UNIR Revista
La figura del trabajador social cobra gran relevancia en el contexto social actual. Es clave para promover el cambio social y trabajar con los colectivos más vulnerables.
La profesión del trabajo social tiene su origen en el siglo XIX, principalmente en Inglaterra y Estados Unidos. Por aquel entonces la sociedad consideraba que las personas pobres podían suponer una forma de alteración del orden social, por lo que se crearon ayudas para atender a este colectivo. En España también se dio una respuesta a esta realidad social creando la primera Ley de beneficencia en el año 1822 que, en adelante, marcaría las funciones del trabajador social. Desde entonces, esta disciplina ha ido evolucionando a la par que el contexto político, social y económico de la sociedad, por lo que ha ido perdiendo su carácter asistencial.
¿Qué es el trabajo social? Funciones principales
La Federación Internacional de Trabajo Social (FITS) define de la siguiente manera qué es el trabajo social como profesión: “es la que promueve el cambio social, la solución de problemas en las relaciones humanas y el fortalecimiento y la liberación de las personas para incrementar el bienestar. Mediante la utilización de teorías sobre el comportamiento humano y los sistemas sociales, el trabajo social interviene en los puntos en los que las personas interactúan con su entorno y se fundamenta en los derechos humanos y la justicia social”.
Los profesionales del trabajo social pueden llegar a desempeñar su actividad profesional en múltiples ámbitos de actuación. Tomando como referencia al Colegio Profesional del Trabajo Social de Málaga, las principales funciones que lleva a cabo este perfil profesional son:
Prevención
Trabajar en el campo de la prevención supone disminuir recursos en futuras intervenciones, puesto que así se evitan situaciones de exclusión. El trabajador o la trabajadora social se centra en la detección precoz de las causas que generan problemáticas individuales y colectivas, derivadas de las relaciones humanas y del entorno social, y que pueden desencadenar una situación de vulnerabilidad.
Atención directa
Una de las premisas básicas del trabajo social es el contacto directo con usuarios; el profesional debe atender a las personas o grupos que presenten indicios o estén en riesgo de exclusión social en ámbitos como centros penitenciarios, migrantes, menores, etc.
Planificación
El objetivo es realizar un diagnóstico social que permita conocer la realidad social de una zona, usuario o colectivo para elaborar un proyecto con objetivos acorde a dicha situación. También tiene en cuenta la perspectiva desde otras disciplinas, ya que el trabajador social suele integrarse en equipos interdisciplinares.
Promoción
El trabajador social se ocupa de potenciar las capacidades y la facultad de autodeterminación de usuarios y colectivos. Además, diseña e implementa las políticas sociales que favorecen la creación y el reajuste de servicios y recursos adecuados para la cobertura de necesidades sociales.
Mediación
Se trata de una nueva área de trabajo de esta disciplina que surge como alternativa a procesos judiciales largos y costosos en ámbitos como el familiar. El profesional —desde su imparcialidad— posibilita la mediación entre las partes implicadas en el conflicto para que así sean ellas las que lleguen a un acuerdo.
Evaluación
Es uno de los pasos más importantes dentro de la intervención. En base a los objetivos propuestos, teniendo en cuenta técnicas, recursos y el tiempo empleado, se detectan errores y se proponen nuevos objetivos y metodologías para alcanzarlos.
Gerencia
El profesional del trabajo social se encarga de dirigir, organizar y planificar los programas sociales.
¿Cómo ser trabajador social? Estudios que capacitan para ejercer esta profesión
Para desempeñar el rol de trabajador social será imprescindible contar con la diplomatura, licenciatura o grado en trabajo social. Además del grado, UNIR también ofrece la posibilidad de realizar el curso puente de adaptación al grado en trabajo social para aquellos egresados que cursaron la diplomatura.
Por otro lado, para algunos ámbitos específicos como, por ejemplo, la salud o el cuidado de personas mayores, pueden ser necesarios otros estudios complementarios como el Máster en Gestión Sociosanitaria o el curso de Dirección de Servicios Sociales.
Competencias del trabajador social
Según el Libro blanco del Trabajo Social, en el apartado denominado “competencias específicas de formación disciplinar y profesional del trabajo social”, se establecen aquellas que diferencian a esta profesión de otras disciplinas. Las competencias del trabajador o trabajadora social se dividen en seis grupos.
- Capacidad para trabajar y valorar de manera conjunta las necesidades y circunstancias de las personas que son objeto de atención.
- Capacidad para planificar, implementar, revisar y evaluar la intervención que se lleva a cabo con los usuarios, así como con otras organizaciones, comunidades y con otros profesionales de diferentes disciplinas.
- Capacidad para apoyar a las personas para que trabajen en su promoción, y así expresar sus necesidades.
- Capacidad para actuar en aquellas situaciones vulnerables de colectivos en riesgo.
- Capacidad para administrar y ser responsable respecto a los valores de la disciplina de la profesión.
- Capacidad para demostrar competencia profesional en el ejercicio del trabajo social.
Es importante que este perfil profesional cumpla con el compromiso ético, el respeto a la autodeterminación, el reconocimiento a la diversidad y multiculturalidad, así como aquellas premisas establecidas en el Código Deontológico del Trabajo Social.
Habilidades del trabajador social
Para poder llevar a cabo todas sus funciones y competencias es necesario que los profesionales del trabajo social cuenten con las siguientes aptitudes:
- Contar con habilidades comunicativas, tanto oral como escrita, para llegar a todas las personas y colectivos.
- Realizar diagnósticos sociales con tal de diseñar y ejecutar proyectos de intervención.
- Diseñar e implementar políticas sociales que corrijan las desigualdades.
- Fomentar la participación social.
- Trabajar en equipos interdisciplinares.
- Mantener en todo el proceso de intervención la escucha activa con los usuarios y el respeto a la diversidad y multiculturalidad para ejercer una intervención sin sesgos.
- Velar por la dignidad de los usuarios y colectivos objeto de atención y su derecho a la autodeterminación.
- Ofrecer buen trato, atención y respeto a todas las personas atendidas.
El trabajo social es una disciplina fundamental para la inclusión de los colectivos más desfavorecidos y personas vulnerables y que, por lo tanto, contribuye a crear sociedades más justas e igualitarias.
