Román Rodríguez Curbelo
Una mezcla de casualidad, destino y personalidad llevaron a este letrado a la abogacía. Iba para médico, pero acabó montando de la nada un despacho de abogados que hoy, tras mucho esfuerzo y varias victorias profesionales, ha sido nombrado Embajador para España de UNIR.
Gonzalo Juan Fernández-Sambruno Claver fue estudiante del Máster Universitario en Derecho Penal Económico de UNIR, un posgrado inédito en el panorama de la educación superior de España, que le ha enriquecido como persona y como profesional. Tanto, que ya piensa en doctorarse en esta misma universidad.
Pregunta: ¿Por qué elegiste el Derecho y, concretamente, la abogacía?
RESPUESTA: No les voy a contar la típica historia de un niño que simulaba juicios o que quería continuar una saga familiar de abogados. Yo quería ser médico, como mi padre, quien me leía de pequeño el vademécum, el Farreras Rozman de Medicina Interna, el Atlas de Anatomía Humana y toda esa literatura tan extraña para un niño. Pero después, con el paso de los años, todo aquello no cayó en saco roto. Al contrario: dejaría poso para mi Trabajo Fin de Máster (TFM), “La Responsabilidad Penal por Mala Praxis Médica”, publicado en el repositorio digital de UNIR.
Cursé incluso el Bachillerato de Ciencias de la Salud, pero finalmente no accedí a Medicina y entré en Derecho. Mi subconsciente, y algo del destino, me llevaron adonde mi consciente jamás se había planteado. Nunca me había detenido a pensar en la cantidad de veces que desde pequeño había sido una especie de abogado. Analizándolo fríamente, siempre me había posicionado ante las injusticias y las desigualdades. Siempre había sido íntegro y había ayudado al más desfavorecido. He sido delegado en todas mis etapas estudiantiles y di la cara por todos mis compañeros en todo momento. Hasta he sido emprendedor desde joven utilizando el derecho mercantil casi sin saber que, de hecho, lo estaba usando.
Quizá era “abogado” y no lo sabía… Quizá todo lo vivido personal y profesionalmente desde mi juventud me invitó poco a poco a dedicarme a la abogacía de forma profesional.
P: ¿Qué te llevó a estudiar de nuevo? ¿Y por qué en UNIR?
R: Siempre he buscado la excelencia y la ultraespecialización, brindar a los clientes un trabajo muy profesional y lo más preparado posible para satisfacer sus necesidades. Por eso aposté por la formación continuada tras finalizar la carrera.
Al buscar información sobre titulaciones, comprobé que UNIR contaba con títulos oficiales, un aspecto muy importante para mí porque quiero formarme con todas las garantías. Busco en todo momento títulos habilitantes que me destaquen de la competencia, que hayan cursado pocos compañeros, pero que, al mismo tiempo, sean tendencia o, adelantándome a los tiempos, vayan a serlos.
Me había informado de su nivel de exigencia, del alto prestigio de sus titulaciones. No dudé entonces en formarme en UNIR.
A todo ello hay que sumarle las facilidades que ofrecen a las personas que trabajamos. Disponen de la plataforma y las tecnologías más avanzadas para seguir las clases cuando y tantas veces como quieras. Un tutor personalizado te ayuda en cualquier circunstancia. Los materiales docentes son de alta calidad. En definitiva, todo son facilidades y ventajas para quienes trabajamos o incluso ocupamos puestos de responsabilidad, cuando el tiempo nunca sobra.
P: ¿Cuál ha sido tu mayor satisfacción profesional en los últimos años? ¿Y tu mayor reto?
R: Satisfacciones profesionales son cada vez que obtenemos una resolución favorable para cada uno de nuestros clientes, sin distinción alguna. El hecho de pedir justicia y obtenerla es la satisfacción por la que un abogado se debe levantar cada día. Y el mayor reto, sin duda alguna, fue abrir un despacho de cero, que hoy cuenta con sedes en Sevilla y en Madrid: Claver & Egler Abogados y Mediadores.
Cuando mi socia Susana Pedrero Lagares y yo abordamos el sueño de montar un despacho de abogados y mediadores, sabíamos el reto que afrontábamos. No veníamos de ningún despacho con una potente cartera de clientes, no teníamos financiación bancaria ni un importante colchón financiero, tampoco nuestras familias podían aportar al proyecto. Es decir: cuando he dicho que partimos de cero, era de cero, en el más absoluto y estricto sentido de la palabra.
Gonzalo Juan Fernández-Sambruno.
¿Qué mayor reto puede ser empezar de cero y querer consolidar un despacho y ser referente empresarial en materia de asesoramiento jurídico y constitución, cumplimiento normativo, defensa penal, mediación mercantil, concursal o legaltech, sin dejar atrás los asuntos personales de nuestros clientes?
