UNIR Revista
La discapacidad cognitiva puede presentarse de múltiples formas en el aula. En UNIR analizamos esta discapacidad, sus tipos y cómo abordarla desde el aula.
La inclusión en la escuela ordinaria de los niños discapacitados supone un reto tanto para estos alumnos y sus familias como para el docente. Un reto y una gran satisfacción. La discapacidad cognitiva puede presentarse de múltiples formas en el aula. En UNIR analizamos esta discapacidad, sus tipos y cómo abordarla desde el aula.
La escuela es el primer paso para que estos menores se conviertan en adultos lo más independientes posible, una oportunidad para desarrollar sus potenciales y poder formar parte de la sociedad. Una escuela flexible que cubra sus necesidades educativas es clave.
A qué denominamos discapacidad cognitiva
Se habla de discapacidad cognitiva cuando el alumno muestra serias limitaciones o retraso en sus capacidades intelectuales y en la ejecución de conductas adaptativas al entorno que le rodea. Estas deficiencias cognitivas, a su vez, dificultan seriamente el aprendizaje de competencias y, por tanto, el desarrollo integral del niño.
Las capacidades intelectuales afectadas en la discapacidad cognitiva son aquellas que intervienen en la adquisición de conocimientos: la atención, percepción, memoria… Además, el alumno tiene dificultades en tareas de razonamiento y de solución de problemas, problemas en el desarrollo de habilidades sociales y comunicativas y es menos autónomo que un niño de su misma edad.
Signos de discapacidad cognitiva
Estos serían algunos signos orientativos para sospechar que un niño o alumno padece discapacidad cognitiva:
- – Retraso acusado en la motricidad con lo esperado a su edad cronológica.
- – Retraso en emitir sus primeras palabras. Su ritmo de aprendizaje del habla es mucho más lento. Esto interfiere notablemente en sus habilidades sociales y emocionales y, por tanto, en su adaptación al aula, en la interacción con iguales y adultos. También su comprensión se ve afectada: no comprende órdenes sencillas, le cuesta seguir las instrucciones que le marca un adulto o no las retiene en la memoria.
- – Con tres años muestra dificultades en el aprendizaje de rutinas relacionadas con la autonomía: no sabe vestirse o comer solo.
- – Y, por último, su capacidad intelectual está por debajo de la media. También sus recursos para aprender por imitación son mínimos.
En ocasiones y con niños pequeños, la discapacidad cognitiva se puede confundir con otros trastornos. Por ejemplo: un niño con retraso en la adquisición del habla podría llevarnos a pensar que sufre una discapacidad intelectual, dado que también manifiesta claras dificultades en el habla y la comprensión y, por lo tanto, en la adquisición de aprendizajes. Para evitar confusiones es fundamental realizar una evaluación psicopedagógica profunda.
Tipos de discapacidad cognitiva
No todos los niños con discapacidad cognitiva muestran el mismo grado de afectación o limitaciones. Siguiendo una escala de menor a mayor gravedad, se pueden distinguir cuatro niveles:
Leve
En este nivel el retraso cognitivo es mínimo. Se suele detectar una vez que el niño comienza la escuela y manifiesta claras dificultades en el aprendizaje de los contenidos académicos. También destaca como un niño mucho más inmaduro o “infantil” en comparación con sus iguales.
Moderado
Ya, en la etapa previa a la escolarización, el aprendizaje de destrezas preescolares (reconocer colores, las partes del cuerpo…) es muy lento, al igual que el desarrollo del lenguaje. El alumno necesita un largo proceso de aprendizaje para adquirir conductas autónomas y rutinas y sus habilidades de comunicación e interacción son deficitarias.
Grave
Las habilidades comunicativas son muy limitadas. El vocabulario es pobre y utiliza estructuras gramaticales básicas, muy por debajo de su edad cronológica. Necesita ayuda para llevar a cabo rutinas cotidianas, como el vestido, alimentación, higiene, guardar sus materiales escolares…
Profundo
En este nivel de discapacidad cognitiva el alumno es codependiente para realizar cualquier tipo de actividad, incluyendo su cuidado diario. Se comunica con sonidos y gestos, en lugar de palabras; y la pronunciación de estas suele ser ininteligible.
