Alfonso Basallo
Ha aumentado notablemente el número de causas de nulidad matrimoniales tras la reforma impulsada en 2105 por el Papa Francisco. Pero no todas las diócesis tienen tribunal o no todos cuentan con suficiente personal cualificado. Esta situación se agrava en bastantes lugares de América Latina,
Ha aumentado notablemente el número de causas de nulidad matrimoniales tras la reforma impulsada en 2105 por el Papa Francisco, con el documento (motu proprio) “Mitis Iudex Dominus Iesus“ que implica una simplificación y agilización del proceso.
En España sólo en los primeros doce meses tras la aplicación de la reforma casi se duplicaron las demandas, con un aumento del 93%; y en países de América Latina, como Colombia y Ecuador, en todas las diócesis se ha registrado incrementos significativos.
Es lógico ese incremento, ya que el proceso es ahora más sencillo que antes: actualmente basta una sola sentencia a favor de la nulidad del matrimonio para que esta sea efectiva, “y no es necesario que la nulidad sea confirmada por un segundo tribunal”, explica Javier Ferrer Ortiz, catedrático de Derecho Canónico y Derecho eclesiástico del Estado, y asesor del Máster en Derecho Matrimonial Canónico online de UNIR.
Hasta ahora, en el Derecho Canónico, cuando un tribunal eclesiástico declaraba la nulidad de un matrimonio se producía una apelación automática al tribunal inmediatamente superior, y solo si éste confirmaba la decisión del anterior, aquella adquiría firmeza.
Con la reforma del Papa Francisco, los procesos son más rápidos al haberse suprimido la segunda instancia obligatoria. Además, se ha introducido un nuevo proceso más breve ante el Obispo, para los casos donde la nulidad sea más evidente, que puede durar entre 45 y 60 días de media.
Al haber aumentado el número de demandas la aglomeración se ha traducido en lentitud
Pero al haber aumentado el número de demandas (en Madrid, por ejemplo, se ha pasado de 200 a 600) la aglomeración se ha traducido en lentitud.
El volumen de trabajo que ello supone y el peligro de que con este incremento “se banalicen los procesos de nulidad” –como advierte el profesor Ferrer Ortiz– hacen más necesario que nunca proporcionar una esmerada preparación jurídica a todos aquellos que intervienen ante los tribunales eclesiásticos.
Hacen falta expertos y hace falta que estén bien formados. El propio Papa Francisco subrayó que lo deseable es que toda diócesis tenga su tribunal, para que más fieles puedan acceder a las causas. Esto implica que un tribunal debe funcionar con personal debidamente preparado: jueces, defensores del vínculo, abogados, etcétera, tanto clérigos como laicos.
Pero no todas las diócesis tienen tribunal o no todos cuentan con suficiente personal cualificado. Esta situación se agrava en bastantes lugares de América Latina, donde es difícil recibir una preparación específica en Derecho Matrimonial Canónico, dada la carencia de Facultades que ofrezcan el grado.
Muchos sacerdotes o seminaristas de América Latina no pueden desplazarse hasta las Facultades o carecen de medios para estudiar en Roma.
Muchos sacerdotes o seminaristas, por ejemplo, no pueden desplazarse hasta esas Facultades o carecen de medios para estudiar Derecho Canónico en Roma.
La enseñanza online es una solución práctica y accesible para muchos –señala Javier Ferrer-. El Máster en Derecho Canónico online de UNIR ofrece una preparación específica para todos aquellos que quieran trabajar ante los tribunales eclesiásticos como notarios, abogados y procuradores; y para aquellos que ya trabajan en esos mismos tribunales, incluidos los jueces, defensores del vínculo y promotores de justicia, y quieren actualizar sus conocimientos y obtener un título oficial. El claustro del Máster lo forman jueces y abogados de Tribunales Eclesiásticos, así como profesores de Derecho Matrimonial Canónico de prestigiosas universidades.
A los oficios ya previstos por el Código de Derecho Canónico, la reforma añade otros recursos de personal como los consejeros matrimoniales
Con los conocimientos y destrezas adquiridos en el Máster también es posible trabajar como asesores y orientadores familiares, que pueden aconsejar a las parejas en asuntos relativos al matrimonio. A los oficios ya previstos por el Código de Derecho Canónico, la reforma introducida por el Papa Francisco añade otros recursos de personal que son necesarios para garantizar un adecuado servicio.
Es el caso de los consejeros matrimoniales para atender consultas preliminares acerca de una eventual nulidad del matrimonio, tanto en el ámbito parroquial, como formando parte de una estructura estable en el ámbito diocesano.
Además, el Máster de UNIR, único oficial reconocido por ANECA, permite en su caso acceder al Doctorado en Derecho a quien desee ampliar sus estudios e iniciar una carrera académica.