Alfredo A. Rodríguez Gómez
La actualidad informativa vuelve a Oriente Medio, esta vez entre Israel y Hamás, en la Franja de Gaza. El coordinador académico del Máster en Seguridad Internacional de UNIR, Alfredo Rodríguez, desgrana los orígenes, las reacciones y el papel presente y futuro de los distintos actores internacionales.
Se trata de un desacuerdo que viene de muy atrás y con episodios recurrentes de violencia. El conflicto se ha recrudecido estos días tras el ataque de Hamás a Israel, un ataque poco habitual por su crudeza y por la capacidad de matar a ciudadanos de todo tipo en territorio israelí. Conviene entonces establecer un contexto y mencionar algunos aspectos clave de este conflicto.
- Causas. Tiene raíces históricas. Se relaciona con disputas territoriales, políticas y religiosas. Las tensiones se centran en la soberanía sobre Jerusalén, la ocupación israelí de Cisjordania, el bloqueo de Gaza y el lanzamiento de cohetes desde Gaza hacia Israel, entre otros problemas.
- Episodios de violencia. A lo largo de los años ha habido varios episodios de violencia significativa, incluyendo operaciones militares israelíes en Gaza y el lanzamiento de cohetes desde Gaza hacia Israel por parte de grupos como Hamás. Estos episodios han provocado pérdidas de vidas humanas y sufrimiento en ambas partes.
- Bloqueo de Gaza. Israel impuso un bloqueo a la Franja de Gaza en 2007, después de que Hamás tomara el control de la región. El bloqueo ha tenido un impacto significativo en la vida de los palestinos en Gaza, quienes sufren limitaciones para acceder a recursos esenciales y en términos de movilidad.
- Esfuerzos de mediación. Se han realizado esfuerzos internacionales para mediar en el conflicto, con la participación de actores como Egipto, Catar y las Naciones Unidas. Sin embargo, la resolución sostenible del conflicto resulta difícil de alcanzar debido a las profundas divisiones y a la desconfianza entre las partes.
- Ciclos de violencia. El conflicto tiende a seguir un patrón cíclico de escalada de la violencia, seguido de treguas temporales. La comunidad internacional ha instado repetidamente a un alto el fuego y a la reanudación de las negociaciones de paz.
Situación actual
Hamás, el grupo terrorista palestino que controla la Franja de Gaza, realizó una de las invasiones más amplias en territorio israelí en 50 años e Israel ha respondido con ataques aéreos y con una contraofensiva de dimensiones aún desconocidas.
Hamás disparó miles de cohetes la mañana del sábado 7 de octubre. Alcanzó objetivos tan lejanos como Tel Aviv y las afueras de Jerusalén, lugares que rara vez reciben impactos directos debido al sofisticado sistema de defensa antimisiles israelí, llamado Cúpula de Hierro.
Vistas de Jerusalén.
Poco después de los primeros ataques con cohetes, los terroristas de Hamás cruzaron a Israel por tierra, mar y aire, según el ejército israelí, lo que provocó las primeras batallas entre fuerzas israelíes y árabes en suelo israelí en décadas. Se infiltraron en 22 ciudades y bases militares israelíes y tomaron como rehenes a civiles y a soldados, muchos de los cuales fueron trasladados a Gaza. Las autoridades habían informado de la muerte de al menos 700 israelíes hasta el domingo.
Las razones dadas por Hamás
Muhammad Deif, jefe del ala militar de Hamás, declaró en un mensaje que el grupo lanzó esta operación para que el enemigo entendiese que el tiempo de su violencia impune ha terminado. Este ataque ha provocado una guerra total en la zona.
Por supuesto, mencionó su visión del conflicto: la ocupación israelí de la región de Cisjordania durante la guerra árabe-israelí de 1967; las incursiones de la policía israelí en la mezquita de Al-Aqsa, en Jerusalén; y la detención de miles de palestinos en cárceles israelíes.
Recordemos que el recinto de la mezquita de Al-Aqsa, venerado por los musulmanes como el Noble Santuario y por los judíos como el Monte del Templo, es uno de los lugares más disputados de Tierra Santa.
La respuesta de Israel
Benjamín Netanyahu, primer ministro israelí, fue categórico en una emisión de televisión el pasado sábado, 7 de octubre: “Estamos en guerra y la ganaremos”. Era el inicio de una contraofensiva total sobre la Franja de Gaza con el objetivo de recuperar el territorio israelí ocupado por la banda terrorista y acabar con la organización política de Gaza.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu.
Hamás en Gaza
Desde que Hamás tomó el control de la franja costera en 2007, Gaza está sometida a un asfixiante bloqueo israelí respaldado por Egipto. El bloqueo impide a la mayoría de la población salir del territorio y restringe la importación de bienes, incluidos equipos electrónicos e informáticos que podrían utilizarse para fabricar armas.
