Román Rodríguez Curbelo
Los abogados laboralistas están muy demandados en cualquier sector, son fundamentales para determinar cómo serán las futuras relaciones contractuales y necesitan mantener siempre al día sus conocimientos para adaptarse a una regulación muy cambiante.
El Derecho del Trabajo es una de las áreas que requiere de una mayor capacidad de adaptación a los cambios legislativos, porque su regulación es una de las más dinámicas.
Esto es así en cualquier rama del Derecho, reconoce el director académico del Máster en Derecho del Trabajo de UNIR, Guillermo García, pero en especialidades como la laboral o la fiscal es muy evidente porque hay novedades en sus normas prácticamente cada año.
Por eso es importante estar siempre actualizado, reciclarse cada poco tiempo para estar al día, insiste el también vicedecano de Investigación de la Facultad de Derecho de UNIR.
Esta formación puede servir para ejercer en muchos países, aunque hasta cierto punto. Los principios del Derecho del Trabajo son muy similares y extrapolables, por ejemplo, en Europa.
También en Latinoamérica, donde se bebe mucho de la regulación comunitaria, sobre todo en materia de prevención de riesgos laborales y nuevas tecnologías, entre otras materias.
“Aun así, pese a todo, hay que tener en cuenta que las normativas son nacionales, propias de cada país, y por lo tanto siempre habrá diferencias entre cada uno”, advierte el docente de UNIR.
No obstante, no solo se deben adaptar cada cierto tiempo a nuevas normativas. También han de afrontar una nueva realidad marcada por una acelerada transformación digital.
La influencia inevitable de las nuevas tecnologías
Porque desde el punto de vista del procedimiento y el ejercicio diario de los profesionales, las nuevas tecnologías han revolucionado todos los ámbitos. Ahora bien, desde la perspectiva específica del Derecho del Trabajo, cada vez hay más asuntos por resolver relacionados precisamente con las nuevas tecnologías.
Derechos como la desconexión digital (“uno que ojalá tuviéramos todos”, dice con ironía) o a la intimidad, como en correos electrónicos, grabaciones y demás, están vinculados a los derechos fundamentales de las personas.
Pero ya incluso se han registrado casos de despidos anunciados por WhatsApp. “Es muy importante conocer cómo influyen las nuevas tecnologías en las relaciones laborales”, reconoce García.
No se sabrá quién te despide.
De hecho, el Máster en Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de UNIR tiene una asignatura específica sobre esta cuestión. Un contenido que ya resulta básico porque en un futuro no muy lejano se levarán a cabo contrataciones y se producirán despidos basados en inteligencia artificial, según Guillermo García.
“Te podrá despedir un bot, como ya hace Amazon. Y lo justifica porque no se haya cumplido con los objetivos o no se haya rendido lo esperado en función de una monitorización previa. Al final, no se sabrá quién te despide”, afirma.
Hay mucha discusión en torno a estos asuntos. En la Unión Europea, de hecho, ya se trata de regular el concepto específico de gestión algorítmica del trabajo.
Los fundamentos no cambian
Un algoritmo controla lo que un empleado hace o deja de hacer, además de toda una serie de parámetros, como el rendimiento. En función de esas mediciones se pueden extinguir, modificar o incentivar contratos, o parte de ellos, de una manera automática.
Esto se vincula, a su vez, con el aislamiento y el riesgo psicosocial porque, a fin de cuentas, interactúas con un jefe que en realidad es un algoritmo. Pero, ¿un empleado despedido de este modo puede recurrir? “Sí, claro. Puede consultar con un abogado laboralista”, responde Guillermo García.
Y subraya al respecto que, además de los nuevos derechos que emanan de las nuevas tecnologías, un buen profesional ha de controlar los fundamentales que inspiran, a su vez, a los laborales, y que son esencialmente “la base de todo”.
“Hay principios que, por mucha tecnología que haya, no pueden ser vulnerados. Por ejemplo, la discriminación: imagina que no puedes rendir más porque tienes una discapacidad”, ejemplifica el experto.
O en el acceso a un puesto. Si un aspirante tiene una edad determinada o cumple con una serie de características, una inteligencia artificial podrá mediante una ingente cantidad de datos (big data) prever su baja o un embarazo. Y la empresa acaba por no contratar.
Este tipo de cuestiones, de problemas y retos por venir, se abordan en el Máster en Derecho del Trabajo, una titulación moderna, siempre actualizada en contenidos y en perspectiva, conformada por asignaturas orientadas hacia las nuevas demandas y perfiles profesionales.
Un posgrado que, además, cuenta con el respaldo del despacho laboralista más grande y prestigioso de España, Sagardoy Abogados, donde los estudiantes practicarán con casos reales impartidos por juristas y socios del despacho.
Los egresados estarán preparados para afrontar con garantías la labor en un despacho de abogados como éste o para montar su propia consultoría.
Profesionales muy demandados
Las condiciones de un abogado especializado en el mercado laboral, así como en otras ramas del Derecho, varían en función de si se ejerce como experto independiente o en un despacho junto a otros compañeros.
La posición se la diseña uno mismo si trabaja por cuenta propia. En un despacho depende sobre todo de los años de experiencia. Y la remuneración, en general, varía bastante, especialmente en función de la trayectoria.
“Pero más que las condiciones económicas, la mayor diferencia estriba en la empleabilidad. Es un área que genera mucho empleo, tanto por cuenta propia como en despachos, porque son un tipo de abogados muy demandados”, afirma García.
Un abogado laboralista puede también encontrar empleo en empresas como jurista interno o “in house”, en su denominación inglesa.
De hecho, la gran mayoría de empresas de cierto tamaño ya necesitan abogados que se ocupen de sus asuntos corporativos y de una manera más interna. Posibilidades que brinda una especialización llena de oportunidades.