu TFM?
Se han realizado actividades preliminares para estructurar la propuesta y plantear la idea a las directivas de la IEFEM.
De esta forma, se ha podido iniciar el trabajo para incluir el emprendimiento como cátedra o de manera transversal (de todas las áreas del saber) en el Proyecto Educativo Institucional. El PEI es la carta de navegación de las escuelas, en donde se especifican los principios y fines, los recursos docentes y didácticos, la estrategia pedagógica, el reglamento o el sistema de gestión.
Una vez incluido en ese proyecto educativo, podremos aplicarlo en toda la institución. Queremos hacer un piloto primero con las estudiantes de la modalidad de comercio, para tener más bases técnicas afines a la propuesta.
Háblanos de la situación de las chicas que han participado en el proyecto, ¿cómo ha sido tu relación con ellas?
Mi relación con las estudiantes ha sido buena. A la mayoría las conozco desde niñas, muchas han estudiado con mi hija desde preescolar. Eso facilitó el proceso y el apoyo a mi proyecto.
Son adolescentes entre los 15 y 17 años, con diversas habilidades creativas innatas que pueden convertirse en emprendimientos. Todas sueñan con ingresar en la universidad al finalizar sus estudios básicos y el 61% espera hacerlo fuera de la ciudad de Quibdó. Otras, sin embargo, tendrán que trabajar para ayudar a su familia.
Algunas de las carreras que les resultan de interés están relacionadas con el aprendizaje del inglés, la ingeniería industrial y civil o la informática.
Como en todo proyecto siempre hay problemas y desafíos…¿Qué dificultades te has encontrado?
¡Muchas! La principal, el tiempo, por las restricciones de movilidad y trabajo en remoto por la pandemia. Nos ha impedido desarrollar focus group o acciones participativas con las estudiantes, así como ha dificultado la interacción con todos los actores directos e indirectos. Por ejemplo, no nos permitió realizar un estado de situación de los emprendimientos individuales que hay en la institución.
También complicó el acercamiento con la Secretaría de Educación Municipal de Quibdó, la Red Juvenil de Mujeres Chocoanas, ONU Mujeres y su componente juvenil, UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), entre otros.
Yaffaidy en la Institución Educativa Femenina de Enseñanza Media (IEFEM)
Ahora que ves que tu TFM está en el inicio de su desarrollo, ¿cómo te sientes?
Agradecida a Dios y a la vida, por permitirme tener esa idea que impacta de manera positiva, especialmente en las mujeres de mi tierra, pero también en el resto del mundo.
Me siento orgullosa, feliz, por ser la pionera en la movilización del emprendimiento femenino a edad temprana en la IEFEM. Un proyecto que, además, puede trasladarse al resto del municipio de Quibdó. No solo en el aula, sino como cátedra transversal, alineada a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, porque se puede aplicar en cualquier país del mundo.
¿Cómo crees que irá creciendo el proyecto?
Es una iniciativa que surge de abajo-arriba, bottom-up. Lo primero es iniciar su divulgación y promoción entre los actores claves en el ámbito local, regional, nacional e internacional. Así, podremos obtener financiación técnica y económica. Es decir, tenemos que realizar un trabajo de fundraising. Lo segundo es empezar el piloto en la IEFEM, para ir llevándolo a Quibdó, Chocó y el resto del mundo.
Afiancé el liderazgo, la comunicación asertiva, la inteligencia intra e inter emocional y aprendí a hacer críticas constructivas, de forma constante y oportuna.
¿En qué te ayudó lo aprendido en el máster para poder llevar a cabo tu TFM?
En mucho. Traté de sacarle el máximo provecho a todas las asignaturas del máster, especialmente a las de gestión de proyectos, enfoques transversales y metodología de la investigación; así como a la práctica externa. También me ayudó mucho mi director del Trabajo Fin de Máster.
Más allá de tu TFM, ¿qué otras habilidades y competencias que has aprendido en el postgrado has podido usar en tu día a día?
Afiancé el liderazgo, la comunicación asertiva, la inteligencia intra e inter emocional y aprendí a hacer críticas constructivas, de forma constante y oportuna.
Me permitió adquirir competencias en cuestiones que antes no había abordado. Por ejemplo, la búsqueda de información en fuentes oficiales confiables, ser más exigente con el tema de derechos de autor, políticas de privacidad y manejo de datos personales.
¿Qué les dirías a aquellas personas que puedan estar interesadas en estudiar este Máster en Cooperación Internacional al Desarrollo?
Les diría que este es su máster si les interesa conocer el mundo, ayudar a eliminar los problemas sociales, trabajar por un planeta más igualitario y equitativo y ser un agente del desarrollo sostenible duradero.
¿Con qué te quedas de tu paso por UNIR?
La huella que me deja el máster y mi paso por la UNIR es de aprendizaje, experiencia y gratitud, que resumiría en empoderamiento.
¿Cómo ves ahora tu futuro?
Prometedor a nivel laboral, profesional y económico; espero que se haga realidad. Ahora toca desarrollar en mi proyecto, aprender idiomas y conocer el mundo trabajando y disfrutando de la vida.
- Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades