Óscar Fernández León
El objetivo del Máster en Abogacía es dotar al estudiante de las competencias profesionales específicas que, desconocidas durante los estudios universitarios, le permitirán afrontar la vida profesional.
La promulgación de la Ley 34/2006, de 30 de octubre, sobre el acceso a las profesiones de abogado y procurador de los Tribunales y el Real Decreto 775/2011, de 3 de junio que la desarrolla, han supuesto un cambio dramático en la formación de los futuros abogados, ya que aquella norma parte del objetivo de mejorar la capacitación profesional de abogados en cuanto colaboradores relevantes de la Administración de Justicia, y ello con el fin de que los ciudadanos tengan garantizado un asesoramiento, una defensa jurídica y una representación técnica de calidad.
Para alcanzar el objetivo de una capacitación profesional especialmente cualificada, la ley establece un sistema de formación en la excelencia que tiene tres pilares básicos:
1 – La realización de un curso formativo específico en el que se han de adquirir un conjunto de competencias profesionales específicas
2 – El desarrollo de un período de prácticas externas
3 – La realización de una evaluación de la aptitud profesional que culmina el proceso de capacitación con carácter previo a la inscripción en el correspondiente colegio profesional
El objetivo del Máster en Abogacía es dotar al estudiante de las competencias profesionales específicas que, desconocidas durante los estudios universitarios, le permitirán afrontar la vida profesional.
Este es el escenario actual que tienen que recorrer los graduados que deseen ejercer como abogados, contexto en el que destaca la superación del Master en Abogacía online de UNIR, curso cuyo objeto central reside en dotar al estudiante de ese conjunto de competencias profesionales específicas que, desconocidas durante los estudios universitarios, le permitirán afrontar la vida profesional.
Competencias y habilidades que alcanza el alumno
Es objeto del presente post, en mi condición de profesor de la asignatura de habilidades del Máster y Coordinador y Profesor del Título de Experto en Litigación en UNIR, resaltar algunas de las competencias y habilidades que se alcanzarán por el alumno una vez superado el Master y que servirán, no sólo para su ejercicio profesional, sino que supondrán un bagaje con el que contará y podrá utilizar en su vida personal (autocrecimiento, familia, amigos, etc.), razones por las que la andadura del Master supone un reto formativo de primer orden.
Entre las competencias o habilidades que nos vamos a detener (lógicamente, algunas de ellas), destacaríamos las siguientes:
Habilidad oratoria: la oratoria, entendida como el ‘arte de hablar con elocuencia; de deleitar, persuadir y conmover por medio de la palabra’. Se encuentra íntimamente vinculada al uso de la palabra por el abogado como medio para convencer y persuadir al juez, tribunal o jurado, si bien esta habilidad ayudará al profesional a comunicarse en numerosos contextos en los que actuará.
Habilidad comunicativa: vinculado a la oratoria, pero con fines más amplios, la comunicación es necesaria para el abogado. Debe emplear adecuadamente el lenguaje auxiliándose de las reglas y normas que mejoran el uso de la voz, la pronunciación, el estilo, los ritmos, etc, es decir, de las reglas de comunicación oral. Igualmente, deberá dominar las reglas de la comunicación no verbal, empleando el lenguaje corporal para conseguir los objetivos previstos (silencios, miradas, uso de las manos, movimientos del cuerpo, contacto visual, etc). Finalmente, deberá dominar la comunicación escrita, haciendo un uso adecuado del lenguaje en las numerosas comunicaciones de tal naturaleza que tendrá que evacuar.
El adecuado empleo de las normas de la comunicación dará lugar a que el abogado sea un gran comunicador: elocuente, imaginativo e ingenioso”
En definitiva, el adecuado empleo de las normas de la comunicación dará lugar a que el abogado sea un gran comunicador: elocuente, imaginativo e ingenioso, lo cual es fundamental ya que en el foro se producen numerosas situaciones en las que los abogados deben comunicar con eficacia, tales como los interrogatorios, las aclaraciones al Juez o a las partes, el informe oral, etc.
Habilidades de negociación: el abogado debe conocer las diferentes técnicas de composición de intereses y saber encontrar soluciones a problemas mediante métodos alternativos a la vía jurisdiccional, para lo que la habilidad de negociación va a ser clave para gestionar el proceso de encuentro de varias partes que entrecruzan sus intereses u objetivos, en el que mediante la comunicación, se busca la consecución de unos fines o la resolución de un conflicto logrando un beneficio o satisfacción para todos los intervinientes, todo ello, sin olvidar los medios alternativos (mediación, conciliación, arbitraje, etc.).
Habilidad empresarial: todo despacho de abogados va a requerir que alguno de sus profesionales se encargue total o parcialmente de llevar a cabo las funciones directivas, encargándose de que la organización funcione adecuadamente de cara a la consecución de sus objetivos, lo que se consigue solo de una forma: planificando y dirigiendo. Y para dirigir, el abogado tendrá que desarrollar una serie de funciones esenciales en su organización mediante el empleo de una serie de capacidades y habilidades empresariales.
Habilidad comercial: el abogado del siglo XXI debe disponer de las habilidades que lo conviertan en un verdadero comercial de sus servicios profesionales, entendiéndose por comercialidad la capacidad de atraer y captar nuevos clientes, generar negocio para el despacho y fidelizar los existentes. Para ello, el abogado deberá concienciarse de la importancia que la actividad comercial tiene para la creación y crecimiento de los despachos profesionales, y el papel que dichas competencias y habilidades jugarán en su propio crecimiento profesional, bien individualmente, bien en la jerarquía profesional de la firma.
Habilidad organizativa: íntimamente vinculada a la anterior, la capacidad de organización consiste en ordenar y coordinar los recursos humanos, financieros, físicos y otros que son necesarios para alcanzar los objetivos profesionales creando las condiciones para que las personas y las cosas trabajen de forma armoniosa y orientada a alcanzar los mejores resultados posibles (recursos humanos, gestión del tiempo, gestión económica, etc.). De esta forma, el abogado podrá mejorar la eficiencia de su trabajo y potenciar el funcionamiento global del equipo o institución en que lo desarrolla mediante el acceso a fuentes de información, la gestión del conocimiento y el manejo de técnicas y herramientas aplicadas.
Como veis, estas son sólo algunas de las habilidades que se tratarán en el Máster en Abogacía y que constituyen verdaderos valores que permitirán al egresado penetrar en un mundo nuevo, completamente diferente al conocido, y que lo acercará al día a día del abogado, ese profesional que como operador jurídico y colaborador de la Justicia, realiza las funciones de consejo legal, negociación y defensa ante los juzgados y tribunales
