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Los criminólogos positivistas enfrentan los planteamientos clásicos que se apoyaban en métodos abstractos y deductivos, con su método empírico e inductivo.
El desarrollo teórico de la criminología como ciencia social comienza en el siglo XIX y diferentes corrientes de pensamiento y estudio han marcado su rumbo hasta la actualidad. Una de estas corrientes es la Escuela Positiva o Positivista, que surge en Italia a finales del siglo XIX y tiene como autores de referencia más destacados a Enrico Ferri, Cesare Lombroso y Raffaele Garofalo.
El positivismo criminológico surge en el contexto de una nueva era científica y como contraposición a la etapa anterior en la que los planteamientos de la Escuela Clásica sobre el libre albedrío a la hora de cometer un delito eran los que se imponían hasta el momento en los foros de debate.
Uno de los principales cambios que introdujeron los criminólogos y teóricos de la Escuela Positiva fue la aplicación del método científico para explicar la delincuencia, defendiendo que una persona está condicionada biológicamente para delinquir.
Los criminólogos positivistas enfrentan los planteamientos clásicos que se apoyaban en métodos abstractos y deductivos, con su método empírico e inductivo: partiendo de las leyes naturales y de la observación objetiva de la realidad, los positivistas planteaban conclusiones generales a partir de premisas y de los datos que extraían de la observación.
Para el positivismo criminológico, una persona no tiene control sobre sus actos a la hora de cometer un delito. Para esta corriente, el comportamiento humano es parte de una dinámica de causas y efectos, con determinantes internos o biológicos y externos o sociales. A diferencia de la Escuela Clásica, que no profundiza en la causa del delito y se limita a imponer una sanción, los positivistas indagan en las motivaciones y el contexto en el que se comete un hecho delictivo, con el objetivo de adaptar los remedios a las causas que lo producen, como explicaba el propio Ferri en una de sus obras y, además, aprender de la experiencia para prevenir que ocurra.
Así, los principales postulados de la Escuela Positivista se resumirían en:
- Niegan el libre albedrío, una persona no tiene libertad de elección para cometer o no un delito, la conducta humana está determinada por factores biológicos, psíquicos y sociales.
- Se utiliza el método experimental para observar la realidad y extraer conclusiones a partir de los datos extraídos.
- El delito es un fenómeno natural y social.
- La sanción que se imponga debe ser proporcional a la peligrosidad del autor.
- Aunque la pena es una medida de defensa social, apropiada porque el delincuente es agresivo, se persigue la reforma y readaptación de los delincuentes y la prevención es más importante que la represión.
Ramas de la Escuela Positivista
Con el método científico como punto de partida, la Escuela Positivista tenía dos ramas principales de pensamiento:
- Por un lado, Cesare Lombroso planteaba el delito como el resultado de la predisposición biológica de un individuo, dando forma a las teorías de la vertiente positivista centrada en la antropología.
- Por otro lado, la vertiente sociológica de Enrico Ferri sostenía que en la comisión de un delito subyacen factores sociológicos.
El comportamiento humano, con el enfrentamiento entre la predisposición a cometer un delito y el libre albedrío, es uno de los temas que más interés genera entre los especialistas de distintas disciplinas. Junto con la Escuela Positivista y la Clásica, otros juristas, criminólogos y científicos de diversas especialidades han realizado postulados relevantes que han impulsado la evolución de la criminología y la comprensión tanto del hecho delictivo como del criminal, la víctima, el entorno y demás esferas que abordan su estudio.
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