Manuel Sánchez Moreno
Un estudio de la estudiante de UNIR Laura Pamela Pérez describe cómo los inadecuados sistemas de saneamiento básico y la falta de accesibilidad a agua apta para el consumo humano (potable o segura) influyen en el desarrollo comunitario de Azama (Ecuador).
El trabajo es resultado de la colaboración entre docentes del Máster y la estudiante Laura Pamela Pérez. Uno de sus logros ha sido poner en valor a los estudiantes y promocionarlos más allá de su exitoso egreso, de modo que se difundan los conocimientos aprendidos y se introduzcan en entornos profesionales.
Naciones Unidas pone de manifiesto que, a pesar de los progresos en el acceso a agua potable y al saneamiento, hay miles de millones de personas, principalmente en zonas rurales, que siguen sin disfrutar de estos servicios básicos.
Un panorama desolador
Una de cada tres personas en el mundo no tiene acceso a agua potable. Dos de cada cinco personas no disponen de una instalación básica destinada a lavarse las manos con agua y jabón. Y más de 673 millones de personas aún defecan al aire libre.
Todo ello se ha agravado con la pandemia de la COVID-19, una enfermedad que ha profundizado en la importancia del saneamiento, la higiene y el acceso adecuado a agua limpia para prevenir y contener las enfermedades. Se han celebrado diversas campañas para fomentar el lavado de manos, un aspecto fundamental para librarse del virus y salvar vidas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el lavado de manos es una de las acciones más efectivas que se pueden realizar para reducir la propagación de patógenos y prevenir infecciones. La realidad, sin embargo, son los miles de millones de personas que carecen de acceso a agua salubre y saneamiento, y la insuficiencia de los fondos.
Desatender los servicios básicos de agua y saneamiento supondría la pérdida de, por ejemplo, un 6,4% del PIB de la India.
Según estimaciones del Banco Mundial, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), la ampliación de los servicios básicos de agua y saneamiento a las poblaciones desatendidas costaría 28.400 millones de dólares al año entre 2015 y 2030. Pero el coste de desatender esta obligación internacional sería terrible en pérdidas de vida humanas y en costos económicos.
Esto se traduciría en la pérdida del 4,3% del producto interior bruto (PIB) de la región del África Subsahariana, o la reducción de un 6,4% del PIB de la India. Y sin mencionar la pérdida de diversidad biológica y resiliencia de los ecosistemas, o el impacto en conflictos armados. En estos escenarios, mueren más niños y niñas por enfermedades relacionadas con el agua y falta de saneamiento que por la violencia directa.
De este modo, el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 procura garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible, y el saneamiento para todas las personas, a través de una serie de metas e indicadores. En diciembre de 2016, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución titulada: “Decenio Internacional para la Acción: Agua para el Desarrollo Sostenible (2018-2028)”.
Un trabajo necesario
Como aporte desde la UNIR a esta agenda global, la estudiante Laura Pamela Pérez realizó un Trabajo Final de Master (TFM) en el posgrado de Cooperación Internacional al Desarrollo: Gestión y Dirección de Proyectos, promocionado a través de el artículo “Influencia del Saneamiento Básico Inadecuado y la Falta de Acceso a Agua Potable en el Desarrollo Comunitario de Azama, Cantón Otavalo”.
Escrito con los profesores Sara Calvo, Rui Alexandre Castanho y Andrés Morales, todos docentes en el citado Máster e investigadores del grupo de investigación Estudios para la Cooperación Internacional y el Desarrollo Económico y Social (ECIDES), conectado con esta titulación.
El servicio de saneamiento y los sistemas de agua potable corresponden a Derechos Humanos que garantizan una vida digna a las personas.
En el estudio se identifican las características del servicio de saneamiento básico, el acceso a agua potable y las clases de manejo implementadas, así como las particularidades del desarrollo comunitario del referido sector, dada la importancia que cada uno de estos elementos representa para la salud integral.
A lo largo de este trabajo es posible identificar que el servicio de saneamiento y los sistemas de agua potable corresponden a Derechos Humanos que garantizan una vida digna a las personas y favorecen el desarrollo comunitario, que a su vez fortalece la organización y participación de la comunidad.
Sin embargo, aún queda mucho por trabajar desde el ámbito público y, en su caso, también la colaboración de entidades privadas para promover el bienestar integral de los habitantes de la comunidad de Azama desde su participación social activa.
Desde el Máster en Cooperación Internacional al Desarrollo: Gestión y Dirección de Proyectos de UNIR seguimos aportando soluciones a problemas globales, mientras promocionamos a nuestros estudiantes y establecemos acuerdos más allá del ámbito académico.
Autor: Manuel Sánchez Moreno es historiador y doctor en Ciencias Jurídicas. Máster en Cooperación Internacional al Desarrollo y Máster en Derechos Humanos y Democratización. Diplomado Internacional en Pueblos Indígenas. Dirige actualmente el Máster en Cooperación Internacional al Desarrollo en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).