Ese el mayor reto, luchar cada mañana contra gigantes, contra molinos de viento, ser unos Quijotes en el “negocio” voraz de la abogacía, con una oferta cada vez más denostada por cómo se tiran los precios, perdiendo todo valor o dignidad una profesión antaño de las más prestigiosas y reputadas. Se manda así un continuo mensaje a la sociedad de gratuidad, de algo barato, cuando debe ser un servicio excelente por los asuntos que toca y por cómo atañen a la sociedad. Ese es nuestro mayor reto: hacernos un nombre, un hueco en un escenario tan competitivo y difícil, partiendo de cero.
P: ¿Cómo te ayudó el Máster en Derecho Penal Económico en tu trabajo o para abordar nuevos casos?
R: Desde que en nuestro despacho decidimos asumir la inversión de hacer el Máster Universitario en Derecho Penal Económico, queríamos, por un lado, reforzar la formación en nuestra Área de Derecho Penal y estar a la vanguardia en dicha materia y, por otro lado, permitirnos acceder a un mercado al que sin dicha especialización no hubiéramos podido entrar.
Desde entonces no hemos parado de hacer todo tipo de labores de desempeño comercial, marketing, networking o eventos, entre otras cosas, encaminados a la consecución de este tipo de clientes. Porque si no tuviéramos la certificación, la garantía de disponer del único máster oficial de España en esta materia, no habríamos accedido a estos clientes.
P: ¿Has podido aplicar los conocimientos adquiridos durante el máster?
R: Sí. Son ya muchos los debates y seminarios en los que hemos participado gracias a dicha formación. Hemos salido en periódicos de gran tirada como Diario de Sevilla, y de primera línea económica y empresarial, en donde hasta gozamos de una columna de opinión especializada en la materia como es Tribuna de Andalucía.
Y cada vez tenemos más reuniones con clientes interesados en el cumplimiento normativo. Sin dicha formación no hubiéramos podido mantener reuniones, participar en encuentros, coloquios y entrevistas, ni redactar artículos de opinión, y tampoco materializar clientes del rango al que aspirábamos desde que decidimos asumir este reto empresarial.
P: ¿Te planteas volver a estudiar en UNIR?
R: Sí, por supuesto. Nos plantearemos realizar todos los títulos que vayan surgiendo y que sean útiles para dar un mejor servicio a nuestros clientes. Pero, sin duda, lo que tengo en mente de manera más inmediata es realizar el doctorado en UNIR, porque dos de mis grandes sueños son devolverle a la sociedad un poco de lo que he recibido y compaginar la abogacía con la docencia.
Todo es de primer nivel en UNIR. Me quedo con las personas
P: ¿Qué asignatura, material o docente te ha aportado más en tu crecimiento profesional?
R: Todas las asignaturas me han hecho crecer. Todos los materiales son de primer nivel. Para mí, lo mejor de todo son las clases magistrales grabadas. Realmente todo es de primer nivel, hasta los materiales para ampliar conocimientos para quien quiera ahondar más en las materias tratadas.
Me quedo en última instancia con las personas: tutores, personal administrativo y, por supuesto, profesores. No podría nombrar a todos y cada uno de los que me han dado clases en mis distintas formaciones, pero todos han dejado huella y conocimientos en mí.
Aunque, si nos ceñimos al Máster en Derecho Penal Económico, nombro a su director, Alfredo Abadías Selma, que me ha ayudado siempre en todo, y del cual he podido aprender mucho en sus asignaturas. Le agradezco estar siempre a disposición en todo lo que me ha hecho falta, y la confianza que siempre ha depositado en mi persona. También destaco todo lo aprendido en compliance gracias al docente Pere Simón Castellano, siempre disponible para resolver dudas y planteamientos; y a Carlos Bardavío Antón, quien me dirigió y me guió hasta el sobresaliente en mi TFM “El compliance como elemento diferenciador para evitar la responsabilidad penal de la empresa”.
P: ¿Qué ha supuesto para vuestro despacho ser nombrados Embajadores para España de la UNIR?
R: Un honor, un prestigio y un reconocimiento al esfuerzo por haber sido un estudiante destacado en sus calificaciones en todos y cada uno de los títulos que he realizado en la UNIR. También supone un respaldo. Contamos con el apoyo y la confianza de una institución como UNIR para ser abanderados de su universidad, para llevar su nombre y divulgar toda su oferta formativa a través de un plan estratégico de comunicación y difusión.
La idea es mostrar el magnífico sistema de educación y formación de UNIR, y que muchas más personas accedan y disfruten de todo aquello que a mí me ha beneficiado y me ha impulsado como persona y como profesional. Aliarse a la marca UNIR es sinónimo de prestigio, excelencia, talento y seriedad, es recalcar y apostillar los valores de superación, esfuerzo y sacrificio que tiene nuestro despacho, y que cada día hacen más falta en nuestra sociedad.