Fernando Damián Mateu
El director del Máster en Relaciones Internacionales de UNIR, Inocencio Arias, analiza el nuevo orden mundial que se abre tras la invasión rusa a Ucrania y opina sobre la amenaza nuclear.
Inocencio Arias es, probablemente, el diplomático más conocido y respetado en nuestro país por su amplia y destacada carrera de servicio público en el exterior y por su presencia como analista de la actualidad política y social en algunos de los medios de comunicación más relevantes del país
El también director del Máster en Formación Permanente en Relaciones Internacionales de UNIR, fue secretario de Estado de Cooperación, portavoz del Ministerio de Exteriores con tres Gobiernos diferentes de la democracia (UCD, PSOE y PP), entre otras responsabilidades. La suya es una voz autorizada sobre las relaciones internacionales y el inicio de un nuevo orden mundial a raíz del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Más aún, tras los últimos movimientos por parte del presidente ruso, Vladimir Putin.
¿Qué opinión le merece el último anuncio de Putin sobre el posible uso de armas nucleares en el conflicto?
El anuncio es alarmante. No creo que se atreva, aunque es capaz de hacerlo. Está teniendo dificultades, se ha equivocado con la agresión, pero cada vez que tiene un traspiés -por ejemplo, ahora su ejército se repliega penosamente- su política se traduce en una huida hacia adelante.
¿Es motivo para que la comunidad internacional le tome en serio?
No se puede echar en saco roto. Putin debe tener claro, sin embargo, que los Estados Unidos y la OTAN reaccionarán y no simbólicamente. Si alguien en el siglo XXI lanza un arma nuclear y queda impune, el ejemplo que damos a los países nucleares es pésimo.
¿Considera que Putin está perdiendo la guerra y esto le obliga a actuar de esta manera?
Digamos que no la está ganando y el empate y la prolongación del conflicto le será a la larga doloroso.
Y el pueblo ruso, ¿está comenzando a romper esa confianza sobre Putin hasta el punto de estar dividido sobre las decisiones que está tomando?
No creo que esté aún muy dividido. Lo está más ahora que en febrero, porque Ucrania no se ha rendido como le habían hecho creer a los rusos. Han llegado bastantes ataúdes con jóvenes rusos -45.000 según la OTAN- y ahora hay una movilización de civiles, algo que aterra a muchos.
Pero el lavado de cerebro de los ciudadanos rusos durante años no desaparece de la noche a la mañana: todavía hay bastantes que creen que Putin ha actuado porque Ucrania les iba a atacar. Es inconcebible la ceguera de un pueblo culto como el ruso. A lo mejor es que no lo es tanto.
Dada la situación, ¿estamos ante un nuevo orden de relaciones internacionales como consecuencia de la guerra declara por Putin?
Ciertamente. Putin lo ha alterado y el espectacular surgimiento de China también ha influido en el cambio. El autócrata ruso no acepta las fronteras actuales, está convencido de que Ucrania no debe existir como país. Quiere absorberla totalmente. Además, no le gusta ser ninguneado y que se diga que Rusia ya no es una gran potencia como China o Estados Unidos.
¿Se puede comparar esta nueva situación con lo sucedido tras la Segunda Guerra Mundial? ¿Volvemos a revivir la política de bloques?
Hay similitudes y diferencias. La primera de estas es que en 1945 solo Estados Unidos tenía el arma atómica, aunque pocos años más tarde la Unión Soviética la consiguiera.
Los bloques de la postguerra se han desvanecido y muchos de los vasallos de la Unión Soviética se han pasado al lado contrario. Sin embargo, se ha producido algo no agradable para Occidente. Rusia y China han comenzado a aliarse para cuestionar el liderazgo de Estados Unidos. Para las dos potencias es una cuestión visceral y harán lo que sea por debilitar a Washington.
¿Qué caracteriza el nuevo orden mundial? ¿Vamos hacia una polarización en la que priman los intereses por las materias primas y los recursos energéticos?
La nueva guerra fría es manifiesta. Esta ahí con escaramuzas cibernéticas, invasiones como la de Ucrania, impensables y delictivas, demostraciones de fuerza, como la de China o Corean del Norte disparando misiles… Hay en estos momentos fricciones en los aprovisionamientos, pero esto no afecta a Estados Unidos, son autosuficientes en energía y alimentos. El enfrentamiento entre estas potencias es menos coyuntural, más profundo y durará.
¿Cuál debería ser el papel de la OTAN en esta situación? ¿Y el de España?
Estar debidamente atenta. Muchos países europeos se han despertado con el ataque a Ucrania. Han reaccionado intentando reducir su dependencia suicida del gas soviético y reforzando sus programas de defensa, su gasto.
Por otro lado, España, es el país que menos viene ayudando a Ucrania. Nuestras cifras son penosas, menos que Portugal, Grecia o Bulgaria. Nuestra cicatería en defensa, comparada con otros, empieza ya a ser comentada por nuestros aliados: “España presume, pero luego no se rasca el bolsillo”, dicen. Me da vergüenza porque es real.
Finlandia y Suecia han pedido su ingreso en la OTAN tras casi 70 años de neutralidad. ¿Cómo lo valora?
Por la conducta de Putin, ¿por qué no va a hacer con Lituania, Estonia o Polonia, que fueron sus vasallos, lo mismo que está haciendo con Ucrania? ¿Y por qué se van a librar Finlandia o Suecia, sin la cobertura de la OTAN, si el día de mañana intentan construir un aeropuerto en su frontera con Rusia o montar una base conjunta con Estados Unidos y Putin considera que es un movimiento amenazador?
El presidente ruso y muchos dirigentes rusos no conciben que cualquier país que sea fronterizo pueda tener una política totalmente independiente. Para Putin son independientes, pero hay cosas que no pueden hacer. Es inadmisible.
Después de más de seis meses de guerra, el conflicto sigue sin solucionarse. ¿Cuál cree será su evolución?
Se va a prolongar. Ucrania, si se le siguen enviando armas, es un hueso duro de roer. Putin no va a parar, las sanciones aún no le han hecho daño, y sus ansias por aplastar a Ucrania siguen firmes. Tiene sojuzgada a su opinión pública. Un giro que podría hacerle reflexionar es que creciera espectacularmente el número de sus bajas, muertos y heridos, entonces, al final, más rusos pensarían que Putin ha hecho algo insensato. Esto no está cerca.
Para los “pacifistas” españoles que sostienen que Ucrania debería rendirse para evitar el sufrimiento, yo les haría la siguiente pregunta: ¿Qué pensarían si Francia nos ataca porque tiene mejor armamento y proyectiles nucleares, se apodera de Gerona, Lérida, el País Vasco, Cantabria, Asturias, Navarra, una parte de Galicia y Menorca? ¿Diríamos que hay que dejar de luchar, aunque perdamos una cuarta parte de España, o diríamos a toda Europa que nos ayudara para repeler una agresión canalla? Esto es algo que una parte del Gobierno de Sánchez no entiende. Y es lamentable.
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Además del mejor antídoto para luchar contra la pobreza, “la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”, decía Nelson Mandela. Quizá por eso, Inocencio Arias forma parte del equipo docente de la Universidad Internacional de La Rioja como director del Máster en Formación Permanente en Relaciones Internacionales.
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