UNIR Revista
Mediante el índice de vulnerabilidad social se conoce la situación de diferentes colectivos y personas, dando pie a aplicar soluciones para evitar casos de pobreza o exclusión social.
Los servicios sociales trabajan con diferentes colectivos, como los que presentan una situación de vulnerabilidad social. En este contexto, los profesionales se encargan de evitar que este status quo se cronifique y provoque una situación de exclusión social o pobreza.
Pero antes de ver específicamente a qué nos referimos cuando hablamos de vulnerabilidad social, hay que responder a la pregunta qué es la vulnerabilidad. Este concepto hace referencia a “múltiples factores de riesgo que impiden que una persona o grupo de personas mantenga o mejore su bienestar”, tal y como lo define Acción Contra el Hambre.
Así, la vulnerabilidad social se refiere a la situación social de aquellas personas, grupos o familias que han visto deteriorada sus condición de vida social y personal, y donde las redes sociales son débiles y hay un acceso irregular a los servicios públicos. Este concepto está relacionado no solo con la situación social, sino también con la cultural, política y económica.
El trabajador social desempeña su labor en diferentes ámbitos, siendo los colectivos vulnerables uno de los principales. Por lo tanto, la intervención social ejerce un papel fundamental en este tipo de realidades y se debe llevar a cabo por un profesional con la formación adecuada.
El Grado en Trabajo Social online de UNIR ofrece los conocimientos necesarios para saber interpretar los problemas que presentan los colectivos o personas evaluadas, detectar sus necesidades, y diseñar proyectos para intervenir y actuar para mejorar su situación y calidad de vida.
¿Cómo identificar a una persona o familia vulnerable?
El deterioro que recoge la vulnerabilidad social está relacionado con la disminución o pérdida de recursos económicos, la dificultad para acceder a una vivienda, a los servicios de salud, a un empleo o a la participación social.
Una persona o familia se considera vulnerable cuando se encuentra en un ambiente personal o familiar debilitado y tiene un riesgo alto de perder sus bienes, propiedades o su sistema de sustento o de su familia.
Los niños, las mujeres y los ancianos están considerados como los colectivos más vulnerables. Otro colectivo considerado vulnerable son los migrantes, dado que no se encuentran en su país de origen y esto puede provocarles dificultades con el idioma, la incorporación al ámbito laboral, la carencia de una red de apoyo…
Esta condición de vulnerabilidad ha de trabajarse desde la discreción y el respeto por parte del trabajador social, el cual debe mantener la confidencialidad de la información sensible a la que acceden.
Esta obligación se integra en el conjunto de principios éticos del trabajador social, que siempre han de estar presentes, independientemente del colectivo, entidad o institución para la que estos profesionales trabajen.
¿Cómo se mide la vulnerabilidad social?
Este fenómeno se mide analizando y basándose en los denominados indicadores de vulnerabilidad. Cada variable establece los criterios por los que se mide el índice de vulnerabilidad de las personas o familias que están siendo evaluadas. Existen, por ejemplo:
- El índice de vulnerabilidad de paro, por el cual se mide la situación laboral.
- El índice de vulnerabilidad de estudios, evalúa el nivel educativo.
- El índice de vulnerabilidad de vivienda, analiza el tipo de hogar en el que viven.
- El indicador de pobreza, a través del cual se mide los ingresos per cápita y la situación económica
- El indicador de salud, el cual pone el foco en los accesos a los servicios de salud.
- Los indicadores de identificación, que reflejan los rasgos personales tales como la edad, el género, la nacionalidad, etc.
Según los datos recogidos en 2022, el informe de vulnerabilidad social de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza (EAPN, por sus siglas en inglés) refleja que España ocupa el cuarto puesto en países de la UE con mayor tasa de población en riesgo de pobreza, con un 26 %. Rumanía encabeza la lista con un 34,4 %, seguido de Bulgaria (32,2 %) y Grecia (26,3 %).
¿Qué dice la ley al respecto de la vulnerabilidad social?
El Estado español ofrece un plan de ayudas que van destinadas a solucionar la situación de las personas vulnerables. Para acceder a ellas es necesario solicitar un certificado de vulnerabilidad, un documento mediante el cual los ciudadanos ratifican su situación económica precaria.
Por otra parte, el Real Decreto-ley 16/2021 recoge una serie de medidas en materia de vivienda, pobreza, salud… para hacer frente a situaciones de vulnerabilidad social y económica. Este Real Decreto ha ido incorporando medidas y cambios que se han ido adoptando por circunstancias excepcionales, como la crisis sanitaria del COVID-19 o la crisis económica derivada de la pandemia. El bono social y la garantización de suministros de agua, luz y gas natural de consumidores vulnerables son algunos ejemplos recientes.
Factores de vulnerabilidad social y sus consecuencias
Una de las causas principales de la vulnerabilidad social es el desempleo o la desigualdad de oportunidades. Una persona o colectivo también puede verse en esta situación por otros motivos, tales como desastres naturales, enfermedades, el cambio climático, accidentes graves, hambrunas, etc.
Estas casuísticas pueden llevar a la cronificación de esta vulnerabilidad y conducir a la pobreza o la exclusión social.
Diferencia entre vulnerabilidad y exclusión social
La diferencia entre vulnerabilidad y exclusión social radica en la definición de cada término, principalmente porque son dos fenómenos distintos.
La exclusión social es cuando una persona, grupo o colectivo presenta múltiples vulnerabilidades. Más concretamente es la situación que “afecta a individuos o grupos, impidiéndoles acceder a un nivel de calidad de vida decente, y/o de participar plenamente, según sus propias capacidades, en los procesos de desarrollo”, según la definición de la OMS.
Así pues, la exclusión social es una consecuencia del agravamiento de la vulnerabilidad social. Por ejemplo, cuando una persona desempleada de larga duración, es decir, una persona vulnerable, agota todos los recursos económicos, las prestaciones y no puede hacer frente a gastos básicos como la alimentación, puede estar en una situación de exclusión social, representando un aislamiento completo del sistema social.
En resumen, podemos concluir que la vulnerabilidad social incluye múltiples factores de riesgo que pueden llevar a las personas a situaciones de exclusión social. Los datos indican que perfiles laborales como el del trabajador social siguen siendo necesarios para contribuir a la reducción de estas cifras y a la mejora de la situación de bienestar de este colectivo.