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Apoyo Conductual Positivo: qué es y cómo aplicarlo en Educación Especial

Esta técnica afronta las conductas problemáticas en diferentes contextos diarios apostando por fomentar el respeto y a través de planes individualizados.

La respuesta que se genera por parte de la familia o del profesorado ante la forma de expresarse y comportarse de un menor, ya sea con gestos, felicitaciones, reprimendas, correcciones… influye directamente en su educación y evolución. ¿Sabes en qué consiste el Apoyo Conductual Positivo? En UNIR analizamos en qué consiste y cómo aplicarlo para para corregir o fomentar una conducta

Adoptar un enfoque basado en el Apoyo Conductual Positivo o ACP contribuye a disminuir o, incluso, eliminar aquellos comportamientos que consideramos necesarios modificar. Pero, ¿qué pasa cuando los menores, además, presentan alguna necesidad educativa especial?

¿Qué es el Apoyo Conductual Positivo?

La técnica del ACP pretende afrontar la conducta problemática producida por factores ambientales o déficits en habilidades mediante la reducción de dicho comportamiento, con el fin de mejorar la calidad de vida del menor. Para ello apuesta por fomentar el respeto hacia la persona afectada, un plan de atención individualizado y entender por qué adopta comportamientos o reacciones problemáticas en determinados contextos.  

Implementar un Apoyo Conductual Positivo requiere de una evaluación previa de la conducta problemática, así como de los factores ambientales, los contextos en los que se producen y los factores de protección/rechazo que adopta la persona afectada. Solo con estas premisas se podrá elaborar un Plan de Apoyo Conductual Positivo, individual y personalizado. 

Un ejemplo: un menor con Trastorno del Espectro Autista o TEA que cuando hay mucho ruido se pone nervioso y comienza a llorar y autolesionarse. En caso de realizar una excursión fuera del aula se puede llegar a un acuerdo con él para evitar que llegue a ese nivel de estrés. ¿Opciones? Usar unos auriculares, hacer que se siente a su lado algún compañero de confianza, darle algún objeto que le guste, como su libro favorito… Es decir, se trataría de reducir los factores ambientales que le afectan para evitar o minimizar la conducta problemática (autolesión, llanto y nerviosismo). Para ello, es fundamental conocer de antemano cuáles son esos contextos externos que inciden en su comportamiento.

Características y beneficios del Apoyo Conductual Positivo

Las principales características que presenta el modelo de ACP son las siguientes:

  1. Carácter preventivo: se adelanta al problema para que no se produzca (o tenga una incidencia menor).
  2. Se adapta el entorno.
  3. Enseña habilidades sociales.
  4. Se centra en el análisis de la conducta y en conocer las necesidades específicas de cada caso. Una misma situación, contexto, escenario… puede afectar de modo muy diferente a cada persona. Por eso es fundamental que sea siempre individualizado.
  5. Fomenta la comunicación.

Los resultados del ACP son a largo plazo. Su principal objetivo es mejorar la calidad de vida del menor y poder adoptar esta técnica en los diferentes ámbitos de su vida. Esto repercutirá en un incremento del rendimiento escolar, la mejora de habilidades sociales, el refuerzo de su red de apoyo o su relación directa con la familia que, además, podrá aplicarlo para mejorar su vida cotidiana. Por ejemplo: un menor con diversidad funcional auditiva al que le toque acudir a una cita médica y quiera marcharse porque tiene miedo.

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De este modo, el Apoyo Conductual Positivo se basa en la evaluación funcional de un modo global que permite enseñar habilidades alternativas. A través de este método, la persona ve reflejados sus valores, tratando de mejorar su estilo de vida adaptándolo al ambiente. Esta metodología se diseña con el objetivo de ser aplicada en diferentes contextos de la vida diaria y mide su éxito evaluando los aprendizajes de la persona.

Es importante destacar el enfoque preventivo del Apoyo Conductual Positivo, una herramienta de gran valor para la gestión de problemas de conducta. Para ello, analiza y busca una explicación a los factores que desencadenan conductas conflictivas para, a través de ellas, plantear estrategias de intervención siempre desde un punto de vista positivo.

