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Fases del cerebro en el proceso de aprendizaje: mecanismos neurales y desarrollo cognitivo

El aprendizaje es un proceso complejo y en constante evolución. Pero, ¿cómo aprende el cerebro? La profesora de UNIR responde a la pregunta desde una perspectiva neuropsicológica, explorando las fases del aprendizaje y los mecanismos neuronales implicados en el desarrollo cognitivo.

La selección y eliminación son fundamentales para optimizar el proceso de aprendizaje.

El cerebro humano es capaz de realizar una serie de funciones cognitivas complejas que facilitan el proceso de aprendizaje a lo largo de la vida. Este proceso es esencial para adaptarse al entorno, desde la adquisición de las primeras habilidades motrices, hasta llegar a resolver problemas complejos.

Pero, ¿cómo aprende realmente el cerebro? Este artículo ofrece la respuesta a esta pregunta desde una perspectiva neuropsicológica, explorando las fases del aprendizaje y los mecanismos neuronales implicados en el desarrollo cognitivo.

Máster Universitario en Neuropsicología y Educación

Desarrollo cognitivo

El proceso de aprendizaje se produce a partir de tres fases:

1. Codificación.

El aprendizaje comienza con la codificación de la información, que es recibida a través de los estímulos captados por los órganos sensoriales como el oído, la vista, el tacto, el gusto y el olfato. Estos estímulos llegan al córtex cerebral en forma de señales eléctricas, donde se reconocen y se almacenan. La codificación es esencial para el aprendizaje y diversos factores pueden influir en su eficacia, destacando especialmente la atención, la concentración y el estado emocional.

La atención actúa como un filtro que permite focalizarse en los estímulos más relevantes, mientras que la concentración ayuda a mantener esta focalización durante un período de tiempo más prolongado. Además, el estado emocional es determinante; un buen estado emocional favorece la motivación y la curiosidad por aprender, mientras que estados emocionales negativos, como la ansiedad o el estrés, pueden dificultar la codificación y el almacenamiento de la información.

2. Almacenamiento o consolidación.

La información codificada se almacena para su futura recuperación. Inicialmente, se guarda en la memoria a corto plazo, donde permanece durante un tiempo limitado. Aquella información que resulta especialmente relevante, que se revisa y utiliza con frecuencia, tiene la posibilidad de formar parte de la memoria a largo plazo, convirtiéndose en conocimiento accesible y duradero.

Sin embargo, el aprendizaje también conlleva el olvido de información innecesaria, con la finalidad de contribuir a una mayor eficiencia cognitiva. En otras palabras, si un conocimiento no se utiliza o no se necesita, es probable que se olvide. Este proceso de selección y eliminación es fundamental para optimizar el proceso de aprendizaje y garantizar que el cerebro funcione de manera eficaz.

3. Recuperación.

La recuperación es la fase mediante la cual se accede a la información almacenada en la memoria, permitiendo que los aprendizajes adquiridos puedan utilizarse. Algunas veces la recuperación es intencional, como cuando se busca la respuesta a una pregunta de un examen o se ejecuta una habilidad aprendida. Otras veces puede ser un proceso espontáneo, como cuando un olor o una canción evocan recuerdos sin realizar un esfuerzo consciente. La efectividad esta fase puede verse influenciada por la organización de la información aprendida y las pistas del contexto en el momento de recuperación. Esta fase es esencial para aplicar los aprendizajes en diversos contextos.

¿Por qué algunos aprendizajes son más fáciles de recordar?

Los estudios científicos destacan el papel del hipocampo y la amígdala en la memoria y el aprendizaje. El hipocampo es clave en la adquisición y consolidación de nuevos conocimientos, mientras que la amígdala influye en los aspectos emocionales y motivacionales del aprendizaje. En conjunto, estas regiones cerebrales modulan la consolidación de la memoria, intensificando los recuerdos con una carga emocional significativa. Esta interacción explica por qué las experiencias emocionales intensas, como momentos de gran alegría o tristeza, son más fáciles de recordar.

Mecanismos neuronales del proceso de aprendizaje

La plasticidad neuronal es el mecanismo fundamental que permite generar nuevos aprendizajes. La evidencia neurocientífica pone de manifiesto que el cerebro humano está en constante transformación, mejorando su funcionalidad y eficacia. Estos cambios son el resultado de los procesos de sinapsis, es decir, las conexiones entre neuronas que se forman en función de las experiencias y los conocimientos adquiridos. Estas conexiones neuronales se producen gracias a los neurotransmisores, moléculas que facilitan la comunicación entre neuronas. Por ejemplo, la dopamina es un neurotransmisor crucial en el sistema de recompensa del cerebro. Cuando experimentamos algo placentero se libera dopamina, lo que refuerza la conexión entre la experiencia placentera y el aprendizaje.

La interacción entre la plasticidad cerebral y la actividad de los neurotransmisores resalta la naturaleza dinámica del aprendizaje, evidenciando cómo el cerebro genera nuevos conocimientos y recuerdos a medida que interactuamos con el entorno.

¿Se puede aprender a lo largo de la vida?

El desarrollo cognitivo del cerebro comienza en el embrión, dentro del vientre materno, y está influenciado por la interacción entre la genética y el ambiente. Desde los primeros meses de vida, la plasticidad neuronal permite al cerebro adaptarse a las experiencias y aprender de manera eficiente. Aunque la plasticidad cerebral tiende a disminuir con la edad, esta capacidad nunca desaparece, lo que evidencia que el aprendizaje es un proceso que perdura en todas las etapas de la vida.

El aprendizaje es un proceso complejo y en constante evolución. Las bases neuropsicológicas explican cómo el cerebro se adapta y aprende a lo largo de la vida, en función de las experiencias y emociones vividas. Comprender estas bases es esencial para optimizar estrategias educativas que fomenten la motivación y el bienestar de los estudiantes, promoviendo un aprendizaje significativo en todas las etapas educativas.

(*) Irene Monzonís Carda es profesora de UNIR. Doctora en Educación con mención internacional por la Universitat Jaume I. Su línea de investigación se centra principalmente en la promoción de la salud y la función cognitiva en edad escolar.

  • Facultad de Educación

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