UNIR Revista
Dominar nuestro tiempo es aplicar planificación, prioridades, programación y examen. No se trata de una habilidad innata. Hay que practicarla y aprenderla sobre la marcha, adaptándola a nuestras circunstancias. Es mucho más que ser ingeniosos para aprovechar los tiempos muertos repasando fichas, llevando un libro a mano para leerlo mientras esperamos el autobús o escuchando grabaciones de idiomas cuando vamos de compras o corremos por el parque.
He aquí algunas indicaciones prácticas para la planificación del estudio en UNIR:
Conviene centrarse en una única asignatura en cada sesión de estudio. Trabajando en varias a la vez probablemente no se concluya ninguna tarea y para lograr una mayor motivación es preferible ir cumpliendo objetivos.
Es importante gestionar el tiempo de estudio en función del grado de dificultad de las asignaturas. Para ello es recomendable alternar tareas sencillas con el estudio de temas más complejos.
Una manera de evitar la fatiga es repartirse el estudio durante la semana y no concentrarlo todo en un solo día.
Es esencial leer el tema que corresponda antes de asistir a la sesión presencial ya que ayudará a comprenderlo mejor, a seguir las explicaciones del profesor mejor y en el caso de que se asista en directo se podrán preguntar todas las dudas que hayan surgido.
Si no se puede asistir en directo a las sesiones siempre será posible volver a verlas en diferido cuando a uno le venga mejor.
Habría que dedicar diez minutos a repasar al finalizar cada sesión de estudio. Esto ayuda mucho a anclar los contenidos en la mente.
Y también hay que descansar y distribuir el esfuerzo. Eso es fundamental para retomar el estudio con más energía. Si se ve conveniente, se puede utilizar alguna técnica de relajación.
Didáctica del aprovechamiento del tiempo
“Sin orden, sin método, sin trabajo no es posible ni el genio ni el triunfo”. La frase se estudiaba antes en la Filosofía del Bachillerato. El viejo libro de texto de la editorial SM se la atribuía a Schopenhauer. El orden, el método y el trabajo son posibles si se aprovecha bien el tiempo. Es algo necesario en cualquier actividad para llegar a buen puerto, de forma especial con los estudios universitarios.
Una técnica para dominar nuestro tiempo es aplicar planificación, prioridades, programación y examen. No se trata de una habilidad innata. Hay que practicarla y aprenderla sobre la marcha, adaptándola a nuestras circunstancias. Es mucho más que ser ingeniosos para aprovechar los tiempos muertos repasando fichas, llevando un libro a mano para leerlo mientras esperamos el autobús o escuchando grabaciones de idiomas cuando vamos de compras o corremos por el parque.
1. La planificación puede ser a corto y a largo plazo. En el largo plazo, por ejemplo hasta cinco años, pueden entrar aspiraciones como la terminación de un grado universitario, un máster, el doctorado, el cambio de casa o la compra de un coche. En el corto plazo (meses, semanas y días próximos) caben asuntos como preparar un examen de matemáticas, dar un salto cualitativo en el dominio de un idioma extranjero, completar la bibliografía para una investigación o aprender a hablar en público.
Para estructurar esos anhelos de corto y largo plazo confeccionamos dos listas. Las iremos perfeccionando con las ideas que nos surjan. Conviene subdividir las tareas para que no se nos antojen agotadoras e inabarcables. Las metas han de ser medibles, asequibles, oportunas. Por ejemplo: darse dos días para estudiar un capítulo de un libro; revisar los apuntes de clase los fines de semana, estudiar a diario veinte minutos de inglés, leer un capítulo de El Quijote cada dos jornadas, etc.
2. Con la planificación y tras la planificación se prioriza. Es decir, se determina lo que es lo más importante de las listas y se trabaja en ello en primer lugar. Hay que aprender a diferenciar las cosas que se quieren hacer de las que se deben hacer. Y entre lo que se tiene que hacer para uno mismo y para los demás.
3. Programación. Además de agenda y calendario, podemos apuntar en un cuaderno nuestras actividades diarias, el valor que poseen para nuestras metas, si actuamos según lo previsto y a qué se deben las posibles pérdidas de tiempo.
4. Examen. Analizando la agenda y ese cuaderno veremos si lo que realizamos es de valor, si vamos camino de conseguir nuestras aspiraciones, qué tareas se pueden simplificar o eliminar…
Conduciéndose así habrá a veces retrocesos… Pero seguiremos en la buena senda si recomenzamos con rapidez.