Recordemos que Hamás es una organización terrorista que se hizo con el poder en la Franja. Detrás está Irán, cuya sombra se insinúa tras el ataque a Israel, y que ha proporcionado dinero, armas y formación militar a la milicia fundamentalista desde los años noventa, según varios servicios de inteligencia.
El actual presidente de la República Islámica de Irán, Ebrahim Raisi.
La comunidad internacional
El presidente Joe Biden y otros líderes mundiales condenaron a Hamás —grupo que Estados Unidos clasifica como organización terrorista— y afirmaron que apoyan a Israel y su derecho a defenderse. Los países árabes, entre ellos Arabia Saudita, han hecho un llamado a la distensión, pero han evitado culpar a Hamás.
El conflicto también pone en peligro un esfuerzo de meses del presidente Biden y sus principales ayudantes para presionar a Arabia Saudita a normalizar las relaciones diplomáticas con Israel, su adversario histórico. Arabia Saudita nunca ha reconocido al Estado judío en solidaridad con los palestinos, pero parecía dispuesta a cambiar de postura.
El enfrentamiento amenaza con convertirse en un conflicto regional más amplio con Hezbolá, la organización militante chiíta libanesa que libró una guerra contra Israel en 2006. En respuesta a un llamado de Hamás para que los grupos armados del Líbano se unan a sus ataques contra Israel, Hezbolá dijo en un comunicado que estaba “siguiendo atentamente y con gran interés los importantes acontecimientos en la situación palestina”.
El bloqueo total de la franja de Gaza anunciado por Netanyahu está prohibido por el derecho internacional.
El domingo, las fuerzas de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas en el sur del Líbano afirmaron que la situación en la frontera entre Líbano e Israel era “volátil, pero estable”, tras un intercambio de disparos de artillería y cohetes por parte de Hezbolá e Israel a primera hora del día.
Por su parte, Irán, en su rivalidad con Arabia Saudita y en su enemistad con Israel, ha conseguido el propósito de romper, al menos de momento, las negociaciones para un acercamiento entre ambos países.
Y Rusia está encantada; cuanto peor, mejor. Más aún en este caso, porque hace que se diversifique la atención mundial sobre otro conflicto y, en especial, la mirada de Estados Unidos, que defiende a su aliado Israel.
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden.
El papel de la ONU
Por su parte, las Naciones Unidas siempre permanece equidistante. El secretario general, António Guterres, ha expresado “malestar” por el “bloqueo total” de Gaza anunciado por Israel el lunes 9 de octubre, en el tercer día de hostilidades entre ambas partes, y ha urgido a la comunidad internacional a movilizar “apoyo humanitario inmediato” para los civiles palestinos “atrapados” en la Franja.
“La situación humanitaria era extremadamente dura antes de estas hostilidades, y ahora solo se puede deteriorar exponencialmente. Se necesitan desesperadamente equipamiento médico, comida, combustible y otros suministros humanitarios, así como acceso a personal humanitario hacia Gaza”, ha declarado Guterres en una rueda de prensa.
Guterres, que pide el cese de los ataques a Israel y los Territorios Palestinos, ha alertado sobre las consecuencias humanas y llamó a “todas las partes y actores relevantes” a permitir acceso a la ONU para entregar asistencia humanitaria urgente a los civiles.
Algunas conclusiones apresuradas
No parece que Israel vaya a parar la guerra hasta alcanzar sus objetivos que, en mi opinión, pasan por borrar del mapa político la Franja de Gaza.
El bloqueo total de la franja de Gaza anunciado por Netanyahu está prohibido. La imposición de bloqueos que ponen en peligro la vida de civiles y que les priva de bienes esenciales para su supervivencia está prohibida por el derecho internacional humanitario. El artículo 33 de la cuarta Convención de Ginebra prohíbe los castigos colectivos a la población en tiempos de guerra.
Sin embargo, no parece que el Gobierno israelí vaya a parar la contraofensiva para recuperar su territorio, e impedir a Hamás reabastecerse o huir. Parece que este país está dispuesto a todo con tal de recuperarse del duro golpe sufrido, que es similar al acontecido hace 50 años y que desencadenó la Guerra del Yom Kipur.
Por último, cabe decir que no es un problema nuevo, pero sí el agravamiento de una situación que en 1948 la recién nacida ONU no supo resolver, y cuyo origen se remonta al final de la I Guerra Mundial.
*Alfredo Rodriguez Gómez es coordinador académico del Máster en Seguridad Internacional de UNIR, doctor acreditado (UCM y ANECA) y especialista en comunicación internacional, relaciones internacionales, seguridad y defensa. Durante once años fue asesor de varios ministros de Defensa. Profesor universitario desde 2004.