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La formación de los docentes es fundamental para implementar programas de bilingüismo que contribuyan a aprender inglés a través de otras materias.
La implantación de programas de bilingüismo en centros de Infantil y Primaria ha supuesto una nueva forma de aprender inglés. Sin embargo, esto no puede ser sinónimo de usar los mismos métodos que para enseñar inglés ni de leer un libro para intentar memorizar sus contenidos. Para dar una clase bilingüe en asignaturas no lingüísticas —como Sociales, Naturales, Música o Plástica— son necesarios unos métodos propios, además de una buena formación de los docentes.
Los programas de inmersión lingüística, conocidos también como Aprendizaje Integrado de Contenidos y Lenguas Extranjeras (AICLE), se empezaron a implementar en los colegios e institutos públicos y concertados de España hace casi dos décadas. La Comunidad de Madrid fue la pionera en el año 2004. Actualmente, más de 4.000 centros educativos ofrecen esta modalidad de enseñanza que busca el aprendizaje de una lengua extranjera (principalmente el inglés) a través de la impartición en esta lengua de asignaturas no lingüísticas.
Entre la comunidad docente hay quienes defienden los beneficios de este sistema y quienes lo critican alegando que lastra el aprendizaje de las materias que se imparten en inglés. Sin embargo, cuando un programa bilingüe está bien implementado se logra una serie de beneficios.
Claves para impartir asignaturas en inglés
La formación adecuada de los docentes es clave para que los programas bilingües realmente sean eficaces. Cursar el Grado Bilingüe en Infantil o el Grado en Educación Primaria bilingüe puede ayudar a sentar las bases de quien quiera dedicarse a la docencia en centros bilingües. Además, posgrados especializados como el Máster en Educación Bilingüe preparan para que los docentes dominen la enseñanza de asignaturas no lingüísticas en inglés o en cualquier otro idioma.
De todas maneras, no hay un criterio único para toda España, ya que los requisitos dependen de cada comunidad autónoma. Así, por ejemplo, mientras que Navarra o la Comunidad de Madrid exigen un nivel alto de inglés (como mínimo un C1) en la mayoría basta con un nivel intermedio (B2).
La coordinación con el resto del equipo docente, especialmente con los departamentos de Inglés, es otra de las claves para que los programas de inmersión lingüística funcionen. Asimismo, es fundamental que el uso de inglés sea algo habitual en el centro y no algo exclusivo de determinadas materias. En este sentido, se puede emplear en algunos de los anuncios por megafonía, en las comunicaciones internas, en las rutinas para saludarse, en el comedor, en alguna extraescolar, etc.
Entre las recomendaciones para impartir en inglés asignaturas no lingüísticas como Sociales, Naturales o Plástica señalar:
- Utilizar metodologías innovadoras que superen el sistema tradicional de leer un libro, memorizar contenidos y realizar ejercicios tipo fichas en los que el docente tiene un papel protagonista.
- Libros adaptados al AICLE. No sirve una traducción literal del mismo manual en español, ya que deben estar diseñados para el aprendizaje bilingüe, lo que implica contar con más formatos tipo resumen, esquemas, elementos visuales, etc.
- Emplear elementos visuales como gráficos, cuadros conceptuales, mapas…
- Usar las nuevas tecnologías y la amplia oferta de recursos digitales más allá de los estrictamente académicos.
- Incluir actividades que fomenten la comunicación oral, como exposiciones en clase, debates, trabajos en grupo, etc.
Una de las críticas más habituales a los programas bilingües es que contribuyen a crear diferencias y segregación entre los alumnos. Por eso, es muy importante que los maestros y profesores se cercioren de que todos cuentan con las competencias en inglés suficientes para seguir las clases (lógicamente dependerá de la etapa/curso) y, en caso contrario, ofrecerle el apoyo y refuerzo necesario.