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La innovación aporta una ventaja competitiva a cualquier empresa pero, para evitar usurpaciones, es preciso protegerla correctamente empleando la tipología de propiedad intelectual correspondiente.
Cualquier cosa que implique hacer algo nuevo para mejorar un proceso, un servicio o un producto se considera innovación y es fundamental para aumentar la competitividad empresarial. La protección de la innovación no solo es posible, sino que es muy recomendable para evitar que un proyecto novedoso pueda ser usurpado por un tercero.
El Máster en Propiedad Intelectual de UNIR aporta la formación necesaria para convertirse en experto especializado en defensa de la innovación con un enfoque sectorial y empresarial eminentemente práctico.
Innovación y propiedad intelectual: comprendiendo esta relación
En el panorama empresarial actual, caracterizado por su constante evolución, la innovación se ha convertido en el motor que impulsa el progreso en cualquier segmento. Desde avances tecnológicos en la industria hasta descubrimientos científicos, la capacidad de hacer cosas nuevas se ha vuelto esencial para el desarrollo y la competitividad de cualquier país.
En este contexto, la protección de la innovación se erige como un componente clave para garantizar que las ideas más disruptivas y los esfuerzos creativos sean resguardados y recompensados adecuadamente. De ahí, que la propiedad intelectual se convierta en la piedra angular de toda innovación, para entender cómo se puede y se debe salvaguardar el ingenio humano. Por tanto, innovación y propiedad intelectual deben ir de la mano.
La propiedad intelectual abarca diversos aspectos, incluyendo patentes, marcas, derechos de autor y secretos comerciales. Es en este marco legal donde se encuentra la base para asegurar que la innovación sea reconocida y retribuida adecuadamente.
¿Qué elementos protegen la innovación?
Proteger la innovación resulta esencial para incentivar la inventiva y, con ella, el progreso tecnológico y competitivo. A la hora de ejecutar esa protección de la innovación existen varios instrumentos entre los que poder elegir y, dependiendo del tipo de invención que se desee proteger, será necesario optar por uno u otro. Estos son algunos de los instrumentos disponibles para proteger la innovación:
Patentes y modelos de utilidad
Respecto a las patentes y modelos de utilidad, se trata de títulos concedidos a quien realiza una invención. Por medio de estos documentos se reconoce el derecho a la explotación de ese invento en un territorio concreto y durante un período de tiempo determinado.
La diferencia entre estos dos elementos reside, principalmente, en que un modelo de utilidad protege invenciones de menor calado que las patentes. Los modelos de utilidad mejoran herramientas que ya existen y la salvaguarda se establece únicamente sobre ese avance.
En España, la patente tiene una duración de 20 años y el modelo de utilidad de 10 años, siempre que se realicen las renovaciones anuales correspondientes.
Diseños industriales
A través de este instrumento se salvaguarda la apariencia estética o forma de un determinado producto. El hecho de que exista esta defensa, incentiva la inversión en diseño industrial y promueve la competencia basada en la calidad.
Este título en España proporciona amparo durante 5 años, renovables hasta un máximo de 25 años.
Marcas y nombres comerciales
Son componentes indispensables a la hora de diferenciar e identificar productos o servicios dentro del mercado, por lo que su preservación resulta fundamental para la reputación de las empresas.
La protección de marcas y nombres comerciales no caduca, mientras se haga la renovación pertinente cada 10 años.
Secreto industrial
Esta figura está pensada para amparar los procesos operativos industriales o comerciales que solamente conocen un número limitado de personas y que implican una ventaja competitiva. Por ejemplo, la receta para elaborar un determinado producto que la competencia trata de imitar o la fórmula específica de un perfume determinado.
En marzo de 2019, España incorporó una Directiva Europea de 2016 (transpuesta a nuestro ordenamiento jurídico mediante la Ley 1/2019, de 20 de febrero, de Secretos Empresariales) para abordar la protección de secretos empresariales, que pueden ser tecnológicos, financieros o relacionados con métodos comerciales.
Únicamente se considerará secreto si cumple tres condiciones:
- No ser generalmente conocido.
- Tener valor empresarial.
- Haber tomado medidas razonables para mantenerlo en secreto.
Esta ley contempla formas lícitas e ilícitas de acceder a un secreto, como la creación independiente o la ingeniería inversa. Se cuestiona la preferencia entre secreto empresarial y patente, destacando que el primero protege indefinidamente, pero requiere medidas costosas y no protege contra descubrimientos independientes.
Acuerdos de confidencialidad
A través de esta figura es posible preservar la confidencialidad, el secreto informativo o los datos a los que una tercera persona tiene acceso.
En la redacción del contrato deben quedar perfectamente detalladas la identidad de las partes involucradas, la información que se desea proteger y las consecuencias que tendría el incumplimiento de la confidencialidad.
Es conveniente tener clara la diferencia entre el contrato de confidencialidad y el contrato de no competencia. El primero salvaguarda la información sensible, mientras que el segundo lo que hace es impedir al inversor emplear una idea de negocio al terminar su patrocinio.
Propiedad intelectual
Se ampara la creación de un producto como actividad intelectual de un autor, ya sea una obra literaria, un cuadro, una escultura, una composición musical o una fotografía, para evitar delitos contra la propiedad intelectual.
Por lo tanto, la propiedad intelectual abarca diversas creaciones, desde artísticas hasta programas informáticos, salvaguardando gran parte de la actividad empresarial. A diferencia de otras formas de protección, como patentes o marcas, esta figura se establece desde la creación, no requiriendo registro para existir legalmente.
La duración de la protección es toda la vida del autor más setenta años, y los derechos de explotación en empresas recaen en la entidad, aunque los derechos morales del autor son inalienables. El registro se realiza mediante un título y una memoria explicativa, manteniendo la confidencialidad de la obra.
En España es habitual diferenciar entre los derechos de propiedad intelectual e industrial, aunque en muchos países, el concepto de propiedad intelectual es más amplio e incluye también el industrial. Cada propiedad tiene su propio marco de aplicación y también sus respectivas normas regulatorias, que a su vez, establecen su marco jurídico.
¿Qué mecanismos existen para la protección de la innovación?
En España, el organismo encargado de regular la protección de la innovación es la Oficina Española de Patentes y Marcas, dependiente del Ministerio de Industria y Turismo.
Actualmente, se contemplan tres mecanismos para la protección de las invenciones:
- Por vía nacional: Ley de Patentes (Ley 24/ 2015, de 24 de julio).
- Por vía europea: Convenio sobre Concesión de Patentes Europeas o Convenio de Munich.
- Por vía internacional: Tratado de Cooperación en materia de Patentes (PCT).
En el caso de las creaciones de forma (diseño), existen también tres alternativas diferentes:
- Por vía nacional: Ley 20/2003, de 7 de julio de Protección Jurídica del Diseño Industrial.
- Por vía europea: Reglamento 6/2002 sobre los dibujos y modelos comunitarios.
- Por vía internacional: Arreglo de La Haya relativo al registro internacional de Dibujos y Modelos Industriales (Acta de Ginebra de 1999).
Cuando se trata de proteger la innovación, resulta indispensable contar con el asesoramiento profesional adecuado. Quienes deseen profundizar en este campo, un Grado en Derecho con una especialización en propiedad intelectual conformarán la formación más adecuada para convertirse en un profesional competente capaz de blindar cualquier tipo de innovación. Hacerlo resulta fundamental para premiar a los creadores, pero también para fomentar el desarrollo económico y social.
