Luz Ocampo
Santiago Rubín de Celís, coordinador del Máster en Estudios Avanzados en Terrorismo nos da las claves sobre cómo comunicar sobre esta temática y lo que implica la irrupción de las cabeceras digitales.
La inmediatez es la seña de identidad de la sociedad actual, una cuestión a la que han tenido que adaptarse los medios de comunicación tradicionales. Esto implica cambios en el lenguaje, herramientas, formas de trabajar… ¿Cómo afrontar este escenario cuando se trata de una cuestión tan delicada como el terrorismo? Santiago Rubín de Celís, doctor en Comunicación Audiovisual y coordinador del Máster de UNIR en Estudios Avanzados en Terrorismo: Análisis y Estrategias, lo tiene claro y reconoce que la inmediatez de la información en este campo periodístico no puede poner en tela de juicio la ética de la profesión.
Pese a los cambios que ha supuesto Internet, Rubín de Celís insiste en la importancia de que los medios de comunicación mantengan sus principios de veracidad y objetividad, máxime cuando se trata de un tema como el terrorismo. A ello habría que sumarle el de la responsabilidad. “Los medios tienen una gran responsabilidad a la hora de generar contranarrativas que deslegitimen el discurso de los terroristas, mostrando su falsedad, subrayando su ilegitimidad e indicando la victimización a la que estos someten al conjunto de la sociedad civil contra la que actúan”, explica.
¿Cuál debería ser el papel actual de los medios de comunicación a la hora de informar sobre terrorismo?
El derecho a la información es uno de los pilares sobre el que se sustenta el buen funcionamiento de una sociedad democrática, liberal y abierta. De modo que el terrorismo, en términos de su (evidente) relevancia social, no escapa al interés informativo mediático ni ciudadano. El objetivo es informar, objetiva y distanciadamente, sí, pero no alarmar, estigmatizar a ningún colectivo, generar corrientes de odio o, en base a la repetición y saturación de dichas noticias, banalizar la violencia terrorista, convertirla en algo cotidiano para gran parte de la ciudadanía.
¿Qué diferencias existen entre los medios clásicos y los digitales a la hora de abordar la información relacionada con el terrorismo?
Internet ha marcado un antes y un después en la comunicación, cada vez más inmediata, global y accesible. Sin embargo, ante el terrorismo, la diferencia entre utilizar medios tradicionales o menos convencionales no debe marcar una diferencia necesaria en el tratamiento de dichas noticias.
Informar sobre un atentado terrorista a través de una red social —como ante cualquier otro hecho— significa poder relatarlo casi de forma sincrónica a su acontecer, actualizar la información en tiempo real, contar la noticia sobre el mismo terreno… pero esto no debe significar ni una pérdida de objetividad por la proximidad —que nos llevaría a un tratamiento emocional y subjetivo de la noticia— ni con una falta de rigor. La responsabilidad de los medios es la misma sean convencionales o nuevos medios digitales.
¿Influye que cada vez sea un terrorismo más globalizado?
La globalización es la realidad en la que vivimos y el terrorismo o los medios, para optimizar sus expresiones, han tenido que reinventarse para seguir resultando eficaces. Por eso deben comprender el fenómeno de manera no ya local sino de forma más extensa, analítica y precisa. Sin embargo, aunque sus potenciales lectores, usuarios o espectadores son más amplios y no están limitados geográficamente, sus necesidades informativas siguen siendo las mismas: información de calidad, verdadera y contrastada.
“La desinformación contribuye al extremismo”
La inmediatez es una de las señas de identidad del periodismo actual, una cuestión que puede implicar inexactitudes, ofrecer datos erróneos e, incluso, actuar en beneficio de los terroristas. ¿Cuáles serían las reglas generales que deberían aplicar los medios?
La inmediatez no debe implicar ninguna traición ni a la ética ni a la deontología periodística. Alteraciones de estos pilares básicos generan desinformación y dudas respecto al papel de los medios, polarización social en cuanto a las posiciones ciudadanas tomadas frente a los hechos de los que se informa y fomentan narrativas justificadoras o legitimadoras de posturas radicales, populistas y/o fundamentalistas. La desinformación contribuye al extremismo.
El discurso es clave si hablamos de terrorismo porque es una parte muy importante en la confrontación. ¿Qué lenguaje deben adoptar los medios para abordar este tema?
Un lenguaje distanciado y objetivo, no emotivo ni cargado de “sentimentalismo” o afectación. La acción terrorista es racional y finalista pero apela emocionalmente a un discurso del “nosotros contra ellos”. Los medios no deben entrar en dicha lógica porque así solo reafirman su existencia. Al contrario, deben tratar al terrorismo y a los terroristas como un fenómeno antisocial delictivo (enfrentado al sistema de valores y la construcción social aceptada mayoritariamente por el grupo) y, por lo tanto, ilegítimo y dañino para la sociedad.
En este contexto, ¿cuál es la importancia de una buena formación para periodistas y comunicadores a la hora de informar de forma veraz sobre este tema?
La formación de los profesionales del periodismo y la comunicación es básica para una praxis que respete la deontología y la ética de la profesión. Nada que no haya sido fundamental antes, en el pasado, reciente o más remoto, o que no lo vaya a ser en el futuro a corto y medio plazo. Una práctica profesional basada en unos valores y principios éticos, humanistas y socialmente comprometidos.
Usted cuenta con experiencia como conferenciante y colaborador de medios de comunicación. ¿Cómo influye a la hora de abordar sus clases?
La praxis de esos tres ámbitos profesionales, con sus responsabilidades y éticas particulares, coincide en la necesidad de ejercerlos con objetividad y un enfoque analítico, científico y no sesgado, comprensivo y explicativo. Si bien el lenguaje de los medios es, a menudo, distinto del de el mundo académico, principios como los de veracidad, rigor, cuestionamiento, objetividad y responsabilidad son compartidos por ambos. Tanto la divulgación como la comunicación y la enseñanza considero que han de poseer, además, un cierto carácter didáctico. Por ello, mi labor como director en el Máster de UNIR en Estudios Avanzados en Terrorismo: Análisis y Estrategias está igualmente guiada por una ética y por una gran responsabilidad en el proceso de transmisión de conocimiento a los estudiantes; un aprendizaje que, a su vez, guíe a estos en su desempeño profesional actual y futuro.