Juliana Loss de Andrade
A diferencia de los sistemas judiciales estatales, en los que los tribunales son establecidos por el Estado, no existe un panel de arbitraje a menos que ambas partes acuerden establecerlo por contrato. Docentes del Máster Universitario en Arbitraje Internacional de UNIR desarrollan este proceso.
Que no exista de primeras este panel de arbitraje otorga a las partes un amplio margen de flexibilidad. En las disputas arbitrales, la selección del profesional que adjudicará el caso es de suma importancia. La experiencia, los antecedentes y todas las características del árbitro influirán en el curso y resultado del arbitraje. En ese sentido, se observa que la libertad de elección del árbitro que otorga el proceso arbitral, considerada una ventaja frente al poder judicial al permitir la designación de especialistas en la materia en discusión, también representa un desafío.
Un elemento clave para esta elección es la confianza en el especialista indicado, que se basa no solo en la percepción de su experiencia en el tema en cuestión, sino principalmente en la expectativa de que actuará proactivamente para asegurar la imparcialidad y calidad en el desarrollo del procedimiento. Esta diligencia, especialmente en la formación de un Tribunal Arbitral, juega un papel fundamental en la defensa del debido proceso legal, requiriendo dedicación efectiva al caso para que el laudo sea válido, eficaz y fundamentado, a fin de legitimar no solo ese procedimiento específico, sino también, en el contexto general, la propia institución del arbitraje.
Vías de selección
Existen cuatro vías comunes para la selección de árbitros: basándose en experiencias exitosas anteriores, por recomendación de colegas, a través de listas ofrecidas por algunas instituciones o incluso mediante rankings nacionales e internacionales de los mejores profesionales en la materia. Debido a los efectos derivados del laudo arbitral, que es inapelable, es común que las partes se sientan más cómodas con la designación de personas que cuenten con una sólida trayectoria en la conducción de procesos.
En cuanto a los criterios de selección prioritarios, la especialización del árbitro en la propia institución arbitral compite directamente con su especialización en la materia objeto de litigio. Es decir, además de la investigación previa sobre el currículum profesional y la posición del árbitro sobre el tema tratado, se comprueba su familiaridad con los ritos procesales, ya que lo que se pretende a toda costa es evitar una conducta defectuosa, una mala decisión motivada o incluso la anulación del laudo arbitral.
Como efecto colateral, se presenta la dificultad de seleccionar nuevos nombres calificados en la materia, pero sin un amplio historial de nombramientos en arbitraje. Sin embargo, en un escenario de sobrecarga para un grupo específico de profesionales más experimentados, la disponibilidad se convierte en un factor adicional de elección, además de la experiencia.
En algunos casos, los propios árbitros manifiestan su indisponibilidad para un nuevo nombramiento y, con ello, orientan a las partes a elegir nombres menos tradicionales. En otros casos, cuando las partes buscan mayor celeridad, este elemento induce a la elección de profesionales capacitados, pero con un menor número de procedimientos arbitrales, lo que permite poco a poco la inserción de nuevos nombres en el mercado.
Las Cámaras de Arbitraje juegan un papel importante en la oxigenación de los árbitros activos, desempeñan un papel importante en la actualización de los árbitros activos, ya sea mediante nombramientos institucionales o mediante la renovación periódica de sus listas para que sean diversas e inclusivas, sin por ello perder la calidad de los profesionales designados ni la credibilidad de los nombres incluidos.
La elección de árbitros para formar un tribunal arbitral es clave para resolver disputas.
Además de la investigación previa sobre la trayectoria profesional de la árbitro considerada por las partes, algunas de ellas adoptan la estrategia de contactar al profesional antes de la designación, a través de una entrevista. En tales casos, la junta deberá conducirse con mucha cautela para evitar cualquier nulidad futura. Es una buena práctica que las partes no discutan detalles del caso o posiciones de expertos sobre el asunto en disputa, sino que se centren solo en la información técnica, profesional o de disponibilidad que desean obtener. Además, es importante informar a la otra parte que se produjo este contacto y el contenido de las discusiones.
Como parte de su acuerdo sobre el método de constitución del Tribunal, las partes pueden acordar adoptar un procedimiento de lista de candidatos propuestos, en el que se enumeran algunos nombres para que las partes excluyan a aquellos con los que no les gustaría trabajar. Los procedimientos de lista pueden ser utilizados por un solo árbitro, el Presidente del Tribunal o todos los miembros del Tribunal y tienen la ventaja, en ambos casos, de aumentar el protagonismo de las partes en la formación del Tribunal Arbitral y, en consecuencia, reducir las posibilidades de impugnar el nombre elegido para la función. Actualmente, existe una tendencia a buscar la diversidad en los nombres indicados durante la elaboración de estas listas.
En resumen, parece que la elección de árbitros para la formación de un tribunal arbitral juega un papel crucial en el proceso de resolución de disputas. La cuidadosa selección de árbitros contribuye a la calidad y eficacia del proceso de arbitraje. Es importante considerar no sólo la especialización del árbitro en la materia controvertida, sino también su familiaridad con los ritos procesales, a fin de evitar fallas en el proceso y decisiones inadecuadas. Al mismo tiempo, no se debe ignorar la posibilidad de incluir nombres menos conocidos, pero igualmente competentes.
La adecuada elección de los árbitros, junto con la participación activa de las partes en el proceso de selección, fortalece la confianza en el sistema de arbitraje y contribuye al logro de decisiones justas y eficaces. A través de la búsqueda continua de renovación, diversidad y calidad de los profesionales, el arbitraje continúa siendo una herramienta valiosa en la resolución de disputas complejas en varios sectores.
Autoras
*Juliana Loss de Andrade. Directora ejecutiva de la Cámara de Mediación y Arbitraje de la Fundación Getulio Vargas (FGV). Coordinadora técnica del Núcleo de Mediación de la FGV. Coordinadora ejecutiva del Centro de Innovación, Administración e Investigación Judicial de la FGV. Doctora en Derecho por la Universidad Carlos III de Madrid y por la Universidad Paris 1 Panthéon-Sorbonne. Máster en Derecho Público por la Universidad Carlos III de Madrid. Miembro del Instituto Alonso Martínez de Justicia y Litigio. Mediadora. Docente en el Máster en Arbitraje Internacional de UNIR.
*Maria Fernanda Dyma. Secretaria General de la Cámara de Mediación y Arbitraje de la Fundación Getulio Vargas (FGV). Abogada especializada en métodos adecuados de solución de conflictos, graduada en Derecho por la Fundación Getulio Vargas, con formación complementaria en universidades de China, Francia y Austria, y estudiante de la maestría en Derecho Procesal en la UERJ. Máster en Derecho Procesal por la UERJ. Mediadora.
Fuentes
- David Leebron, ‘Claims for Harmonisation: A Theoretical Framework’ (1996) 27 Canadian Business Law Journal.
- Mistelis, L. A. (2001). The Selection and Removal of Arbitrators in International Commercial Arbitration: The Role of the Parties. Yearbook of Private International Law, 3, 181-203.
- Duggal, K. (2011). Arbitrator Bias in International Commercial Arbitration. Arbitration International, 27(3), 401-429.