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El contrato de confidencialidad se utiliza en el ámbito empresarial para proteger datos sensibles como estrategias comerciales, propiedad intelectual y planes de negocio.
La información puede llegar a ser uno de los activos más valiosos en el panorama empresarial. Es por eso que la confidencialidad es esencial para proteger la información sensible y estratégica de una compañía. En este contexto, el contrato de confidencialidad, también conocido como NDA (por sus siglas en inglés, non-disclosure agreement), es una herramienta legal esencial que establece las bases para la protección y el manejo adecuado de datos confidenciales.
El contrato de confidencialidad es un acuerdo legal entre dos o más partes que establece las condiciones bajo las cuales se prohíbe revelar información confidencial de un tercero. Es muy utilizado en el ámbito empresarial para proteger datos sensibles como estrategias comerciales, propiedad intelectual y planes de negocio, entre otros.
Este acuerdo puede ser de dos formas: unilateral, si solo una de las partes debe guardar el secreto de la información (por ejemplo, un empleado con datos de su empresa); o bilateral, si son todas las partes las que deben mantener el secreto.
Normalmente, son los abogados laboralistas los encargados de redactarlos y revisar este tipo de contrato. Si te interesa especializarte en esta rama del Derecho, te interesará el Máster en Derecho Laboral online de UNIR.
La cláusula de confidencialidad en un contrato laboral
La cláusula de confidencialidad es un elemento esencial en un contrato de trabajo que regula el manejo de información sensible por parte del empleado. Fundamentalmente, busca proteger su información más sensible de posibles filtraciones. Esta información puede ser desde datos de los clientes de una compañía hasta sus estrategias comerciales, recetas de productos o proyectos en desarrollo.
Esta cláusula también debe establecer la duración de la obligación de confidencialidad; en algunos casos puede seguir vigente a pesar de que el empleado haya abandonado la empresa. De esta forma, las organizaciones se aseguran de que su información sensible no llegue a la competencia.
¿Cómo hacer un contrato de confidencialidad?
A la hora de redactar un contrato de confidencialidad, hay que tener en cuenta ciertos elementos indispensables. Por ejemplo, es fundamental, poner las partes que intervienen, señalando qué personas o entidades participan en el acuerdo.
También hay que delimitar el objeto del acuerdo, señalando qué información no se compartirá y cómo puede ser utilizada. Además, es necesario indicar el periodo de duración, ya que durante el tiempo que se acuerde no se podrá revelar ninguna información mencionada en el contrato.
Asimismo, se deben añadir las sanciones que puede sufrir una persona o entidad si no cumple con su parte del acuerdo. Por norma general, esta cláusula suele utilizarse de forma disuasoria.
En el contrato de confidencialidad se detallará si la empresa dará algún dispositivo al empleado que pueda contener información confidencial. Por último, es importante que las partes firmen el documento y la fecha de la firma ya que de esta forma muestran su conformidad y el acuerdo ya es vigente.
¿Cuánto dura un contrato de confidencialidad?
No existe una duración concreta para un contrato de confidencialidad, depende de las políticas de cada empresa y sus necesidades. En algunos casos, la obligación de confidencialidad puede ser temporal y durar el mismo tiempo que un contrato de trabajo.
Sin embargo, si la información sensible es valiosa, la duración de la cláusula de confidencialidad puede ser superior a dos años. Incluso, puede ser indefinida si la información sigue siendo relevante y confidencial.
Las consecuencias del incumplimiento del contrato de confidencialidad
Incumplir cualquier tipo de acuerdo acarrea consecuencias, como las sanciones laborales, pero es que en el caso de los contratos de confidencialidad se pueden sufrir hasta consecuencia legales. Si un empleado vulnera la cláusula de confidencialidad y divulga información sensible de la empresa, este puede ser sancionado por su compañía. En los casos más graves es posible que tenga un despido disciplinario, perdiendo así el derecho a indemnización.
Cuando es un exempleado el que filtra alguna información sensible que por acuerdo no debía haber compartido, la empresa puede llegar a demandar a su extrabajador, así como a solicitarle daños y perjuicios. No obstante, en ambos casos la empresa tiene que demostrar con pruebas sólidas que se ha vulnerado la cláusula de confidencialidad y de que esto ha provocado un perjuicio para la compañía.
En conclusión, el contrato de confidencialidad es un instrumento legal amparado en el Derecho laboral que protege la información sensible de las empresas. No obstante, hay que saber redactarlo correctamente y estar al tanto de la normativa vigente para que tenga validez legal.