Ideas para abordar la discapacidad cognitiva en el aula
Una de las claves y objetivos de la escuela del siglo XXI debe ser el ofrecer a todos los alumnos las mismas oportunidades y que puedan desarrollarse íntegramente. En el caso de los niños con discapacidad cognitiva es prioritario facilitar la inclusión y la adaptación a la escuela con tres fines: mejorar su bienestar social y emocional, potenciar sus talentos para compensar sus dificultades y cubrir sus necesidades educativas especiales.
¿Cómo se puede trabajar con un niño con discapacidad cognitiva desde el aula? Aquí algunas ideas y sugerencias:
El aula, un ambiente seguro
Crear un ambiente en el aula donde el alumno se sienta seguro, válido y querido.
Para ello, es importante implantar rutinas que ayuden a predecir el ritmo de trabajo.
Interacción con compañeros
Fomentar la interacción con sus compañeros, haciéndole partícipe del trabajo en equipo e ir asignándole pequeñas tareas de responsabilidad que le ayuden a mejorar su autoestima y se sienta tan válido como los demás.
Los apoyos visuales son una gran ayuda
Para trabajar con niños con discapacidad cognitiva es absolutamente necesario hacer uso de los apoyos visuales (imágenes, vídeos…) durante las explicaciones y el aprendizaje de rutinas en el aula.
Modelado e imitación
También se aconseja utilizar técnicas de modelado e imitación a la hora de enseñar nuevas tareas y rutinas. Respecto a las actividades en clase, será necesario que el profesor las divida en procesos más sencillos y vaya guiando paso a paso al alumno en la ejecución.
Entrenar la atención y la memoria
Tomar como prioridad en el trabajo diario del aula potenciar el desarrollo cognitivo del alumno y todos los procesos que intervienen en el aprendizaje: preparar actividades y juegos para entrenar la atención y memoria; estimular el desarrollo del juego simbólico, el aprendizaje de conceptos abstractos… Es imprescindible que el maestro siga las orientaciones del equipo de psicopedagogos que han evaluado al alumno y la adaptación del currículum a la programación del aula.
Autonomía
Enseñar patrones de conducta para adquirir autonomía dentro y fuera del aula: ponerse el abrigo, atarse los zapatos, comer solo… También es importante implementar actividades relacionadas con la educación de las emociones y las habilidades sociales para que el menor aprenda a interactuar de manera idónea con sus compañeros.
Aprendizaje significativo como aliado
Potenciar el aprendizaje significativo, es decir, tratar de que el alumno relacione lo aprendido en el aula a otros contextos de la realidad que le rodea.
Solicitar la colaboración constante de la familia del niño
Por una parte, es clave para fortalecer y dar seguridad a los padres informarles de los avances de su hijo.También se les pondrá al día del trabajo con el niño en clase y proponerles que refuercen estos aprendizajes en casa.
Desarrollo de habilidades comunicativas
En cuanto al desarrollo de las habilidades comunicativas, el maestro y el logopeda deben trabajar en sintonía. El primero, además, debe cuidar la manera de interactuar con el niño, utilizando enunciados sencillos y claros. Es posible que el alumno no comprenda las órdenes grupales. Si es así, a posteriori se dirigirá en exclusiva al estudiante en cuestión para reforzar las explicaciones.
¿En qué áreas se debe incidir para mejorar las destrezas lingüísticas del niño? En la articulación correcta de las palabras, en enriquecer su vocabulario, en la comprensión y, sobre todo, en el lenguaje pragmático, es decir, en cómo debe comunicarse el niño según los diferentes contextos en el que se encuentra.
La formación, clave para la atención de alumnos con discapacidad cognitiva
Por último, cabe señalar el papel fundamental de personal cualificado en Necesidades Educativas Especiales para la atención de los niños con discapacidad cognitiva. Son los docentes expertos en NEE los que hacen real, día a día, la inclusión dentro de los centros educativos.