Patricia Solís García
El uso excesivo de dispositivos electrónicos y redes sociales está afectando su salud mental, rendimiento académico y relaciones sociales.

El avance de las tecnologías digitales ha transformado la manera en que las personas se comunican, trabajan y se entretienen. Sin embargo, en Colombia, el uso desmedido de dispositivos electrónicos y redes sociales está generando una preocupación creciente por las adicciones tecnológicas, especialmente entre los niños y adolescentes. Esta situación plantea un desafío tanto para las familias como para las instituciones educativas, que buscan estrategias para prevenir y abordar esta problemática.
Según el último informe publicado por We are Social (2024), Colombia se ubica como el segundo país a nivel mundial con mayor tiempo promedio dedicado a internet y redes sociales, superando las tres horas diarias. La facilidad de acceso a dispositivos móviles y la creciente digitalización han llevado a que los colombianos desarrollen hábitos digitales que, en muchos casos, se convierten en dependencias.
El informe destaca que los adolescentes son los principales usuarios de las plataformas digitales, lo que los convierte en la población más vulnerable a las adicciones tecnológicas. Esta situación puede derivar en problemas de salud mental como ansiedad, depresión y trastornos del sueño (Robayo-Pinzón et al., 2023). Las redes sociales, los videojuegos y las aplicaciones de mensajería instantánea son algunos de los recursos digitales que más captan la atención de esta población, incrementando el riesgo de dependencia tecnológica.
Señales de alarma
Expertos en salud mental advierten sobre las señales que pueden indicar una adicción tecnológica (Rodríguez y Padilla, 2021). Entre ellas se encuentran:
- Ansiedad al no tener el teléfono cerca.
- Disminución del rendimiento académico o laboral.
- Aislamiento social.
- Cambios en el estado de ánimo relacionados con el uso de dispositivos.
Estas señales de alarma también incluyen cambios de comportamiento como irritabilidad, alteraciones en los hábitos alimenticios y dependencia emocional hacia los dispositivos electrónicos. Los adolescentes que presentan estas señales pueden experimentar dificultades en sus relaciones interpersonales y un deterioro en su salud física debido al sedentarismo.
Además, los padres y educadores deben estar atentos a cambios en los patrones de sueño de los jóvenes, ya que el uso excesivo de dispositivos electrónicos, especialmente durante la noche, puede afectar negativamente el descanso y el rendimiento escolar. Estudios recientes han demostrado que los adolescentes que pasan más tiempo frente a pantallas son más propensos a padecer trastornos del sueño y fatiga crónica (García y Losada, 2022).
Consecuencias a largo plazo
La adicción a la tecnología no solo afecta el bienestar emocional y mental de los niños y adolescentes, sino que también puede influir en su desarrollo cognitivo. Investigaciones han demostrado que el abuso de pantallas puede alterar los patrones de sueño, afectar la capacidad de concentración y disminuir la habilidad para resolver problemas (Guzmán y Gélvez-García, 2023).
Las consecuencias también se manifiestan a nivel social. La dependencia a los dispositivos electrónicos puede generar aislamiento social, afectando las habilidades de comunicación y empatía de los adolescentes. Esta situación puede derivar en problemas de autoestima y dificultades para establecer relaciones significativas en el mundo real.
Además, el entorno urbano, con menos espacios recreativos, incrementa el sedentarismo en los adolescentes. Este fenómeno agrava las consecuencias físicas de las adicciones tecnológicas, como el aumento de peso y la disminución de la actividad física. La falta de actividad física también está asociada con un mayor riesgo de enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes y los problemas cardiovasculares en edades tempranas.
El impacto de las adicciones tecnológicas también se refleja en la economía y el sistema educativo. Los jóvenes que desarrollan dependencia hacia la tecnología pueden ver afectado su rendimiento académico y sus oportunidades laborales futuras. En un mundo cada vez más competitivo, es esencial que los adolescentes desarrollen habilidades blandas como la comunicación, la resolución de problemas y el trabajo en equipo, habilidades que pueden verse mermadas por el uso excesivo de tecnología.
Estrategias de prevención
Para enfrentar esta problemática, es fundamental que las familias y las instituciones educativas trabajen de manera conjunta en la prevención y el manejo de las adicciones tecnológicas. Algunas estrategias efectivas incluyen:
- Establecimiento de horarios para el uso de dispositivos electrónicos.
- Promoción de actividades al aire libre y de interacciones cara a cara.
- Educación digital, que permita a los niños y adolescentes entender los riesgos asociados al uso excesivo de tecnología.
Las instituciones educativas desempeñan un papel clave en la promoción de hábitos digitales saludables. A través de programas educativos, los docentes pueden fomentar un uso responsable de la tecnología y concienciar a los estudiantes sobre los riesgos de la adicción digital. Además, las familias deben establecer reglas claras sobre el uso de dispositivos en casa y promover espacios libres de tecnología para fortalecer los lazos familiares.
En este contexto, el Máster Universitario en Atención Educativa y Prevención de Conductas Adictivas en Niños y Adolescentes de UNIR se enfoca en brindar herramientas para educadores y profesionales del ámbito social, con el objetivo de abordar eficazmente los desafíos que presentan las adicciones tecnológicas. Este programa ofrece un enfoque integral que combina la teoría y la práctica para ayudar a los profesionales a identificar y manejar los casos de adicciones digitales en los entornos educativos.
La prevención es el camino
Las adicciones tecnológicas representan un desafío creciente en la sociedad colombiana, especialmente entre los niños y adolescentes. La clave para mitigar sus efectos negativos radica en la educación, la concientización y la implementación de estrategias preventivas en los entornos familiares y escolares. Solo así se podrá garantizar un uso saludable y responsable de las tecnologías digitales, promoviendo el bienestar integral de las nuevas generaciones.
En el futuro, será fundamental que las políticas públicas también se alineen con estos esfuerzos. Regulaciones que promuevan la desconexión digital, campañas de concienciación y el apoyo a programas educativos serán claves para enfrentar este desafío. Las adicciones tecnológicas no solo afectan a individuos, sino que también tienen un impacto significativo en la sociedad en su conjunto. La prevención es el camino para garantizar un futuro digital más saludable y sostenible para todos.
Referencias bibliográficas
Brand, V. G. y García, L. E. G. (2023). La nomofobia en los adolescentes y el impacto en su salud mental: Una revisión sistemática. Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=9244551
García, T. J. y Losada, L. (2022). Relationship among sleep, technological devices and academic achievement in adolescents from Galicia (Spain). Revista Electrónica Educare, 26(2), 408-426.
Robayo-Pinzon, O., Rojas-Berrío, S., Paredes, M. R. y Foxall, G. R. (2023). Social media sites users’ choice between utilitarian and informational reinforcers assessed using temporal discounting. Frontiers in Public Health, 11, 960321.
Rodríguez, M. R. y Padilla, F. M. G. (2021). El uso de videojuegos en adolescentes: Un problema de salud pública. Enfermería Global, 20(1), 112-125. https://doi.org/10.6018/eglobal.438641.
We Are Social. (2024, enero). Digital 2024. https://wearesocial.com/es/blog/2024/01/digital-2024/
(*) Patricia Solís García. Dra y Lda. en Psicología (U. de Oviedo). Especializada en Psicología educativa y discapacidad, especialmente atención a la diversidad, con la realización de varios másteres y postgrados. Nominada a mejor docente, Premios Educa Abanca 2022.
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