Concepción María Jiménez Fernández
Este 23 abril, Día Internacional del Libro, es una buena oportunidad para animar a los padres a redoblar su impliación en el fomento del hábito y la comprensión lectora de sus hijos. Porque leer dentro del entorno familiar es fundamental para evitar el fracaso escolar.
Son numerosos los casos de niños que tienen dificultades para leer y, más aún, para comprender lo que leen. Son estos algunos de los motivos que provocan un desinterés y pérdida de motivación hacia la lectura de cualquier texto, lo que desemboca en el fracaso escolar.
Desde la primera infancia, la lectura dentro del entorno familiar se convierte en una condición fundamental, no sólo para disfrutar en compañía de esos textos sino también para aprender a interpretarlos y comprenderlos. Así lo defiende también la LOMLOE cuando, entre sus principios pedagógicos, afirma que para afianzar el hábito lector y la comprensión lectora se ha de dedicar un tiempo diario a la lectura.
No existen recetas mágicas para crear hábitos lectores duraderos ni se trata de una labor que deje ver sus frutos a corto plazo, pero no por ello debemos tirar la toalla y sí intentar, con paciencia y constancia, fomentar el gusto por la lectura desde los primeros momentos de la vida de cada persona.
Para lograrlo, se puede comenzar creando un clima de calidez en casa, un clima que invite e incite a la lectura, a brindar ese tiempo a nuestros hijos, a leer con y para ellos, a diario. Con ello ya estaríamos creando un hábito, una costumbre e, incluso, estaríamos fomentando la calma, la serenidad, la capacidad para concentrarse, algo que a veces escasea en este mundo actual donde prima la rapidez y celeridad.
Si desde los primeros años se dedica un tiempo diario a leer, contar, conversar sobre lecturas, estaremos inoculando un hábito que repercutirá en la capacidad del niño para interpretar y comprender el mundo que le rodea reforzando, además, su espíritu crítico.
Si desde los primeros años se dedica un tiempo diario a leer, contar, conversar sobre lecturas, estaremos inoculando un hábito que repercutirá en la capacidad del niño para interpretar y comprender el mundo que le rodea reforzando, además, su espíritu crítico. Así mismo, el hecho de compartir lecturas con los hijos ayuda a fomentar la complicidad entre adulto y niño, se está regalando atención y escucha, se comparten sensaciones. Muy pocas actividades logran tanto.
Muchas serían las estrategias que se podrían llevar a la práctica para crear esos hábitos de lectura como padres. Se podrían destacar algunas como, por ejemplo:
- Se pueden compartir lecturas entre padres e hijos: comentar una noticia de prensa que nos haya llamado la atención; leer en voz alta una receta de cocina junto al niño; repasar juntos los ingredientes de un determinado alimento que hemos comprado en el supermercado. Compartir estos momentos es hacerles sentir partícipes de nuestro día a día además de fomentar la lectura de diferentes tipos de textos.
- Visitar con nuestros hijos alguna librería o biblioteca permitiéndoles elegir libremente cualquier libro. La lectura libre sería una buena opción por lo que deberíamos evitar imponer alguna lectura concreta porque “es la mejor para él/ella” o un tipo de libro concreto, por ejemplo, sólo la narrativa. El niño puede elegir entre poesía, cómic, teatro, etc. Lecturas variadas.
- Se debe evitar comparar con nuestros hijos lo que algún otro niño lee o la cantidad de títulos que ha leído en cierto tiempo. Esta actitud provocaría aún más rechazo a la palabra impresa.
- Regalar libros en ocasiones especiales: cumpleaños, Reyes Magos, vacaciones… Que el libro siempre esté presente en la vida del niño.
- Crear una pequeña biblioteca personal donde se tenga acceso a todos aquellos libros que el niño puede ir leyendo o escuchando de boca de sus padres.
Son estas algunas ideas para inocular el hábito de lectura desde pequeños, pero también debemos insistir en que estas estrategias y otras muchas deben alargarse en el tiempo, es decir, no “abandonar” al niño cuando ya sabe leer de forma autónoma. El acompañamiento debe ser continuo.
