UNIR Revista
¿Cómo se debe dirigir una escuela? ¿Qué no puede olvidar nunca un buen director? Analizamos cómo tiene que ejercer su liderazgo y las 10 cualidades para ser director de centros educativos.
¿Cómo se debe dirigir una escuela? ¿Qué no puede olvidar nunca un buen director? Analizamos cómo tiene que ejercer su liderazgo, en el que siempre debe tener presente que trabaja con una materia valiosa y sensible: los alumnos, sus familias y el personal docente y no docente. Repasamos de la mano de Alfonso López Pulido, director académico del Máster en Liderazgo y Dirección de Centros Educativos de UNIR, las 10 cualidades para ser director de centros educativos.
1. Agilidad en la toma de decisiones
El director no puede demorar las decisiones sobre la escuela, pero debe encontrar el equilibrio entre la rapidez y la elección de la más adecuada, consumiendo los menores recursos posibles. En esa búsqueda es primordial la capacidad de priorizar, distinguiendo entre lo importante y lo urgente.
2. Versatilidad para adaptarse a distintos entornos
El director tiene que saber adaptarse al contexto en que se encuentre y conocer la realidad social. Cada centro es un ecosistema único con sus peculiaridades, no hay dos escuelas iguales.
3. Receptividad para ser aconsejado, asesorado y criticado
Como señala Alfonso López Pulido, “se necesita una visión poliédrica para atisbar todos los puntos de vista”. El directivo busca lograr la excelencia y hacer sus tareas correctamente, pero puede equivocarse y tiene que estar preparado para recibir las críticas: no solo las justas, también las injustas.
4. Fomento de un liderazgo compartido
Es importante un liderazgo con un reparto formal de las tareas y la creación de grupos de trabajo. La participación del profesorado en la planificación y desarrollo curricular es imprescindible. Debatir y valorar con ellos sobre la didáctica, si se deben poner en marcha distintas metodologías, el uso de nuevas tecnologías o el manejo de sistemas de evaluación diversos. Todo lo que implique un avance para lograr las metas de aprendizaje de los alumnos.
5. Impulso del crecimiento del profesorado
Un crecimiento personal y profesional de los docentes es beneficioso para todos. Los centros educativos necesitan contar con un profesorado actualizado en innovaciones e investigaciones testadas con estándares de excelencia. Es necesario que haya un trabajo colaborativo y una reflexión sobre los sistemas de enseñanza-aprendizaje que puedan implementarse en la institución.
6. Estar abierto a la innovación
El directivo debe estar convencido de la necesidad de la innovación curricular y ser capaz de potenciarla poniendo los recursos que sean precisos para lograrla.
7. Creación de un buen clima escolar
Un buen director de escuela debe asentarse en el respeto, la colaboración y la valoración de la diversidad. Una buena convivencia es imprescindible para posibilitar los procesos educativos, desarrollando las relaciones entre el centro y su entorno y apoyando a los alumnos y sus familias en el logro de sus intereses educativos. Destrezas como la empatía, saber escuchar o comunicar son esenciales.
8. Capacidad de negociación y participación
Debe promover la participación de la comunidad educativa en la que todos los miembros deben ser responsables y copartícipes en la gestión del centro. Como en todo proceso suele haber opiniones encontradas y criterios diversos, por lo que debe llegarse a un consenso que aúne las posturas y evite los enfrentamientos, subraya Alfonso López Pulido.
9. Eficiencia en la gestión
No solo en las cuestiones académicas o de gestión de personas, también debe ocuparse del uso óptimo de las infraestructuras y equipamientos para no malgastar los recursos.
10. Visión de conjunto
Como en cualquier ámbito, no solo en la educación, esta cualidad es indispensable para gestionar el bien común de la totalidad de la comunidad educativa y no de sectores particulares.
Estas cualidades son la base para que un director de centros educativos pueda lograr un liderazgo eficaz que le permita abordar los retos a los que se enfrenta en su día a día. Como destaca el director académico del Máster en Liderazgo y Dirección de Centros Educativos, “los cambios son constantes, la solución que un día es válida puede que ya no lo sea el día siguiente; situaciones, en apariencia, similares, son más diferentes cuando se las examina de cerca”.
Los retos a los que se enfrenta
El rigor debe estar muy presente en la labor del director. Afronta, por ejemplo, las nuevas formas de acoso entre alumnos, que se multiplican con el ciberacoso. Para Alfonso López Pulido es fundamental la intervención del director en estos casos, para el esclarecimiento de los hechos, la identificación de los autores y el seguimiento exhaustivo de los procedimientos establecidos. Debe hacerlo con la máxima solidez y mayor rigor para evitar que, por defectos de forma, se invaliden estas actuaciones. Por todo ello, es necesario un dominio de la legislación y normativa educativas.
Entre los retos del director se encuentra la delicada gestión de la relación con los padres y los profesores. Considera Alfonso López Pulido que la sociedad ha cambiado y los padres exigen ahora más que sus derechos. Hay un crecimiento de las reclamaciones, sobre todo en relación con las calificaciones, los accidentes en el ámbito escolar y también, de una forma especial, con las sanciones. Al igual que el profesorado, que demanda más participación en la toma de decisiones, pero, a la vez, requiere un liderazgo claro y fuerte que lleve el timón.
Un liderazgo que requiere de determinadas cualidades, habilidades y competencias. La formación permite adquirir esas herramientas necesarias con titulaciones como el Máster en Liderazgo y Dirección de Centros Educativos, que capacita para afrontar los retos y cambios que surgen en la gestión de una institución educativa, buscando las oportunidades para el crecimiento y el logro de la metas de alumnos, familias y personal del centro.