Ángeles Montes
Esto nos permite 'jugar' a ser abogados. Es decir, supone una oportunidad enorme de conocer y aprender los entresijos de la profesión, esas enseñanzas que no puede darte un libro.
Después de años de estudio, al alumno le llega el momento de enfrentarse al mundo laboral. El primer enlace entre la universidad y la realidad profesional son las prácticas. Tanto si ha finalizado el Grado en Derecho como si ha terminado alguno de los masters asociados, como el Máster en abogacía online de UNIR, el estudiante siempre tendrá que cursar como asignatura final las Prácticas Externas.
Según la Universidad que haya escogido para cursar sus estudios, la oferta de despachos de abogados en los que puedas desarrollar estas prácticas será mayor o menor. Sin duda, este dato debe ser objeto de reflexión antes incluso de matricularse en una institución u otra.
Sin embargo, más allá de las puertas que pueda abrirte tu propia universidad, nunca está de más buscar algunas opciones más. De este modo, puedes recurrir a personas de confianza con los que sabes que estarás cómodo y te darán todas las facilidades. También puedes probar suerte y mandar tu curriculum a grandes o medianas firmas de abogados, que continuamente forman a alumnos en prácticas y para los que puedes tener un perfil interesante.
Otra opción que dan muchas universidades es realizar estas prácticas en el extranjero; si se presenta esa opción, aprovéchala. En cualquier caso, no dudes en plantear esta posibilidad a cualquier persona con la que consideres que te resultaría provechoso trabajar, incluso un ponente en una conferencia interesante. Quién sabe qué oportunidades se presentarán.
Hay varias cosas que debes hacer antes del primer día en el despacho. Primero, busca información en redes sociales, webs, etc., así sabrás qué imagen quiere proyectar de cara al exterior
Una vez asignado el tutor de prácticas externas, hay varias cosas que debes hacer antes del primer día en el despacho. Primero, busca información en redes sociales, webs, etc., así sabrás qué imagen quiere proyectar de cara al exterior. En segundo lugar, ten en cuenta la especialidad de tu despacho; si resulta ser una rama en la que no estás muy seguro, desempolva un par de libros y repasa un poco. Tercero, no solo hay que ser formal, también hay que parecerlo; algunos despachos llegan a exigir una etiqueta determinada (no muchos, por suerte). En cualquier caso, intenta recopilar información sobre los abogados con los que vas a trabajar y procura no desentonar mucho. Y por último, y probablemente lo más importante, revisa tu propia actitud: ¿qué quieres conseguir con las prácticas? ¿En qué estás invirtiendo tu tiempo?
Un momento para aprender
Todos hemos cursado las prácticas como última asignatura de la titulación con el deseo de acabar con tantas clases y exámenes para obtener el título y poder empezar la carrera profesional. Este sentimiento es, sin duda, inevitable. Sin embargo, como alumnos, no podemos olvidar el hecho de que en estas prácticas vamos a integrarnos en una dinámica de trabajo en la que nos van a dar lecciones de organización profesional y vamos a asumir obligaciones y responsabilidades. Esto nos permite ‘jugar’ a ser abogados. Es decir, supone una oportunidad enorme de conocer y aprender los entresijos de la profesión, esas enseñanzas que no puede darte un libro.
Las prácticas externas que cada uno realiza son únicas e irrepetibles. Sin embargo, es la actitud del propio alumno la que determina el éxito. El mejor profesor del mundo no sirve para nada sin un alumno con ganas de aprender. Pero también se aplica a la inversa: por muy desastre que sea el despacho, si el alumno quiere aprender, algún conocimiento extra se llevará a casa.
La actitud del propio alumno es la que determina el éxito. El mejor profesor del mundo no sirve para nada sin un alumno con ganas de aprender. Pero también se aplica a la inversa
Más allá de lo que el alumno pueda poner de su parte, tiene que disfrutar de la que va a ser su profesión. Es primordial observar y apuntar los trucos de quienes trabajan en el despacho y escuchar atentamente los consejos que quieran darte. En muchas ocasiones he recibido lecciones de deontología o de simple organización profesional que, en su momento no he llegado a entender del todo, pero que después han cobrado sentido cuando he tenido que actuar como profesional. En cualquier caso, las personas con las que desarrollas las prácticas son profesionales que gozan de una visión de conjunto de la que carecen los alumnos precisamente por su inexperiencia. Así que escucha siempre atentamente, aunque no estés seguro de para qué va a servirte el consejo.
Por último, si tutor y alumno van en sintonía y consiguen entre ambos una buena actitud y dinámica de trabajo, ambos se convertirán en un tándem envidiable en el que cada uno servirá de apoyo al otro, convirtiéndose en el paradigma de la relación maestro-pupilo.
“Un maestro es una brújula que activa los imanes de la curiosidad, conocimiento y sabiduría en sus pupilos”. Ever Garrison, autor y profesor.