Aitor Álvarez
El profesor de UNIR, Aitor Álvarez, explica cómo está cambiando el rol del docente en función de un nuevo proceso de aprendizaje en el que el alumno es el centro.
La educación está en un proceso de profunda transformación. Las necesidades que están surgiendo en el ámbito educativo obligan a los docentes a replantearse nuevas formas de enseñar, adaptadas a la nueva realidad de nuestros alumnos y a su forma de aprender, basándose en las evidencias científicas que nos está aportando el campo de la neurociencia.
Uno de los principales cambios a los que nos estamos enfrentando está relacionado directamente con el nuevo rol del docente y del alumno en el proceso de aprendizaje. Sabemos que cuanto más responsable y protagonista sea el alumno de ese proceso, mejores y más significativos serán sus resultados.
El docente aparece en esta nueva realidad como un guía indispensable que debe ayudar al alumno a desarrollar las competencias necesarias para poder enfrentarse y dar respuesta a las necesidades que irán surgiendo a lo largo de su vida.
El nuevo rol del docente
Las clases magistrales en las que el docente trasmite unidireccionalmente sus conocimientos a los alumnos están desapareciendo en esta situación para darles un papel más autónomo, fomentando el denominado autoaprendizaje.
Cada vez parece más claro que una actitud activa del alumnado fomenta su implicación y mejora la adquisición de conocimientos. Recibir información de forma pasiva conlleva en muchas ocasiones una caída de la atención porque las tareas monótonas aburren al cerebro, que necesita variedad y novedad.
Este cambio no sitúa al docente en una posición de desventaja sino todo lo contrario, su papel se vuelve más relevante, pero le obliga a nuevos aprendizajes y competencias. Y es que debe convertirse en el facilitador que, dominando la materia que imparte, sea capaz de conocer a sus alumnos y, basándose en las características y necesidades de estos, sepa utilizar las dinámicas y metodologías más adecuadas en cada momento, haciendo del aprendizaje algo extraordinariamente agradable y emocionante.
El cerebro necesita emocionarse para aprender y esto solo lo conseguiremos suscitando su deseo.
Los tipos de aprendizaje
El método basado en el autoaprendizaje busca que el alumno adquiera nuevas habilidades y mejore las que ya posee siendo protagonista. Promueve que sea capaz de investigar, discurrir y razonar en búsqueda de respuestas guiadas.
Además de la necesaria ayuda del docente, en el autoaprendizaje es fundamental el contacto con los compañeros, porque se desarrollan habilidades y destrezas muy importantes para otros retos de la vida. Nuestro cerebro es social, y el contacto con los iguales resulta beneficioso pues permite aprender con ellos, y eso favorece un aprendizaje mucho más significativo.
En esta corriente del autoaprendizaje, las preferencias de nuestros alumnos, la alineación con la neuroeducación y la respuesta al cambio, existen varios métodos y metodologías:
- – El aprendizaje basado en proyectos.
- – El trabajo cooperativo.
- – La gamificación.
- – Pickler
- – Paisajes de aprendizaje.
- – Diseño de DUA.
- – Tareas integradas.
Todas estas herramientas fomentan un papel central del alumno en el proceso de aprendizaje, persiguiendo su autonomía en un trabajo coordinado con sus compañeros. Todo ello los motiva y genera deseo de aprender, porque no debemos olvidar que “solo se aprende aquello que emociona”.