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Adecuar la enseñanza de los niños con trastornos del espectro autista (TEA), a través de diferentes técnicas y herramientas, permite mejorar su aprendizaje y habilidades sociales.
Aprende cómo trabajar con niños autistas en clase, qué técnicas emplear y una serie de consejos para mejorar su estimulación y aprendizaje. Y es que el autismo es uno de los trastornos del neurodesarrollo más complejos y más estudiado desde el siglo pasado. Aunque todavía se desconoce su causa, existe una extensa bibliografía sobre su principal sintomatología, cuáles son los procesos cerebrales más afectados y cómo el uso de técnicas de intervención mejoran sus capacidades a la hora de trabajar con el niño autista.
¿El hándicap del autismo? Su amplio espectro
La primera y gran dificultad con las que se han encontrado tanto los investigadores como los profesionales que trabajan con TEA es el amplio espectro o heterogeneidad de los comportamientos y procesos neuropsicológicos que manifiesta la población autista. Además de la diversidad de síntomas, el autismo también se puede manifestar en diferentes niveles de severidad (nivel 1, nivel 2 y nivel 3).
Esto implica que no todas las actividades ni todas las estrategias pedagógicas van a ayudar por igual a la totalidad de la población autista. Por eso, y especialmente en los casos de autismo, es imprescindible la individualización de los procesos de enseñanza y los programas de intervención personalizados.
No obstante, los manuales de diagnóstico en psicología, como el DSM-V, advierten una serie de características comunes en los niños autistas:
- Claras dificultades en la comunicación
- Problemas de interacción social
- Baja flexibilidad en comportamientos y pensamiento (ver “autismo en el aula”)
Qué áreas se deben trabajar con un niño autista
Como ya se ha indicado anteriormente, los expertos en autismo insisten en que nunca hay que perder de vista las peculiaridades del alumno con TEA para poder adaptar el programa de intervención a sus necesidades específicas.
Sin olvidar este supuesto, he aquí las áreas principales que se deben trabajar con el niño autista:
La cortesía
Los menores con TEA presentan dificultades para relacionarse socialmente. Por eso, se pueden aprovechar espacios como los de llegada o salida del aula para practicar cómo saludar y despedirse, en este caso de sus compañeros y profesores. Igualmente, para ensayar acciones tales como dar o pedir algo.
Habilidades sociales
Conocer los intereses personales de los alumnos es una excelente forma para adaptar los contenidos a aquellos temas que le gustan. Pero, además es una forma óptima de fomentar las habilidades sociales del estudiante con autismo ya que podrá compartir sus aficiones o intereses con el docente y/o compañeros.
La comunicación
Dependiendo de la edad del niño autista y de la fase de desarrollo lingüístico en la que se encuentre, el profesional especialista y el profesor deben programar actividades (juegos, canciones, signos y pictogramas…) para despertar la necesidad de comunicación del niño (verbalizar necesidades como “Quiero agua”). Si el niño ya formula sus demandas verbalmente, el siguiente paso consistirá en nutrirle de un vocabulario más amplio y rico para después entrenarle en la creación de frases uniendo palabras. Si su comunicación es más limitada, las señales visuales serán vitales para impulsar su comunicación y utilizarlas como apoyo.
El contacto visual
Durante las interacciones con el niño, ya sea durante las conversaciones o cuando le va a dar instrucciones, el adulto debe invitar al niño a que le mire a la cara. Los juegos de imitación son un buen reclamo para acostumbrar al niño a mantener el contacto visual con los demás.
Reconocimiento y expresión de emociones
Mostrar al niño dibujos, fotos o vídeos que representan estados de ánimo, le ayudará a interpretar sus propias emociones como las de los demás.
Lenguaje claro
La forma de comunicarse con niños con autismo es clave. Por este motivo es necesario tener captada su atención antes de darles cualquier indicación. Teniendo esto en consideración deben evitarse expresiones que puedan causar confusión; por ejemplo es mejor decir siéntate en lugar de no te levantes. De ser las instrucciones demasiado largas, entonces conviene desglosarlas en pequeños bloques o pasos.
Aprendizaje de hábitos y creación de rutinas para favorecer su autonomía
Para lograr estos objetivos es clave mostrar al niño la pauta detallada de la secuencia de comportamientos que debe realizar, si quiere lograr la conducta meta. Las instrucciones en forma de pictogramas y puzzles son un gran apoyo para la ejecución de este tipo de tareas.
Organización
Vinculado a lo anterior, se debe mantener la misma agenda y estructura de las clases y actividades, ya que cualquiera alteración del orden podrá hacer que se sienta perdido, ya que los alumnos con autismo son extremadamente organizados. Si es necesario introducir cambios improvisados será útil usar, de forma repetida, señales verbales y/o visuales de aviso como por ejemplo un tablero que ponga antes y ahora, o hablarlo previamente con la familia.
Entrenar su motricidad fina (p.ej., pintando objetos pequeños) y la motricidad gruesa (p.ej., jugando a la pelota).
Trabajar la lateralidad con ejercicios cruzados (“Tócate la oreja derecha con la mano izquierda”).
Autoestima y confianza
Aumentar la autoestima y confianza se puede lograr celebrando con elogios o premios los buenos resultados que obtenga el niño al realizar determinada tarea. Eso sí, conviene tener en cuenta que si bien esto funciona para muchos alumnos con autismo a otros puede no gustarle. Por eso, es importante conocer bien a cada estudiante para saber cómo actuar con cada uno.
Enseñarle a manejar la ansiedad frente a esos estímulos que habitualmente angustian al niño.
Enseñarle a manejar la ansiedad
¿Cómo? El profesor debe enseñarle a predecir la situación estresante y tratar de que se relaje con ejercicios de respiración guiados. También puede animarle a practicar un poco de ejercicio físico antes de la exposición al estímulo ansiógeno o disponer de espacios “seguros” dentro del aula donde se les dé la oportunidad de tener un tiempo para ellos en este entorno para calmarse, aprendiendo así a asociarlo con un lugar de calma y tranquilidad. .
Estímulos sonoros
Muchos menores con TEA presentan hipersensibilidad sensorial y suelen asociar con situaciones estresantes ciertos estímulos sonoros. Si bien es necesario desarrollar esta habilidad auditiva en los alumnos, es recomendable introducirlos de forma paulatina y en cortos periodos de tiempo.
Colaboración y participación de la familia en el proceso de aprendizaje
Los padres deben estar al tanto de las áreas que se están trabajando con el niño (en el aula especial y en la ordinaria) y poner en práctica esas mismas actividades pedagógicas en casa para el refuerzo de aprendizajes.
Cubre sus necesidades especiales y refuerza su talento
El niño autista no solo se caracteriza por manifestar una serie de dificultades en su desarrollo como individuo, también dispone de pequeños grandes talentos que beneficiarán su aprendizaje: su minuciosidad en la realización de tareas, sus altas destrezas en tareas mecánicas o la curiosidad que muestra ante el funcionamiento de un objeto.
En resumen: reforzar las competencias propias del niño, cubrir sus necesidades especiales y fomentar una intervención personalizada en sus dificultades de desarrollo son los tres preceptos básicos sobre cómo trabajar con niños autistas.