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Desde UNIR analizamos cuáles son las principales barreras que impiden una escuela inclusiva y a las que los docentes deben hacer frente en su día a día.
La educación constituye un derecho fundamental que se debe garantizar a todos los niños para poder alcanzar un óptimo desarrollo. Actualmente, una escuela realmente democrática e igualitaria debe tener como objetivo clave la inclusión educativa en la que todos los menores tengan las mismas oportunidades, independientemente de sus capacidades, procedencia, religión, cultura o condiciones económicas. Desde UNIR analizamos cuáles son las principales barreras que impiden una escuela inclusiva y a las que los docentes deben hacer frente en su día a día.
¿En qué consiste la educación inclusiva?
La educación inclusiva trata de identificar y dar una respuesta a la diversidad que pueda presentar el alumnado de un centro escolar por diferentes motivos: de índole social, cultural, económica… Su principal objetivo es orientar la educación hacia la equidad para que la pertenencia al grupo pueda cumplir su función como factor de protección.
¿Qué barreras impiden la inclusión educativa?
Hay diferentes factores que pueden dificultar o imposibilitar que la escuela inclusiva sea una realidad. Es importante señalar que el objetivo de la misma no debe centrarse solo en las necesidades educativas de los alumnos, sino que hay que abordarla desde una perspectiva intercultural. Por eso, entre las cuestiones que habría que tener en cuenta figurarían:
Género
La ley de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres contempla la coeducación, es decir, una educación con perspectiva de género basada en la igualdad de ambos sexos. El androcentrismo ha hecho que en la mayoría de los libros los ejemplos y referentes sean masculinos. Por eso, es importante visibilizar la labor de las mujeres a lo largo de la historia y que las niñas también encuentren modelos a seguir. Además, es recomendable usar un lenguaje inclusivo y evitar el sexismo tanto en las actividades diarias como en el denominado “currículo oculto”. Otra cuestión fundamental es abordar con respeto y rigor la homosexualidad o transexualidad.
Migración
La migración puede implicar una serie de barreras —como el idioma, el racismo o costumbres culturales muy diferentes— que pueden afectar a la inclusión. Es por tanto importante una educación planteada desde un punto intercultural para ayudar al alumnado migrante y a sus compañeros a asimilar nuevas costumbres o normas de otras culturas ajenas a la propia de cada uno y, principalmente, potenciar la convivencia de diferentes culturas.
Idioma
Supone una barrera directa y determinante en el proceso de enseñanza y aprendizaje del alumno, impidiendo que pueda seguir y entender las explicaciones del profesor, socializar con los otros compañeros del aula, participar de forma activa en clase…
Racismo
La multiculturalidad en las aulas puede ser una oportunidad real, un aliciente para conocer otras culturas, idiomas, países, formas de plantearse la vida… Sin embargo, la realidad es que, sin los medios y personal adecuado, puede derivar en problemas de racismo que afecten a la convivencia escolar y, sobre todo, a los alumnos que lo padecen.
Religión
La tasa de estudiantes procedentes de otros países o con otras religiones es cada vez mayor. Por ello, otro ámbito que hay que trabajar es el fomento de la tolerancia para con las diferentes religiones y creencias que puedan tener los alumnos, porque podrían no sentirse identificados si en las clases solo se hace referencia y se toma como ejemplo el Catolicismo.
Sociocultural y económica
Un aspecto muy importante es el acceso a la educación, debido a que, a pesar de la gratuidad de esta, no todos los menores tienen la oportunidad de ir a la escuela o reciben el apoyo necesario en caso de presentar alguna dificultad de aprendizaje. El nivel económico que posean las familias o su pertenencia a un grupo sociocultural diferente del predominante en una sociedad pueden también impedir el libre acceso de los menores a la enseñanza. Es el caso de los niños que ayudan a sus familias en el trabajo y que presentan un nivel de absentismo escolar muy alto.
Diversidad funcional
Aquellos alumnos que presenten una diversidad funcional de tipo físico o cognitivo no solo necesitarán una adaptación de barreras arquitectónicas —o de intérpretes de lenguaje de signos, como podría necesitar el alumnado con diversidad funcional auditiva—, sino que también van a precisar una formación adecuada del profesorado en este campo. Fomentar el respeto y aceptación por parte del resto de compañeros es otra cuestión básica.
Política
La política condiciona las bases del marco normativo de la educación. Actualmente hay numerosas contradicciones sobre cómo abordar la inclusión en el aula, ya que por un lado se aboga por la integración y, por otro, se lleva a cabo una labor especializada con los alumnos que presentan otras necesidades. Esta controversia puede generar rechazo por parte de unos estudiantes a otros.
Cuando varios de estos factores se suman, se propicia la discriminación interseccional del alumno, donde se vería excluido por su género, religión y clase social, entre otras cuestiones. La educación inclusiva supone así un factor de protección y también una red de apoyo que facilita y mejora la vida social del menor y su desarrollo. Por ello es necesaria la formación permanente por parte del profesorado —como la que proporciona nuestro Máster en Educación Inclusiva e Intercultural— y el fomento de respeto e igualdad entre el alumnado para lograr una sociedad más igualitaria.