Aplicaciones con alumnos de Educación Especial 

El ACP es aplicable a personas con o sin diversidad funcional. Sin embargo, resulta muy útil en el alumnado que presenta alguna necesidad educativa especial (NEE) o diversidad funcional cognitiva, o bien en aquellos con Trastorno del Espectro Autista (pueden adoptar en el aula conductas agresivas o de autolesión, producto del entorno o por la dificultad que tienen a la hora de comunicarse con el profesorado y resto de compañeros).

Estos alumnos necesitan una atención individualizada como la que posibilita el ACP, además de trabajar en la mejora de las habilidades sociales, comunicativas y de lenguaje, cuestiones básicas para lograr su inclusión. El ACP ofrece también ventajas para el profesorado, ya que les permite conocer qué contextos propician las conductas problemáticas de estos alumnos para así poder anticiparse a ellas y adaptar las diferentes propuestas y tareas educativas.

Ejemplos de apoyo positivo en el aula

Ofrecer alternativas

Veamos un ejemplo: en el comedor del colegio un alumno con TEA se enfada porque no puede comunicarse para decir que no tiene más hambre. Su conducta funcional es coger el plato y tirarlo al suelo. Con la técnica de ACP los maestros o cuidadores pueden reducir esta conducta ofreciéndole otras alternativas, como llevar algún objeto que le tranquilice o retirar el plato a una zona acordada cuando no quiera comer más.

Reconocimiento

Otro ejemplo: Imagina que tienes un estudiante que tiende a distraerse durante la clase pero que está haciendo un esfuerzo por prestar atención. Cada vez que notes que está prestando atención y participando en la clase, puedes elogiarlo en voz alta frente a la clase.

Sistema de recompensas

Otro ejemplo sería el de crear un sistema de fichas o puntos para los estudiantes. Cada vez que un estudiante demuestre buen comportamiento, participación o cumplimiento de las reglas, dales una ficha o punto. Luego, al alcanzar cierta cantidad de fichas o puntos, pueden canjearlos por pequeñas recompensas, como tiempo adicional para un recreo, elegir una actividad en clase o un premio pequeño.

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El Plan de Apoyo Conductual Positivo

El Plan de Apoyo Conductual Positivo constituye una medida alternativa a las prácticas disciplinarias tradicionales. A la hora de diseñarlo debemos tener en cuenta qué elementos va a reflejar, ya que no hay un plan universal, sino que depende de la conducta que presenta cada persona. Se distinguen tres niveles:

  • El primer nivel pretende crear entornos de aprendizaje seguros, fortalecer la red de apoyo en el centro escolar y establecer normas e incentivos.
  • El segundo nivel está dirigido solo a una parte del alumnado, concretamente a aquellos que no han conseguido adoptar las estrategias del primer escalón, por lo que habría que reforzar las mismas.
  • El tercer nivel se centra en dar respuesta a las necesidades del estudiante que tiene problemas severos de la conducta aplicando un programa intensivo e individualizado.

La técnica de ACP es un modelo propicio para los menores a la hora de modificar y trabajar sobre sus conductas problemáticas, ya que se verán implicados en dicho cambio y mejorará su calidad de vida.

Las actuaciones enmarcadas en el Plan de Apoyo Conductual Positivo han de tener siempre como objetivo recabar información a partir del análisis de las conductas para establecer un modelo de evaluación para las medidas propuestas. La finalidad es proporcionar al alumno estrategias de autocontrol que le permitan desterrar las conductas problemáticas de su vida. En cualquier caso, se han de tener en cuenta dos aspectos: las habilidades sociales desarrolladas fuera del aula y el trabajo que se realiza dentro del centro docente.

Metodologías como el Apoyo Conductual Positivo favorecen la inclusión de los estudiantes. Se trata de una de las herramientas que favorecen la prestación de un servicio de calidad a todos los estudiantes y que se imparten en el Máster en Educación Especial de UNIR, donde los alumnos se forman en un perfil de alta demanda en los centros educativos.

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