Ana Gugel
La invasión rusa de Ucrania supone un reto para la educación inclusiva e intercultural. Varios expertos analizaron en UNIR cómo se está desarrollando la acogida de niños ucranianos en los centros escolares.
Desde el inicio de la guerra, las muestras de solidaridad no han cesado, poniéndose en marcha acciones para acoger a la población ucraniana desplazada y buscar su integración. En España, como en otros muchos países, se han promovido medidas como la matriculación y el ingreso de los más jóvenes en el sistema escolar. Este escenario plantea retos y dificultades desde el punto de vista de la educación inclusiva e intercultural, que se debatieron durante una openclass celebrada en UNIR en la que participaron distintos expertos.
En el encuentro, moderado por Elias Said Hung, director del Máster Universitario en Educación Inclusiva e Intercultural de UNIR, se abordaron distintas perspectivas y experiencias sobre cómo se está viviendo la llegada de alumnos ucranianos a nuestras aulas.
Para Said, lo que se vive bajo el drama ucraniano requiere, desde el punto de vista educativo, favorecer una máxima normalización de la vida dentro del aula. Hay que lograr que entre los que llegan y los que ya estaban se establezcan relaciones cimentadas en el respeto y el valor de la diversidad.
Alfons Jurado, profesor del Instituto Torre del Palau en Terrassa, destaca el peso de los componentes emocionales y psicológicos en este proceso. “Estos niños necesitan un tiempo para su adaptación y están viviendo una situación muy dura. Por un lado, tenemos que afrontar la integración social y emocional; y por otro, la dificultad de la lengua. Ayuda la sensibilización de la sociedad, lo que implica mucha empatía por parte de los compañeros que los reciben”.
Jurado subraya también, el desafío que este escenario supone para los profesores y la escasez, en muchas ocasiones, de recursos. Algo que comparte, Evaristo González Prieto, director del mismo instituto. “Cuando hay una falta de recursos, los tenemos que inventar. Siempre con la vista puesta en estos niños que huyen de un drama. Tenemos que centrarnos en las necesidades emocionales y en el reto comunicativo, al no hablar la misma lengua. Además, debemos intentar que no haya elementos que les perturben”.
En este trabajo, González Prieto señala que se está trabajando muy bien en los centros, preocupándose de que estén lo mejor posible. Para Jurado, la situación requiere de los centros escolares y los docentes “ser creativos, preparar aulas de acogida o trabajar con proyectos que generen un vínculo a través del juego, como las parejas lingüísticas. Se necesita profesorado capacitado y adaptado a situaciones nuevas que precisan de diferentes planteamientos y soluciones”.
Ante el escenario que vivimos y la celeridad en la acogida, Roberto Moreno, profesor del Máster Educación Inclusiva e Intercultural online de UNIR, considera necesario “construir puentes y espacios para la educación más allá del sistema educativo. Es esencial abordar el estudio de la lengua, aplicar las tecnologías y darle gran relevancia a la parte social en los menores. Hay que romper las barreras que afectan a la visión del otro”.
Además, Moreno señala el compromiso y la responsabilidad que asume la sociedad civil y los profesionales, así como el papel del Estado en la protección y la atención a los refugiados. Para él, es clave para que el proceso de integración tenga éxito, el apoyo del tercer sector, el conjunto de entidades (asociaciones, fundaciones, ONG, etc.) que no siendo ni públicas, ni teniendo ánimo de lucro, se ocupan de realizar proyectos de acción social.
Precisamente, desde ese tercer sector, César Jimeno, responsable de acción social en Castilla-La Mancha de CaixaBank, resalta el trabajo tan importante que se está haciendo para ello: “A las familias que llegan les buscamos trabajo, casa y les ayudamos en la escolarización. Algunas lo han perdido todo y no volverán a su país; otras, esperan hacerlo lo antes posible. También, les facilitamos clases de español, porque sin eso no hay integración”.
Para Elias Said, es esencial “la normalización de un proceso y trascender la primera reacción, pensando más allá del conflicto ucraniano, porque estas situaciones se repiten, desgraciadamente”. Además, como destacaron todos los ponentes, la educación afronta retos en los que resulta fundamental la capacidad de adaptación y las competencias de aquellos que forman parte del centro escolar. Por ello, titulaciones como el Máster Universitario en Educación Inclusiva e Intercultural de UNIR, ofrecen una formación integral para promover el avance y diseño de planes de atención a la diversidad e inclusión, tanto en ámbitos educativos formales, como en programas de educación no formal (consultoras, fundaciones, ONG…).