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El objetivo del compliance es evitar que una compañía incurra en delitos, sanciones o situaciones que puedan repercutir en el negocio o su reputación y comprometer su viabilidad.
El término compliance, que se traduce al español como cumplimiento normativo, hace referencia al área específica de una compañía que se encarga de identificar, asesorar, monitorear y alertar de los riesgos en que puede incurrir una empresa, pública o privada, para velar por el estricto cumplimiento de la legalidad.
El concepto de compliance empresarial nació en Estados Unidos en los años 70 ligado a casos de corrupción contrarios a la libre competencia en el sector financiero. Décadas más tarde, en el año 2005, el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea definió el compliance corporativo como “el riesgo de que una compañía pueda incurrir en sanciones, multas, pérdidas financieras o pérdida de su reputación como resultado del incumplimiento de leyes, regulaciones, normas de autorregulación o códigos de conducta que apliquen a su actividad”.
El objetivo del compliance es, por tanto, evitar que una compañía incurra en delitos, sanciones o situaciones que puedan repercutir en el negocio o su reputación y comprometer su viabilidad futura. Para evitarlo, las compañías han impulsado el desarrollo de áreas específicas de compliance, cuya misión es impulsar con agilidad las medidas necesarias para garantizar el cumplimiento de toda normativa que afecte al negocio. Si no se ha conseguido evitar previamente el delito, el compliance puede aminorar considerablemente las consecuencias jurídicas.
El concepto de compliance tiene sustento en la legislación española en 2010, con la reforma del Código Penal (Ley Orgánica 5/2010 de 22 de junio). El artículo 31 bis de esta ley introdujo la responsabilidad penal de las personas jurídicas, vinculando estrechamente el compliance de las empresas con el cumplimiento de la normativa penal.
Más tarde, en 2015, una nueva revisión del Código Penal sirvió para introducir una cláusula que hace obligatorio para las empresas contar con planes de prevención de riesgos penales y un órgano o función responsable de su verificación. Este cambio normativo ha permeado hacia otros ámbitos jurídicos, como el de la Protección de Datos, y ha impulsado en la última década la creación de la figura del Compliance Officer, la persona responsable del cumplimiento normativo en una organización.
Tipos de compliance en la empresa
A la hora de poner en práctica el compliance en la empresa, distinguimos entre los modelos genéricos y los modelos específicos de cumplimiento:
- El modelo genérico o de superestructura de compliance se apoya en el marco regulatorio global que ofrece la norma ISO 19600, la cual fija las directrices y buenas prácticas para implantar la función de compliance en cualquier empresa u organización.
- Los modelos específicos de cumplimiento son los que abordan áreas jurídicas concretas, por ejemplo:
- Compliance penal
- Compliance corporativo
- Compliance medioambiental
- Compliance de prevención de riesgos laborales
- Compliance anticorrupción
- Compliance de salud pública
- Compliance fiscal y tributario
La labor del Compliance Officer pasa por integrar los sistemas específicos en un marco general y mantener una coordinación y supervisión del modelo para garantizar su eficacia, y que esté alineado con las necesidades del negocio.
La importancia del compliance para una empresa
En el análisis DAFO (acrónimo del proceso que ayuda a identificar Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades de un negocio) que realiza el equipo gestor de una compañía el cumplimiento normativo suele situarse en el marco de los riesgos y amenazas al crecimiento, bien por las novedades normativas que impacten sobre un sector productivo o bien por un contexto de inestabilidad política y legislativa que puedan comprometer ciertas operaciones empresariales.
En la actualidad, el público objetivo de una empresa (sus clientes, trabajadores, proveedores, inversores y la sociedad en general) demandan una conducta y un cumplimiento que con frecuencia va más allá del umbral de lo que fijan las leyes. Por eso, entender los riesgos y amenazas que supone para el negocio su incumplimiento —tanto desde el punto de vista jurídico como social— y asignar los recursos de forma eficiente para garantizar el cumplimiento será clave para el futuro de la compañía.
En este contexto, la función del área de compliance de una empresa consiste en anticiparse a los riesgos que pueden surgir, mostrando al equipo gestor de la compañía que el cumplimiento no es solo un coste necesario para hacer negocios, sino una posición estratégica que aporta valor y afianza el futuro de la organización.
¿Cómo especializarse en compliance?
La función de compliance ha ganado relevancia en los últimos años: compañías de todos los sectores, cotizadas o no, han incorporado un área de cumplimiento con el objetivo de protegerse ante situaciones de incumplimiento normativo y por el impacto reputacional que puede acarrear.
Los profesionales formados en ciencias jurídicas están preparados para dar un paso más en su carrera y asumir la responsabilidad de ser el Compliance Officer de una compañía. Además de los conocimientos avanzados en el ámbito del Derecho societario, penal y mercantil, entre otros, será necesario que estos desarrollen las competencias para asesorar ante situaciones de exigencia de responsabilidad civil, penal y/o administrativa. Además, deberán ser capaces de definir e implementar planes de compliance que permitan monitorear y anticipar posibles hechos delictivos.
Ante este desafío, una muy buena vía para desarrollar estas competencias es el Doble Máster en Abogacía y Asesoría Jurídica de Empresas o el Máster en Asesoría Jurídica de Empresas de UNIR, títulos de posgrado que facilitan a los graduados en Derecho, Administración de Empresas (o dobles graduados en Derecho y ADE) y carreras afines, la formación idónea para cumplir con esta tarea (de todas maneras, hay que tener en cuenta que para poder desarrollar todas las funciones de un Compliance Officer hay que ser licenciado o graduado en Derecho).
Otros posgrados que pueden ser de utilidad para quien quiera trabajar en este ámbito son el Doble Máster en Abogacía y Derecho Penal o el Máster en Derecho Penal Económico de UNIR, también 100 % online. Esto es así porque tanto el Derecho penal económico como el compliance abordan delitos relacionados con actividades financieras, empresariales y comerciales. Especializarse en esta área, por tanto permite entender las complejidades y particularidades de los delitos económicos, lo que facilita su prevención, investigación, persecución y resolución.