UNIR Revista
A partir del próximo curso su presencia será ineludible en los centros escolares, con el objetivo de prevenir el bullying o el acoso escolar. Analizamos su labor y funciones.
Para la prevención y protección ante los casos de violencia en el entorno escolar, todos los centros, ya sean públicos, concertados o privados, deberán disponer de este perfil. Una buena decisión, en opinión de la directora del Máster en Prevención y Mediación de Conflictos en Entornos Educativos de UNIR, Noemí García Sanjuán. “Todo lo que sean propuestas que favorezcan que nuestros entornos educativos sean espacios más seguros me parece una excelente medida. De esta forma, contribuimos a la protección de niños y adolescentes, favoreciendo un mejor desarrollo en el sentido más integral de la palabra, atendiendo no solo a las necesidades académicas, sino también emocionales, psicológicas y sociales”, comenta.
García Sanjuán considera que la existencia del coordinador de bienestar es necesaria, porque “se precisa una mayor concreción en este ámbito y una figura que sirva de referente en todas estas acciones”. Pero, matiza, que es indispensable que este coordinador cuente con las competencias precisas para asumir esta importante función dentro de los entornos educativos, ya que todas las acciones han de materializarse e ir más allá de plasmarlas en documentos.
Hace unos años la Ley Orgánica 2/2006 estableció la obligatoriedad de elaborar un Plan de Convivencia que se incorporaba a la Programación General Anual, el documento institucional de planificación académica que los centros elaboran al comienzo de cada curso. En él, también se incluyen las actividades que se van a programar con la finalidad de conseguir un buen clima y la resolución pacífica de conflictos. Sin embargo, como afirma García Sanjuán, “a la luz de lo que observamos a través de los medios de comunicación, parece que no ha sido suficiente”.
En su opinión, la gestión de los casos de acoso o bullying en los centros ha sido bastante heterogénea. “Confío en que, a través de esta nueva figura, se reduzcan los casos de acoso, bullying o incluso ciberbullying y que se llegue a todos aquellos que lamentablemente no hayan podido evitarse”, explica la directora del máster.
¿Cuáles son las funciones del coordinador de bienestar?
Son muchas las funciones que esta figura deberá asumir, pero para García Sanjuán hay una que destaca por encima de todas: ser un referente para las comunicaciones relacionadas con la violencia en el propio centro o en su entorno. “Es fundamental que el coordinador sea capaz de erigirse como una figura de apego seguro para los niños y adolescentes; crear un vínculo con ellos será imprescindible para que estos recurran a él en casos en los que puedan sentirse agredidos o en peligro de algún modo”, manifiesta.
Añade, además, que hay estudios en los que se determina que la presencia de una figura de referencia, con la que existe un vínculo seguro, supone un factor de protección de cara al acoso y al bullying. Por eso, incide en que el coordinador de bienestar ha de ser esta figura, ese factor protector ante el fenómeno que tanto daño está causando a niños y adolescentes.
Asimismo, el coordinador de bienestar tendrá entre sus funciones:
- Promover medidas que aseguren el bienestar de los niños y adolescentes. “Una responsabilidad directamente relacionada con la capacidad de detectar precozmente y prevenir situaciones de conflicto”, destaca García Sanjuán.
- Iniciar los planes de formación en materia de prevención de cara a toda la comunidad educativa (niños, adolescentes, profesionales del entorno educativo, padres y apoyos naturales).
- Informar al personal del centro sobre los protocolos y coordinar los casos en los que tengan que intervenir los servicios sociales o en los que sea necesario acudir a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
- Fomentar la aplicación de métodos alternativos de resolución pacífica de conflictos.
- Tener una especial sensibilidad y atención a aquellos colectivos que sean especialmente vulnerables. La directora del máster puntualiza que “lamentablemente, la diversidad es aún una fuente de conflictos, por lo que la protección de niños o adolescentes con algún tipo de discapacidad o diversidad será otro de sus cometidos importantes. Deben ser capaces de facilitar los apoyos necesarios para que esta diversidad acabe convirtiéndose únicamente en una fuente de riqueza en los entornos educativos”.
- Fomentar que en el centro educativo se lleve a cabo una alimentación saludable y nutritiva que permita llevar una dieta equilibrada.
¿Qué perfiles podrán realizar esta labor?
Para García Sanjuán, cualquier profesional que esté vinculado con el entorno educativo puede ser una figura apropiada, ya que en este ámbito hay perfiles muy diversos como maestros, psicólogos, trabajadores sociales, pedagogos o educadores sociales. “Creo que cualquiera de ellos serían excelentes coordinadores de bienestar, siempre que cuenten con la formación adecuada”, afirma.
En su opinión, es fundamental una formación en prevención, que permita a estos profesionales anticiparse, siendo capaces de identificar señales que indican que algo no funciona bien o que se puede estar gestando un conflicto. Como explica la directora del máster, “estas señales muchas veces son transmitidas por los propios niños o adolescentes, pero también, a través de sus familias, podemos detectar esos motivos de alarma. La comunicación y la vinculación con ellos es absolutamente vital por parte de los entornos educativos. El objetivo no es juzgar ni señalar, sino convertirnos en figuras de referencia y apoyo para todos”.
Por esta razón, esta experta considera que “el hecho de haber tenido una formación universitaria de base, como puede ser psicología, trabajo social, educación social o pedagogía (entre otras), no garantiza contar con las competencias necesarias. Porque en sus manos sostienen una gran responsabilidad y no siempre podrán evitar ciertos problemas. Por eso, también han de contar con una formación adecuada en mediación y en gestión de conflictos a través de herramientas alternativas como, por ejemplo, los círculos restaurativos o el aprendizaje de servicio”.
En esa meta se enfoca el Máster en Prevención y Mediación de Conflictos en Entornos Educativos de UNIR, que busca una formación que permita comprender, prevenir y resolver problemas de convivencia; conocer modelos de mediación, así como aprender mecanismos innovadores y eficaces para la resolución de situaciones complejas. Además, la UNIR ofrece para el mercado europeo el Curso Universitario en Coordinador de Bienestar y Protección, un título inédito hasta ahora que equivale a 3 créditos europeos (ECTS) y que es baremable en las oposiciones.
Dos oportunidades académicas para obtener una visión integral y práctica de los conflictos en entornos educativos, y para lograr las competencias y habilidades necesarias para su gestión.