UNIR Revista
El objetivo de esta técnica, que ha ido ganando relevancia en los últimos años, es reducir el número de sospechosos cuando se ha cometido un delito y el autor no ha podido ser identificado
Un perfil criminológico es un grupo de inferencias sobre las cualidades que reúne una persona responsable de un delito o una serie de delitos: desde sus características físicas hasta detalles demográficos como horquilla de edad, sexo, raza o nivel socio-económico.
La perfilación criminal —criminal profiling, en inglés— es una de las aplicaciones de la psicología criminal a la Criminología que más relevancia ha ganado en los últimos años, ya que, aunque por sí sola no sirva para dar con un criminal, sí es de gran ayuda en la investigación. El objetivo de esta técnica de apoyo a la investigación es reducir el número de sospechosos cuando se ha producido un delito, permitiendo que los investigadores y las autoridades sigan una línea de investigación lo más concreta posible.
Los primeros pasos para realizar un perfil criminológico son estudiar el escenario en el que se ha producido el delito, la forma de comisión, el estado y la conducta de la víctima. A través de estos datos, los profesionales son capaces de comprender cómo funciona la mente de la persona que ha cometido un crimen, pudiendo establecer un marco con las características de la personalidad y el comportamiento del agresor. Esta información permite definir el tipo de personalidad, los motivos que podrían haberle llevado a cometer el delito, si fue un acto planificado o impulsivo y si se trata de una persona peligrosa.
Un perfil criminológico debe, por tanto:
- Elaborarse empleando el método científico, que implica la observación del hecho, el planteamiento de una hipótesis y la experimentación para comprobar si es válida.
- Estar basado en la evidencia y el razonamiento.
- Llegar a conclusiones lógicas partiendo de las evidencias encontradas.
Este proceso permite a los expertos detectar rasgos comunes, motivaciones, trayectoria personal y familiar y otros aspectos que inciden en la personalidad y, en función de estos datos, son capaces de definir distintos tipos de personalidad criminal. Un perfil debe ofrecer datos verificables, confirmados y probados.
La perfilación se aplica, por ejemplo, a los asesinatos. Aquí, a través de la definición de perfiles criminológicos, los expertos han diferenciado entre asesinos itinerantes, en serie o en masa, según la manera en que cometen el delito, el número de víctimas o el período de tiempo en el que actúan. El estudio de este tipo de patrones sirve para comprender mejor la conducta criminal y, si se trata de una investigación aún sin resolver, son una manera de guiar la investigación, de prevenir la comisión de nuevos actos criminales y de detener a los responsables.
Sin embargo, al contrario de lo que podría parecer si se atiende a la ficción cinematográfica y televisiva, no todos los profesionales de la Psicología Forense, Derecho, la Criminología o la Psiquiatría aceptan la elaboración de perfiles criminológicos para categorizar a los delincuentes. La principal crítica deviene del mal uso de las inferencias para llegar a las conclusiones que conforman un perfil criminal.
La inferencia es el proceso para llegar a una conclusión a partir de un conjunto de premisas. Los expertos en Ciencias Sociales y del Comportamiento apuntan que, para que un perfil criminológico sea válido, es necesario utilizar el método científico, comprender profundamente la ciencia de la lógica y reconocer cuando alguien está equivocado o su conclusión adolece de algún sesgo. De lo contrario, el riesgo de que la inferencia se convierta en falacia y el perfil criminal sea erróneo es muy elevado.
Usos del perfil criminológico
Aun así, la elaboración de perfiles criminológicos sí ha sido de utilidad en la resolución de algunos casos. La historia de Estados Unidos ofrece varios ejemplos de asesinos en serie que fueron investigados y perseguidos durante años hasta que las autoridades lograron identificarlos y detenerlos. Uno de ellos es Ted Kaczynski, conocido como ‘Unabomber’, un hombre que durante más de dos décadas mató de forma aleatoria mediante artefactos explosivos a decenas de personas y que el FBI logró atrapar gracias a un agente especializado en perfilación y en lingüística forense. En España, la ‘asesina de ancianas’ o el caso del ‘Asesino de la baraja’, son algunos ejemplos en los que el perfil criminológico fue de gran utilidad para identificar a los agresores.
Para elaborar perfiles criminológicos es necesario tener una comprensión total de un hecho delictivo, siendo capaz de analizar cada una de las piezas que lo componen: el delito, el autor, la víctima y el contexto social. El Grado en Criminología de UNIR ofrece a sus alumnos una completa formación, con clara orientación práctica, para que adquieran las competencias y herramientas necesarias para que ejerzan como analistas y asesores criminólogos independientes o en una firma del sector privado.