Víctor Renobell

La brecha ideológica entre los ciudadanos es cada vez mayor. Fomentar el diálogo más constructivo y aumentar la formación es fundamental para fortalecer el funcionamiento democrático.

Estamos en un sistema político y democrático que prioriza la polarización política. Existen muchas variedades de sistemas políticos: presidencialistas, de representación, a una o dos vueltas, etc… pero lo que estamos viviendo en estos años es que los sistemas más gobernables son aquellos en los que “gana” un solo partido político. No se prioriza el dialogo o la negociación sino la imposición unidireccional de una ideología política. Esto llega a Europa a partir de la globalización norteamericana que impone un ganador y un perdedor político, cuando en Europa la mayoría de los parlamentos son representativos y hasta ahora se priorizaba la negociación, las alianzas y el win-win.

Es por eso que la polarización política es cada vez mayor. Se puede percibir en los medios de comunicación y también en las políticas y la forma de gobernar. Pocos son los partidos que intentan gobernar con otros partidos creando sistemas fuertes y estables. O gana un solo partido con una mayoría absoluta, o los gobiernos son débiles y con pies de barro.

Los politólogos alertan sobre la creciente polarización de las sociedades democráticas. Si bien es una tesis compartida que la polarización supone una amenaza para la democracia (Levitski & Ziblatt, 2018), otros autores como Jason Brennan (2018) o Haidt y Lukianoff (2019) señalan dos factores como elementos potenciadores de la polarización: el compromiso político y el nivel educativo de los votantes.

Se define la polarización política como el alineamiento de la ciudadanía en identidades políticas contrapuestas (Miller, 2020). Una sociedad está más polarizada cuando una mayoría de los ciudadanos se identifican más fuertemente con las posiciones de un partido frente a las posiciones del adversario. De este modo, habrá menos personas con posiciones independientes (Pérez Zafrilla, 2022).

Implicaciones para la democracia

La polarización política tiene varias implicaciones para la democracia, las cuales pueden afectar la estabilidad y el funcionamiento de un sistema democrático. Algunas de estas implicaciones incluyen, por ejemplo, la obstaculización para el debate público. La polarización política puede dificultar la apertura de espacios de debate público sobre los problemas del país, lo que a su vez afecta el ejercicio de la subjetividad política y la construcción de la democracia y la paz.

Fragmentación informativa y desconfianza hacia los medios es otra de las implicaciones. La relación entre la polarización política y los medios de comunicación puede conducir a la fragmentación informativa, el sensacionalismo y el sesgo mediático, lo que a su vez genera una creciente desconfianza hacia los medios y afecta al funcionamiento de la democracia.

Y finalmente, las implicaciones respecto a los desafíos éticos en la era digital. La inteligencia artificial y la personalización de contenidos a través de interfaces de voz plantean desafíos éticos en relación con la polarización política y su impacto en la democracia. En resumen, la polarización política puede socavar la calidad del debate público, minar la confianza en las instituciones democráticas y dificultar la toma de decisiones informadas, lo que a su vez puede debilitar el funcionamiento de la democracia.

Participación ciudadana, información y conflictos

La polarización política puede afectar también a la participación ciudadana de varias maneras. Por un lado, en la generación de desconfianza y desinterés por la política y la gobernanza de un país. La polarización puede generar desconfianza en el sistema político y en los actores involucrados, lo que a su vez puede desmotivar la participación de los ciudadanos en la vida política.

Por otro lado, también puede afectar a la fragmentación informativa. La polarización en los medios de comunicación puede llevar a una fragmentación de la información y al predominio de discursos extremos, lo que dificulta la formación de opiniones informadas y la participación activa de los ciudadanos.

Y finalmente puede afectar también en el incremento de conflictos interpersonales. La polarización política puede afectar las relaciones interpersonales, lo que a su vez puede disuadir a las personas de participar en actividades políticas o cívicas por temor a conflictos con quienes tienen opiniones diferentes. En resumen, la polarización política puede minar la participación ciudadana al generar desconfianza, desinterés y conflictos interpersonales, lo que a su vez puede debilitar el funcionamiento democrático.

Para reducir la polarización política y fomentar la participación ciudadana, se pueden tomar diversas medidas. Es importante fomentar la participación pública en la toma de decisiones. Para ello es importante promover mecanismos de participación ciudadana, como audiencias públicas y consultas, que permitan a los ciudadanos expresar sus opiniones y propuestas sobre políticas públicas que los afectan.

También es importante promover el debate informado. Incentivar la formación de opiniones informadas a través de la educación cívica y el acceso a información veraz y plural, lo que puede contrarrestar la fragmentación informativa y el sesgo mediático. Y educar en la cultura política de todos los ciudadanos fomentando aprendizajes dentro del marco de las ciencias políticas y la gestión pública.

Y por otro lado es necesario fortalecer la relación entre la ciencia y la sociedad. Promover la participación pública en asuntos científicos para fomentar un mayor entendimiento mutuo entre la comunidad científica y el público, lo que puede contribuir al desarrollo económico, socialmente sostenible, y a la consolidación de la ciudadanía. Un ejemplo de esto lo vivimos con la crisis del COVID-19, donde observamos un menor nivel de polarización política gracias a la confianza en la ciencia. Estas medidas pueden contribuir a reducir la polarización política y a fomentar una participación ciudadana más activa e informada, fortaleciendo así el funcionamiento democrático.

Para promover un diálogo político más constructivo en un contexto polarizado, se pueden considerar las siguientes estrategias: fomentar la educación cívica y el pensamiento crítico, incentivar el acceso a información diversa y veraz, y facilitar espacios de encuentro y deliberación.

Para fomentar la educación cívica y el pensamiento crítico es necesario promover la educación cívica desde edades tempranas puede ayudar a desarrollar habilidades de pensamiento crítico y comprensión de diferentes perspectivas, lo que a su vez puede fomentar un diálogo más informado y respetuoso.

Para incentivar el acceso a información diversa y veraz es necesario promover la diversidad de fuentes de información, y el acceso a contenidos verificados puede contrarrestar la fragmentación informativa y el sesgo mediático, sentando las bases para un diálogo político más fundamentado.

Para promover espacios de encuentro y deliberación es necesario crear espacios seguros. Facilitar el encuentro entre personas con opiniones divergentes puede propiciar un diálogo constructivo, promoviendo el respeto mutuo y la comprensión de las diferencias. Estas medidas pueden contribuir a atenuar la polarización política y a fomentar un diálogo más constructivo, lo que a su vez puede fortalecer el funcionamiento democrático.

(*) Víctor Renobell Santaren, coordinador del Grado en Ciencias Políticas y Gestión Pública de UNIR.

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