Pere Simón Castellano
La figura jurídica del Head o Chief of Compliance es fundamental para llevar a cabo esta tarea: dominar las técnicas que permitan a la empresa mitigar riesgos.
Tres son las ideas que, a juicio de Richard Susskind, impulsan el nuevo paradigma de los abogados: qué efectos que se han producido en el Derecho y en el ejercicio profesional de los operadores jurídicos, cómo hay que interpretar el «nuevo paisaje» y, finalmente, qué perspectivas se ofrecen a los abogados del futuro.
El pasado abril se publicó, en la colección La Ley de Wolters Kluwer, la traducción de la brillante monografía de Richard Susskind titulada «Tomorrow’s Lawyers». En ella, el citado prestigioso gurú de la abogacía se sumerge en la transformación de las profesiones jurídicas fruto del impacto y proyección de las más modernas tecnologías.
Las perspectivas de futuro
Es obvio que el abogado, tanto de presente como de futuro, no puede vivir aislado o alejado de la realidad social, marcada hoy en día por la inmediatez y la arquitectura en red que ofrece Internet. En un mundo inundado de información irrelevante, el asesoramiento legal basado en el conocimiento específico y sectorial que puede ofrecer el abogado deviene esencial.
Más allá de las capacidades del operador jurídico para trabajar y comercializar servicios en entornos en línea, así como el uso eventual de la tecnología para maximizar beneficios, reducir costes o mejorar cualitativamente el servicio legal prestado, encontramos también las oportunidades inherentes que nacen de los propios cambios «culturales». Me refiero a las transformaciones que se producen en el ADN de nuestra «cultura jurídica» y que trasladan sus efectos también en la forma en la que el ordenamiento jurídico despliega las respuestas jurídicas.
La cultura del cumplimiento normativo
El mejor ejemplo es la creciente demanda de profesionales capaces de implementar, gestionar y monitorizar sistemas de cumplimiento normativo en empresas, organizaciones u organismo del sector público. Una cultura de cumplimiento basada en la trazabilidad de las acciones, en el liderazgo vertical de la gerencia o dirección, en la consulta y comunicación constante con el operador jurídico y en el principio de revisión y mejora continua.
Profesionales capaces de dominar las técnicas y metodologías que permiten apreciar con exactitud los niveles de riesgo a los que se enfrenta la organización, su probabilidad e impacto; y trabajar sobre estos en base a controles e inventarios interoperables y funcionales, en los que, una vez más, el papel del operador jurídico es asesorar y actuar como catalizador de procesos, liderando tantas verticales como sean necesarias.
La demanda se extiende también a auditores y peritos de sistemas de cumplimiento normativo. En breve, el Tribunal Supremo publicará el primer listado de peritos oficiales reconocidos a tal efecto en España.
La responsabilidad proactiva y el rol del abogado del mañana
Una nueva realidad, una nueva cultura de cumplimiento, que exige proactividad a empresas y organismos. Primero fue la responsabilidad penal de las personas jurídicas, con las reformas operadas en 2010 y 2015, y luego el marco normativo en protección de datos, con el RGPD en 2016 y la LOPDGDD en 2018.
Con todo, el profesional del cumplimiento normativo debe dominar las técnicas que permitirán a la empresa mitigar los riesgos cuya naturaleza puede ser muy diversa: penales, financieros, reputacionales, tributarios, medioambientales, calidad, seguridad de la información, privacidad y protección de datos, etc.
Head of Compliance: una oportunidad de presente y futuro
La figura jurídica del Head o Chief of Compliance es fundamental para llevar a cabo las mencionadas tareas. Es por ello que su demanda está creciendo de forma exponencial en los últimos años. Este perfil profesional encuentra salidas tanto en posiciones in-house en empresas medianas y grandes, en las que convive juntamente con la auditoría interna y la asesoría legal, como en SME (Small and Medium Enterprises) que cada vez más requieren de estos perfiles y acaban recurriendo a despachos de abogados o a profesionales independientes.
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