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El aula inclusiva, todo un reto de la educación del siglo XXI

¿Sabes por qué es tan importante apostar por la inclusión en el aula? En UNIR abordamos las claves de un aula inclusiva y la diversidad en la escuela.

Uno de los cambios más significativos que ha experimentado la sociedad española en los últimos tiempos es el aumento de la diversidad multicultural y su adaptación a las diferencias relacionadas con el origen étnico, la orientación social, el nivel económico y social, religioso… Es por ello que es importante apostar por la inclusión en el aula. En UNIR abordamos las claves del aula inclusiva y la diversidad en la escuela.

Esta mayor diversidad exige una nueva adaptación a esta sociedad multicultural a la que la educación no puede ser ajena. Sin embargo, lo que a priori algunos consideran un problema, es una oportunidad real para fomentar una sociedad más respetuosa, democrática e inclusiva a través de la educación.

La integración educativa representa un punto de inflexión en el desarrollo de políticas de atención a la diversidad social y escolar. En 1985, con la publicación del Real Decreto de Ordenación de la Educación Especial, se iniciaba este proceso de cambio radical que apostaba por los principios de integración y normalización, introduciendo el concepto de Necesidades Educativas Especiales (NEE) en su desarrollo legislativo posterior.

 

 

35 años después, en España se ha avanzado de forma decidida en la educación inclusiva y se han alcanzado logros muy importantes, como la escolarización de las personas en un único sistema, la ampliación de centros y recursos para atender adecuadamente a los alumnos, así como el incremento de equipos psicopedagógicos. Una escuela inclusiva debe adaptarse a todos (independientemente de su país de origen, capacidades o género).

Características del Aula inclusiva

Las aulas inclusivas parten de la premisa de que todos los niños pertenecen y pueden aprender en la escuela ordinaria. Esta filosofía postula la diversidad como una fortaleza dentro del aula, ya que ofrece a todos sus miembros mayores oportunidades de aprendizaje.

La escuela debe valorar las diferencias como una buena oportunidad para mejorar el aprendizaje

La escuela es una institución que no debe hacer distinciones a la hora de acoger a todo tipo de alumnos en condiciones de igualdad. Los maestros, por su parte, tienen el desafío de crear aulas inclusivas donde los estudiantes de todos los orígenes se sientan representados y bienvenidos. ¿El objetivo? Ofrecer las mismas oportunidades a todos pero huyendo del uniformismo. La diversidad nunca es un problema.

 

 

Un colegio que apuesta realmente por la inclusión lo primero que debe hacer es identificar posibles barreras que dificulten el aprendizaje para, a continuación, implementar las medidas necesarias para minimizarlas. Aquí es cuando entran en juego los medios y el personal adecuado (tanto en número como en formación).

Teniendo en cuenta todos estos aspectos, estas son algunas de las características de la escuela inclusiva:

  • – Se centra en las necesidades de los alumnos, ofreciendo a todos las mismas oportunidades educativas, así como las ayudas para su desarrollo.
  • – Para garantizar la participación de los alumnos, una escuela inclusiva debe promover ambientes de aprendizaje.
  • – Combina el trabajo en equipo con el individualizado para adaptarse a las necesidades de cada estudiante.
  • – Fomenta la colaboración, la empatía y el respeto.
  • – Los valores inclusivos se deben desarrollar en toda la comunidad educativa, no solo en un aula. Por eso es básico la colaboración de las familias.
  • – Siempre hay que tener en cuenta que la diversidad, lejos de ser percibida como un problema, es un aspecto enriquecedor para todos, en la que los niños aprenden unos de otros sin importar sus características. Se educa teniendo en cuenta la diferencia, dando a conocer la individualidad de cada uno y destacando las particularidades como algo enriquecedor que beneficia a todo el grupo.

En definitiva, la idea de la escuela inclusiva combina el derecho a una educación para todos con el respeto por la diversidad, las diferentes culturas, orientaciones sexuales o capacidades.

