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El hacktivismo es un tipo de protesta con fines de activismo político, social o económico en forma de ataques cibernéticos. Aún así, gran parte de las acciones relacionadas buscan simplemente notoriedad.
El hacktivismo, también llamado activismo online, es como se denominan a las protestas de tinte político, social o económico que se realizan llevando a cabo ciberataques cibernéticos. Se trata de estrategias que afectan directamente a cómo funcionan distintos sitios web y la accesibilidad de los servicios online como medio de protesta política.
Aunque no existe una definición consensuada de lo que se considera hacktivismo, la mayoría de organismos nacionales e internacionales relacionados con la ciberseguridad, coinciden en diferenciar las distintas formas de protesta online pacíficas (webs, campañas de información o recogida de firmas online) de las que implican un ataque mediante el acceso intencional a sistemas, sitios web o datos sin autorización. Estas últimas son las consideradas hacktivismo. Existen movimientos hacktivistas de todas las ideologías, tendencias políticas y motivaciones.
¿Ilícito o protesta legítima?
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) explica que, debido a la novedad de este tipo de protestas, existen diferentes opiniones sobre hasta qué punto y qué tipo de acciones pueden considerarse de tipo delictivo y cuáles no.
Por ejemplo, las sentadas o bloqueos virtuales, “que están diseñadas para imitar los ataques distribuidos de denegación de servicio” (ataques DDoS, por sus siglas en inglés) “pero que no implican dispositivos digitales infectados por programas maliciosos”, han sido descritos por algunos como una forma de protesta política, aunque en la mayoría de países se considera punible. De igual forma, algunas campañas que implican miles de personas organizadas para entrar simultáneamente a una web con el fin de colapsarla, pueden considerarse un “acceso autorizado”.
Entre los ilícitos que diferentes hacktivistas han cometido se incluyen la deformación de sitios web (defacement), redireccionamientos de sitios web, ataques de denegación de servicio (DoS) o ataques distribuidos de denegación de servicio (DDoS), distribución de programas maliciosos, robo y divulgación de datos o información privilegiada, sabotaje o parodias de sitios web.
El hacktivismo en España
Cuando pensamos en protestas online, hay algunos ejemplos que forman parte de la memoria colectiva como es el caso del grupo Anonymous. Sin embargo, en España, el último informe sobre hacktivismo y ciberyihadismo publicado por el CCN-CERT (que pertenece al Centro Criptológico Nacional) concluye que “hacktivismo en un fenómeno desideologizado y concentrado en acoger la actividad de un conjunto menor de identidades que actúan por motivaciones egocéntricas”.
Es decir, una gran parte de las acciones relacionadas con el hacktivismo buscan simplemente “afán de notoriedad para acumular seguimiento en redes sociales” y tienen “escasa peligrosidad técnica”.
“La actividad de identidades individuales de peligrosidad moderada o alta, movidas por razones ideológicas antisistema, y dotadas de suficientes capacidades técnicas como para llevar a cabo ciberataques por penetración sobre servidores web de significación nacional o internacional, con el propósito de inscribir esos ciberataques en un hacktivismo militante y de protesta, continuará siendo muy esporádica y limitada a menos de media docena de atacantes en el mundo”, concluye el informe.
En 2020, en España, el 34 % de los ataques se correspondieron con acciones por denegación de servicio, mientras que el 43 % consistieron en desfiguraciones de webs menores.
Delitos relacionados con el hacktivismo
En España, el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) define hacktivista como “el ciberdelincuente que haciendo uso de sus conocimientos en materia informática y herramientas digitales los usa para promover su ideología política”.
Las diferentes acciones que hemos descrito anteriormente hacen que cada una de ellas pueda estar relacionada con diferentes ilícitos penales contemplados en la legislación española.
Dependiendo de su alcance y de cómo se haya llevado a cabo, una acción de hacktivismo puede suponer delitos como: revelación de secretos, acceso e interpretación ilícita, delitos relativos al mercado y los consumidores, interferencia en los datos y en el sistema (daños informáticos), falsificación, fraude, contra la propiedad intelectual, etc.
Para poder determinar los tipos delictivos que aplican a las acciones de hacktivismo es imprescindible saber cómo investigarlas. Por eso, en el Máster en Ciberdelincuencia online de UNIR, se dan las herramientas necesarias para saber qué indicios tenemos que buscar y cuáles son válidos para presentar una prueba digital para un procedimiento judicial.