Luz Ocampo
La tecnología ha impulsado un cambio radical en las formas de acoso escolar. Por ello, es esencial que los docentes estén formados en la materia. Una openclass analizó esta lacra social con dos expertos.
“Bullying y ciberbullying: cómo detectar y prevenir las nuevas formas de acoso escolar”. Este es el título de la openclass de UNIR en la que participaron Pilar Ponce, presidenta del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid, y Jorge Flores Fernández, director de Pantallas Amigas, una entidad que lleva trabajando en la promoción del uso seguro y saludable de internet y otras TIC desde 2004. Noemí García Sanjuán, directora del Máster Universitario en Prevención y Mediación de Conflictos en Entornos Educativos, moderó el encuentro.
La influencia de las nuevas tecnologías en el entorno educativo fue uno de los temas planteados. Pilar Ponce destacó su lado positivo, ya que ofrecen nuevos recursos y “permiten singularizar e individualizar el aprendizaje, algo muy importante cuando hablamos, por ejemplo, de necesidades educativas especiales (NEE)”, sin olvidarse de su aspecto más negativo como el uso excesivo, su influencia en las relaciones interpersonales, en la creatividad, los procesos de socialización… En este sentido, incidió en que “esto no es un problema de las pantallas. Como ocurre en todas las tecnologías lo importante es decidir cómo las usamos y para qué nos sirven”.
Jorge Flores Fernández añadió dos elementos fundamentales en este nuevo entorno tecnológico. Por un lado, el de los docentes, cuyo papel ha cambiado respecto a los estudiantes porque “ya no es tanto cómo ofrecer información sino cómo desarrollar sus competencias y capacidades, sobre todo para desarrollar el pensamiento crítico”. Por otro, estarían las familias, muchas veces “estresadas o incapacitadas para gestionar el uso que sus hijos hacen de internet”.
“Con el ciberbullying el acoso continúa más allá del centro escolar”
Esta generalización del uso de la tecnología se ha trasladado también al acoso escolar, con la diferencia de que el ciberbullying tiene su propia idiosincrasia. “Cuando un chico antes tenía un problema en el colegio sabía que al llegar a casa todo se acababa. Con las nuevas tecnologías eso no pasa porque el acoso continúa más allá del centro escolar”, recordó la presidenta del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid.
“Internet es un elemento muy asimétrico entre victimarios y víctimas por muchas razones”, añadió el director de Pantallas Amigas, quien enumeró el anonimato, la suplantación de personalidad, la impostura… con el añadido de que “el daño puede perdurar en el tiempo al permanecer en la propia Red”.
Pero, sobre todo, destacó dos cuestiones básicas del ciberbullying: la facilidad y la inmediatez. “Puedes hacer un daño muy grande, de manera muy rápida y con resultados inmediatos”, dijo tajante.
La importancia de la formación de los docentes
¿Qué señales pueden alertar a un docente de que un alumno está sufriendo bullying o ciberbullying? La directora del Máster Universitario en Prevención y Mediación de Conflictos en Entornos Educativos detalla varios: que el niño o adolescente empiece a mostrar (sin que haya una causa aparente) sintomatología ansiosa, irritabilidad o tristeza. “Podríamos observar si su actitud cambia cuando está con dispositivos como el móvil, la tableta o el ordenador, incluso si vemos que llora. Otra señal podría ser que, de repente, no dejase que nadie accediera a sus dispositivos, como queriendo ocultar algo”, señaló.
Todos los participantes en la openclass sobre “Bullying y ciberbullying: cómo detectar y prevenir las nuevas formas de acoso escolar” coincidieron en la importancia de la prevención y la formación de los docentes, “ya que en la medida en la que nos anticipamos a los conflictos (a través de las señales que nos indican que se están gestando) conseguiremos una adecuada convivencia y un entorno educativo seguro”, aseguró Noemí García Sanjuán.
Esta cuestión, precisamente, tiene un importante peso en el Máster de Prevención y Mediación de Conflictos de UNIR. “Este título ayuda a entrenar nuestra mirada. Es fundamental saber identificar e interpretar adecuadamente las señales que niños y adolescentes envían (incluso las familias en ocasiones). También es importante saber diferenciar entre lo que puede ser un problema de acoso de una conducta disruptiva, no solo por evitar patologizar lo que no corresponde, sino para poder hacer una lectura adecuada de las dinámicas que nos encontramos como educadores y docentes”, añadió.
“Es positivo compartir con ellos espacios en entornos digitales”
Contar con la implicación de los estudiantes en aquellas iniciativas que busquen la convivencia en los centros escolares fue otra de las cuestiones en las que coincidieron los participantes en esta openclass. “Su participación es fundamental” —señaló la presidenta del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid— “por ejemplo, ante casos de discursos de odio son los primeros en intentar evitar que se produzcan. Si implicamos a los estudiantes tendremos muchísimo ganado porque serán los primeros sensibilizados y sensibilizadores”. Por su parte, el director de Pantallas Amigas subrayó que “cuando ellos se sienten protagonistas y, por lo tanto, responsables de ciertos temas (como que no haya agresiones) la cuestión cambia bastante, además de ser un método estupendo para desarrollar determinadas competencias”.
La imitación es una cuestión fundamental en educación —en ámbitos formales y no formales— que también se debe tener en cuenta en una cuestión como el acoso escolar, tanto en el entorno físico como digital. Pilar Ponce, presidenta del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid, puso un ejemplo muy gráfico sobre esto: “En los campos de fútbol infantiles hay carteles dirigidos a los padres del tipo ‘venimos a divertirnos, por favor no nos gritéis’. Después nos volvemos locos por cómo actúan los haters cuando, en realidad, la base es la misma”.
Ponce incidió en la importancia de crear entornos seguros tanto en los centros educativos como en las familias. “Hay que crear climas de confianza, escuchar y, para ello, es fundamental algo tan básico como comer y/o cenar en familia (lógicamente sin ningún tipo de dispositivo de por medio)”, señaló. Además, “es positivo compartir con ellos espacios en entornos digitales. Esto no significa agregarlos en Instagram sino, por ejemplo, jugar a algún videojuego en línea con ellos de forma que nos sientan más cercanos en esa fase y seamos más competentes a la hora de identificar señales que también se pueden manifestar en esos entornos”, añadió Jorge Flores Fernández, director de Pantallas Amigas.