UNIR Revista
La incorporación de los trabajadores sociales a los protocolos de salud mental garantiza un tratamiento pleno al paciente al actuar sobre el conjunto de facetas físicas y psicológicas responsables de su malestar.
Al igual que la sociedad cada vez es más consciente de la importancia de mantener unos hábitos de vida saludables, en lo que a alimentación y deporte se refiere, también comprende que el entorno y los aspectos sociales que rodean a una persona tienen un impacto —positivo o negativo— en su salud mental. En este sentido, la relación entre trabajo social y salud mental adquiere una importancia mayúscula.
Sobre todo, si se tiene en cuenta que entre las ramas del trabajo social destacan aquellas vinculadas al bienestar social en general y al mental en particular. Así, la actuación del trabajador social en este ámbito puede resultar clave tanto en el correcto diagnóstico de la enfermedad, como en el tratamiento y recuperación posterior del paciente. En el Grado en Trabajo Social online de UNIR se estudian en profundidad las diferentes especializaciones y se ofrece una formación integral dirigida a la rápida incorporación del estudiante al mercado laboral.
La intervención en salud mental desde el trabajo social
Gracias al trabajo didáctico que, desde hace años, se está realizando para eliminar los tabúes vinculados a la salud mental, poco a poco hablar sobre ansiedad, estrés, depresión o la existencia de algún trauma se ha normalizado. Esto implica directamente que las personas que sufren estos trastornos estén más dispuestas a verbalizar los problemas a los que se enfrentan, pedir ayuda y seguir el tratamiento pautado por el profesional médico.
Ahora bien, a la hora de afrontar, por ejemplo, un cuadro de ansiedad, tan importante es analizar y ofrecer un tratamiento para los síntomas asociados a ese trastorno mental como estudiar y abordar las potenciales causas detonantes de la enfermedad.
Un ejemplo claro de la intervención en salud mental desde el trabajo social fue la etapa de la COVID-19, una crisis sanitaria que tuvo un impacto social y emocional sin precedentes, en la que estos profesionales fueron un respaldo fundamental en el apoyo psicoemocional de cientos de personas.
¿Cuál es el rol del trabajo social en salud mental?
El rol del trabajo social sanitario en el campo de la salud mental parte de la premisa de que para realizar un correcto diagnóstico del paciente es necesario, al margen del estudio de su sintomatología, llevar a cabo un correcto análisis psicosocial de la persona.
El motivo no solo es conocer si existen factores externos que puedan estar teniendo un impacto negativo o dañino en la salud del paciente; también la red de apoyo con la que contará durante el proceso de recuperación, las implicaciones que podría tener para su trabajo, el soporte económico o habitacional, o sus relaciones familiares.
Del análisis llevado a cabo por el trabajador social y los profesionales sanitarios, se obtendrá una visión completa del cuadro clínico, emocional y social del paciente, lo que permitirá diseñar un plan de actuación dirigido a lograr su plena recuperación. En el supuesto de que no exista cura para la dolencia que padezca la persona en concreto, el plan de actuación podría incluir una estrategia de reintegración dirigida a que aprenda a vivir en sociedad tras el diagnóstico de la enfermedad.
Las funciones del trabajador social en salud mental
El trabajador social que desarrolla su profesión en el área vinculada a la salud mental centra su atención en el paciente y los hechos que le rodean. Por ello, su actividad se dirige tanto a conocer a la persona que acude al centro médico u hospital a recibir tratamiento, como a su entorno y a su realidad personal, familiar y/o social, profesional y económica. Por lo tanto, será fundamental la realización de un primer estudio psicosocial que permita valorar los impactos de carácter positivo y negativo de cada una de estas áreas.
Llegado el momento del diagnóstico, existirá una función de formación y acompañamiento durante el tratamiento tanto para el paciente como para su red de apoyo, normalmente formada por familiares y/o amigos.
Además, el trabajador social será el encargado de coordinar la solicitud de ayudas económicas, de ser necesarias, así como de impulsar y ofrecer las herramientas que garanticen la reinserción a su vida diaria; algo especialmente importante en el trabajo social psiquiátrico o sanitario vinculado a los trastornos mentales graves en el campo de la psiquiatría.
Por último, destacar la labor que realiza el trabajador social en el campo de la prevención en una doble vertiente, pues realiza un seguimiento del paciente para evitar futuras recaídas y estudiar las causas que provocaron su enfermedad. El objetivo es analizar posibles escenarios detonantes de determinados trastornos o que hagan más proclive a una persona padecerlos, con el objetivo de diseñar planes que impulsen su prevención.
Esta labor tiene un impacto positivo en el conjunto de la ciudadanía, ya que a través de este conocimiento se impulsan desde protocolos de actuación hasta actividades formativas dirigidas a mejorar las condiciones de vida de colectivos en riesgo de exclusión social o a erradicar conductas tóxicas que, de una forma u otra, pueden dañar a los ciudadanos.
Al final el binomio formado por trabajo social y salud mental se basa en la idea de abordar la salud de la persona con una visión global, incorporando al cuadro clínico del paciente un estudio de causas psicoemocionales y psicosociales que faciliten comprender todos aquellos aspectos que puedan estar siendo un detonante de su malestar.