 

 

Cómo aplicar la inclusión educativa en el aula

La diversidad, sea del tipo que sea, es un elemento positivo en nuestra sociedad y, por lo tanto, también en el aula, ya que enriquece la manera en que los alumnos perciben los problemas sociales y, lo que es más importante, cómo los afrontan y resuelven.

Los docentes deben contar con la capacitación y formación adecuada para conseguir aulas realmente inclusivas. Por eso, su función va mucho más allá de saber transmitir conocimientos. También es importante ser flexible, empático y saber conectar con los demás. Además, es fundamental la observación para saber detectar posibles problemas. En la práctica, será necesario conjugar estos aspectos con una variedad de recursos y estrategias para dar respuesta a diferentes necesidades.

En las aulas se pueden implementar distintas estrategias para contribuir al desarrollo de la inclusión educativa. Algunas de estas podrían ser:

  • – Explorar las capacidades individuales de los estudiantes más allá del currículum oficial de la escuela y su aprendizaje, permitiéndoles expresar en qué pueden ayudar al resto de sus compañeros a mejorar académica y personalmente.
  • – La implicación de las familias en el proceso de enseñanza-aprendizaje es una de las mejores formas de predecir el éxito en la escuela. El educador debe comprender y conocer una amplia variedad de aspectos culturales que influyen sobre las familias, como prácticas de crianza, utilidad de los servicios comunitarios, diferencias lingüísticas, religión, etc. Una buena estrategia es la entrevista a los padres, madres y a otros miembros de la familia que tienen una relación directa con el niño en su propio contexto cultural.
  • – Se puede pedir a cada estudiante que escriba su habilidad oculta o la ayuda que ofrece para que todos sepamos a quién acudir cuando necesitamos apoyo en alguna tarea. Esto no solo contribuye a desarrollar las propias habilidades sino que, además, ayudará a que descubran que tienen capacidades importantes para mantener y desarrollar la comunidad que forman.
  • – Debe desarrollarse un lenguaje compartido entre todos los docentes. Lo recomendable es diseñar un plan que pueda ser llevado a la práctica por cada maestro, observando cómo responden los alumnos.
  • – Utilizar la diferencia como un valor a promocionar y potenciar a la hora de hacer grupos, para que cada miembro de ese grupo heterogéneo pueda desarrollar sus propias capacidades y experimentar la posibilidad de ayudar a sus compañeros a desarrollarse académica y personalmente.
  • – Invitar al centro a personal externo como familiares, voluntariado y asociaciones, para que participen en el desarrollo de las clases. Esto va a permitir un mayor encuentro entre la sociedad y el centro educativo, contribuyendo así al desarrollo de actitudes de cooperación y transformación más allá del aula.

Además, la irrupción de las nuevas tecnologías permite aprovechar el potencial para desarrollar nuevos modelos de aprendizaje que contribuyan directamente a crear aulas que favorezcan la inclusión educativa.

 

 

El papel de los docentes

El rol del docente juega un papel esencial en la inclusión y, por ello, es de vital importancia contar con la formación y especialización necesarias que permitan este cambio educativo, como es el caso del Máster en Educación Inclusiva e Intercultural de UNIR.

Para poder realizar con éxito una buena intervención educativa, los educadores deben poseer una formación adecuada que permita conocer y aplicar estrategias de inclusión y diversidad. La educación inclusiva implica una visión diferente de la educación común basada en la valoración de la heterogeneidad.

Además de la capacitación teórica, se adquirirán las habilidades necesarias para manejar las situaciones de discriminación o acoso que pueden aparecer en el aula. Discriminaciones relacionadas con la raza, el origen étnico, la orientación sexual, el nivel socioeconómico, la religión u otras ideologías diferentes a las de la mayoría. Por eso, se debe tratar de conseguir ver a la escuela como una institución educativa responsable de la formación y del aprendizaje, en la cual se producen intercambios que favorecen el conocimiento, el desarrollo de competencias cognitivas, de afectividad con los demás, comunicativas y en la que, en definitiva, se construye la identidad de las personas.

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