Por otro lado, sabemos que sin comprensión no hay aprendizaje, ya sea de naturaleza lingüística, científica, matemática, social o de cualquier otra índole. Todo lo que no se comprende, resulta antipático y provoca rechazo. Podemos trabajar esa comprensión a medida que leemos con nuestros hijos. Algunas tácticas podrían ser las siguientes:
- Aprovechar el conocimiento previo del niño. Por ejemplo, si estamos leyendo el cuento de Caperucita Roja, podemos establecer relaciones intertextuales, que el niño relacione esa lectura con otras que ya ha oído o leído previamente preguntándole aspectos como, ¿en qué otros cuentos aparece un lobo? ¡En Los tres cerditos!, ¡en Los siete cabritillos y el lobo!, ¡en El pastor mentiroso! Estas asociaciones producen placer y facilitan la comprensión de los distintos textos.
- Leer versiones diferentes de un mismo cuento para luego conversar sobre las diferencias y similitudes entre ellos.
- Manipular las historias añadiendo elementos nuevos. Por ejemplo, ¿y si imaginamos que Cenicienta tiene un hermano? ¿Qué podría pasar?
- Crear un libro de libros, es decir, un libro con portadas de libros que el niño ha leído y su opinión personal manuscrita junto a esa portada. No se trata de escribir un resumen sino de explicar por qué le ha gustado o no.
- Hacerle preguntas sobre lo leído. Por ejemplo, si tú estuvieras en la misma situación que el protagonista de este libro, ¿qué harías? Esta sería, también, una manera de fomentar la capacidad del niño para empatizar con los demás, para reconocer y comprender lo que sienten otros, sus emociones.
Los cuentos, como se ha podido comprobar, serían grandes aliados para conseguir nuestro objetivo. Ya sólo queda desear que nuestros hijos amen la lectura y disfruten comprendiendo lo que leen. ¡Ánimo con el reto!
Diez libros de literatura infantil para lectores a partir de los 5 años
1- ¡Mi maestra es un monstruo! Brown, P. (2016). Océano
2- Voces en el parque. Browne, A. (1999). Fondo de Cultura Económica.
3- Cuentos en verso para niños perversos. Dahl, R. (2016). Loqueleo.
4- Historias de ratones. Lobel, A. (2014). Kalandraka.
5- Caperucita Roja, tal como se la contaron a Jorge. Pescetti, L. M. (2016).Loqueleo.
6- Por cuatro esquinitas de nada. Ruillier, J. (2015). Juventud.
7- El libro más divertido de todos los vehículos. Schamp, T. (2024). Combel.
8- Donde viven los monstruos. Sendak, M. (2014). Kalandraka.
9- Cuando estalla la tormenta. Taboada, B. (2022). Algar.
10- El tren fantasma. Zurita, A. (2024). Anaya.
(*) Concepción María Jiménez Fernández es directora académica del Máster Universitario en Didáctica de la Lengua en Educación Infantil y Primaria de UNIR. Doctora en Documentación por la Universidad de Salamanca, fue galardonada con el primer Premio Nacional de Dinamización Lectora (Premio María Moliner) en 2003.
IV Edición del Día Digital del Libro en UNIR
Desarrolla y potencia tus habilidades creativas el próximo día 25 de abril en una interesantísima jornada organizada por UNIR en la que te enriquecerás con las lecciones de escritores, expertos en literatura y críticos.
El Día Digital del Libro nació en el 2021 como una iniciativa de la Universidad Internacional de La Rioja, con la ilusión de fomentar el diálogo y la creación, para acercar al público y suscitar el interés por la lectura, estimulando la conversación entre autores y lectores, especialmente en el universo digital.
En esta nueva edición hemos preparado un completo programa con el que nos sumergiremos en el maravilloso mundo de los libros, en el que participarán, entre otros, el escritor Rafael Ruiz Pleguezuelos, el poeta y novelista Antonio Colinas y el dramaturgo y poeta Alberto Conejero.
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